Este 15 de febrero ya son 205 años del Congreso de Angostura, fecha en la cual Colombia nace como una federación de naciones, cuya égida es la independencia y soberanía enmarcada en un proceso revolucionario que tuvo como sacrificio el derramamiento de sangre de nuestros hermanos. Y hoy, un grupo de traidores se la está entregando al Imperio gringo bajo el dudoso gobierno de Joe Biden, quien -según el propio Donald Trump- nunca ganó las elecciones norteamericanas en noviembre de 2020.
Actualmente, Venezuela, como instrumento territorial de la antigua Colombia, vive uno de los asedios más perniciosos que se haya desatado contra nación alguna, peor al que vivió nuestro país, a partir del 22 de diciembre de 1902 con el bloqueo naval impuesto por los imperios, británico, alemán y el reino de Italia, con la finalidad de cobrar ilícitamente una deuda contraída por los gobiernos oligárquicos que diezmaron la economía venezolana durante el siglo 19.
El hostigamiento que sufre nuestra patria en la actualidad, va desde el bloqueo de más de 22 mil millones de dólares, por las sanciones unilaterales promovidas por el gobierno de Estados Unidos con la complicidad de la Unión Europea y el apoyo de algunos países latinoamericanos. Además de una lista de agresiones delictivas aplicadas por más de una década desde Estados Unidos que incluyen: el secuestro de activos, como la empresa Citgo, y la ejecución de más de 930 sanciones ilegales, en complicidad con la extrema derecha opositora, agentes directos del imperio norteamericano. El despojo del oro por parte de Inglaterra, el pillaje judicial descarado de la aeronave Boeing 747-300, perteneciente a la Empresa de Transporte Aerocargos del Sur (Emtrasur S.A.), luego de la confabulación entre los gobiernos de Estados Unidos y de Argentina.
Pero no solo ha bastado ese cerco, sino que ahora medios nacionales e internacionales realizan una campaña mediática, cuestionando la aplicación de la justicia venezolana por hechos conspirativos. Esto, con el fin de menoscabar las investigaciones que realizan los órganos jurisdiccionales, para generar impunidad y deslegitimar las acciones que realizan las instituciones venezolanas para combatir la violencia y el terrorismo.
Hoy, gobiernos como el peruano pretende dar cátedra sobre derechos humanos a Venezuela, cuando tiene en su haber más de 60 muertos por armas de fuego y el cometimiento de torturas durante las manifestaciones, luego del golpe de estado propinado contra el presidente Pedro Castillo, hechos encabezados por la dictadora Dina Boluarte y los miembros del Congreso, quienes aprobaron el ingreso de militares norteamericanos con armas de guerra para realizar entrenamiento a las Fuerzas Armadas peruanas, en una clara violación a la soberanía e independencia de esa nación. Igual como acaba de hacerlo Daniel Noboa, ciudadano norteamericano nacido en Miami el 30 de noviembre de 1987, presidente de Ecuador quien autorizó, junto con la Corte Constitucional, el ingreso del Comando Sur a ese territorio, para que actúen como Pedro por su casa. Cómo estarán retorciéndose en sus tumbas el Libertador Simón Bolívar y el Gran Mariscal de Ayacucho, Antonio José de Sucre, dos venezolanos que dieron la independencia y la libertad a ambas naciones.
Hoy reafirmamos, a 205 años del Congreso de Angostura, que Venezuela es una patria soberana e independiente. Nada ni nadie nos sacará de nuestra ruta libertaria, tal como lo dijo el General Simón Bolívar al término de su discurso: El Congreso de Venezuela está instalado; en él reside desde este momento la soberanía nacional: mi espada y las de mis ínclitos compañeros de armas están siempre prontas a sostener su augusta autoridad.
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William Gómez García Venezolano, periodista
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