De acuerdo con el Estudio Económico de América Latina y el Caribe 2023 de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), la caída tanto de la actividad económica como del comercio global siguen evidenciando el impacto persistente que los choques negativos en los últimos tres años han tenido en la economía mundial. Aproximadamente tres mil millones de habitantes del mundo subsisten con menos de 6.85 dólares al día.
En lo que respecta a América Latina y el Caribe, el escenario no varía mucho, ya que en los primeros tres meses del año no solo se confirmó la desaceleración de la actividad económica en términos anuales, sino que se experimenta un estancamiento del Producto Interno Bruto (PIB) regional. El sector externo tampoco ha contribuido al crecimiento del PIB, debido a la ralentización no solo de las exportaciones, sino también de las importaciones.
El consumo total se contrajo, así como la caída del poder adquisitivo de los salarios reales y de la tasa de desocupación regional que en el primer trimestre de 2023 registró un 6.8%, en un 1.5% respecto al primer trimestre de 2022. A la disminución del empleo se le agrega una política monetaria restrictiva y con menor acceso al crédito. De acuerdo con el citado informe: “uno de los grupos más afectados por la pandemia fue el de las mujeres, sobre las que recae el grueso de las actividades asociadas al cuidado de niños, personas mayores y enfermos (…) Una situación similar acontece con la tasa de desocupación, que en el primer trimestre de 2023 mantuvo la tendencia a la baja tanto en el caso de los hombres como de las mujeres; sin embargo, la de las mujeres disminuyó a un mayor ritmo, de 1.6 puntos porcentuales, frente a 1.2 puntos porcentuales en el caso de los hombres. Pese a este comportamiento, persiste una brecha de más de 2.0 puntos porcentuales entre las tasas de desocupación de hombres y mujeres”.
En lo que respecta a la inflación, el desenvolvimiento de la Región opera de manera concomitante con la dinámica de la economía mundial: desde el año 2000 experimentó una tendencia a la baja, pero «desde mayo de 2020 hasta junio de 2022» su crecimiento se aceleró de forma sostenida, con un valor interanual regional de 9.7%, «el mayor valor registrado desde 2005». Las consecuencias socioeconómicas del Covid-19 y el incremento de los precios de los alimentos y combustibles resultado del conflicto entre la Federación de Rusia y Ucrania generaron un nuevo impulso a la inflación en las economías de América Latina y el Caribe.
A pesar de que en los primeros meses de 2023 se observó una tendencia a la baja de la inflación regional, “es muy probable que al cierre de este año y durante el 2024 esta se mantenga por arriba del promedio del 4.3% registrado en el quinquenio 2015-2019”, señala Cepal. Sin embargo, los fenómenos relacionados con la crisis climática, así como la suspensión del acuerdo entre la Federación de Rusia y Ucrania para el comercio de granos en el mercado internacional, reflejan incertidumbre en cuanto a la trayectoria de los precios de los alimentos incluso riesgos en cuanto a su provisión.
La Cepal afirma que la desaceleración de la economía regional ha sido generalizada: 13 de los 16 países que presentan indicadores de actividad para el primer trimestre de 2023 muestran retrocesos en su dinámica de crecimiento. Después de la recuperación del Covid-19 la economía regional volvió a registrar una drástica caída en 2022 hasta ubicarse en 3.5%.
Las proyecciones para el cierre de este año es que el PIB de la Región alcance entre 1.7% y 2.0% en un escenario positivo; mientras que, en un escenario negativo, el crecimiento sería solo de 1.5%, en tanto que la proyección para 2024 apunta una contracción del PIB con solo 0.5%. (Gráfico 1). Estas cifras muestran que América Latina y el Caribe experimentará un crecimiento menor con relación a otras regiones del mundo.
Gráfica 1. América Latina y el Caribe, variación porcentual del PIB real (2020-2024)
Fuente: Cepal (2023).
Aunado a un panorama económico complicado, la Región se enfrenta al brutal avance de las ultraderechas “radicales” y “liberalizadoras” –contención a los movimientos sociales, restricciones comerciales, sabotajes a gobiernos electos democráticamente, personajes que asumen abiertamente la defensa de la propiedad privada y del capital, organismos que aceleran la inflación, etcétera–, que han puesto en riesgo inminente los avances sociales que en los últimos tiempos alcanzaron los progresismos latinoamericano y caribeño.
América Latina y el Caribe se encuentran en una nueva encrucijada, considerando también la nueva relación triangular con China y los Estados Unidos, donde el último país exige exclusividad y sometimiento. La Región deberá abrir escenarios que le permitan dar respuestas a la contraofensiva del Norte y buscar el fortalecimiento de las relaciones con los países emergentes y principalmente restablecer las condiciones para la integración regional.
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Ximena Roncal Vattuone Mexicana, doctora en Economía Política del Desarrollo
