Por Sebastián López
Si es que vieron la película Vengadores: Infinity War, con seguridad (al igual que yo) tienen un montón de teorías de lo que ocurrirá en las siguientes entregas.
Este fenómeno taquillero es una de las producciones más caras de la historia, y a la vez la cinta que más rápido alcanzó el milésimo millón de dólares: en tan sólo 11 días.
Se puede apreciar con notoriedad que aprovecharon la típica fórmula hollywoodense empleada en las películas de acción: algo de humor, efectos grandilocuentes, peleas, un abuso de los CGI (Computer-generated imagery), entre otras.
Vengadores es un producto para un cliente recurrente, que ha visto todas y cada una de las películas del universo Marvel. En correspondencia, resulta excluyente para quien desconoce la saga.
Lo que tenemos frente a nosotros, son básicamente recortes de las anteriores películas, procurando que cada personaje tenga su momento de pantalla. De hecho, no sé si se podría considerar una película como tal y no más bien una exposición de superhéroes que ya se ganaron al público en ediciones pasadas. Es que Vengadores se sostiene conactores y personajes carismáticos, efectos increíbles y muy bien realizados. Pero uno necesita más que eso.
Aunque esta superproducción cinematográfica constituye una macro-saga, no les interesa a los realizadores, en esta ocasión, profundizar en los personajes, porque ya se los expuso inicialmente. Ningún héroe (ni villano) luce un cambio sustantivo; ninguno tiene un desarrollo de personaje.
De este modo, hay vacíos argumentales, personajes que se justifican porque aparecieron en las entregas precedentes, sin que todos tengan una razón o motivación que ayude a avanzar la película. Esto sin considerar que se engañó al público al decir que este sería el final de los Vengadores. Ya que es lógico pensar que vendrán como mínimo dos producciones más, llamadas a agigantar el ya enorme universo cinematográfico Marvel. El hecho de que éstos tengan confirmadas varias otras películas por ser estrenadas en un futuro mediato, le quita todo el peso dramático a lo que ocurre al final del filme.
Hay que decirlo: todo cine es político. Las películas de desastres pretenden mostrar el poderío de cierta nación para elevarse sobre las adversidades; las de invasiones suelen ofrecer pretextos para justificar la carrera armamentista; y las de superhéroes nos exhiben semidioses que vendrían a representar el ideal del humano o ciudadano estadounidense –como en este caso–. Muchas de esas personificaciones responden al cómo ellos se ven y esperan que el mundo los vea: como superhumanos.
Sin embargo, es justo agregar que a veces lo taquillero, lo popular y lo que tiene más marketing, es divertido. Claro, Vengadores no es recomendable para cinéfilos. Es una película que se debe ver con la intención de pasar el rato.
¿Se puede disfrutar esta obra? Sí. Es un espectáculo visual en el que se juega con personajes tan conocidos y queridos, por los que se guarda tanto cariño –al concepto y a la franquicia–, que finalmente los espectadores y público objetivo en verdad sienten que vivieron una experiencia única, un cambio en el universo de Marvel.
Por último, a veces hay que dejar de lado esa actitud esnob y aprender a disfrutar de películas fáciles de digerir, donde la acción es el elemento principal. Nunca hay que perder la capacidad de asombro.
Ficha técnica:
– Director: Anthony y Joe Russo.
– Guion: Christopher Markus y Stephen McFeely.
– Producción: Kevin Feige.
– Fotografía: Trente Opaloch.
– Música: Alan Silvestri.
– Género: Acción, fantasía y ciencia ficción.
– Duración: 148 minutos.
– Año de estreno: 2018.
-Basada en Los vengadores, de Stan Lee y Jack Kirby.