Ayer, 25 de noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, se realizaron manifestaciones en todo el mundo, pues esta no es solo una fecha conmemorativa, sino un grito urgente de justicia y transformación. En este contexto, el presidente boliviano Luis Arce reconoció una verdad dolorosa: “El Estado tiene una deuda histórica con las mujeres que luchan por una vida sin violencia”. Este mensaje, emitido a través de redes sociales, no solo reconoce la magnitud del problema, sino que también interpela a toda la sociedad para ser parte activa en su solución de manera urgente.
La violencia contra las mujeres es una herida abierta en Bolivia. Entre el 1 de enero y el 20 de noviembre de 2023, 78 mujeres perdieron la vida víctimas de feminicidio, una realidad devastadora que no solo afecta a las familias directamente involucradas, sino que refleja profundas fallas estructurales y el fracaso de las campañas de concientización. Además, en lo que va del año, se han registrado más de 45 mil casos de violencia relacionados con la Ley Nº 348, que busca garantizar a las mujeres una vida libre de violencia. Estas cifras, más que números, son historias de dolor y lucha que claman por un cambio real, hay victimas colaterales como los huérfanos y padres que han perdido a sus hijas asesinadas.
El reconocimiento del Mandatario es solo un paso inicial hacia la reflexión y acción que esta problemática exige. Las palabras de, Luis Arce, instan a la construcción de un futuro donde el respeto, la igualdad y la justicia sean derechos garantizados para todas las mujeres. Pero, ¿Cómo saldar esta deuda histórica? una de las respuestas más importantes, está en el compromiso colectivo: desde la implementación de políticas efectivas hasta la transformación de imaginarios patriarcales de poder traducidos en actitudes y comportamientos, estos cambios han de ser a nivel comunitario, sin exclusiones.
Es urgente que el Estado, como principal garante de los derechos humanos, fortalezca sus mecanismos de prevención, protección y sanción. Pero esta tarea no es exclusiva de las instituciones. Familias, escuelas, comunidades y organizaciones sociales deben ser parte activa en la lucha por erradicar las diversas formas de violencia que enfrentan las mujeres en el país y en el mundo.
Políticas con enfoque de género
Iniciativas como el encuentro organizado por la Cancillería, bajo el título “Hacia la elaboración de un plan de acción nacional sobre mujeres, paz y seguridad en Bolivia”, son pasos importantes para avanzar hacia una sociedad distinta, pero se requiere praxis. Un plan detallado que integre a todo el país en la búsqueda de una salida y terminar con la violencia internalizada en las y los ciudadanos y que se ha replicado también en el exterior con casos protagonizados por migrantes.
AL respecto, la ministra Celinda Sosa Lunda destacó la necesidad de una política exterior despatriarcalizadora y descolonizadora, una visión que no solo aborde la violencia, sino que también promueva la igualdad de género de manera transversal en todos los ámbitos de la sociedad.
Datos alarmantes
Santa Cruz lidera los casos de violencia con 15 mil 780, seguido de La Paz y Cochabamba. Estas cifras no solo reflejan la magnitud del problema, sino también la necesidad de una respuesta inmediata y efectiva. La prevalencia de delitos como la violencia familiar o doméstica, con más de 33 mil casos reportados, subraya la urgencia de fortalecer campañas de prevención y educación en todos los niveles.
¿Cómo construir un futuro sin violencia?
Reconocer la deuda histórica es un primer paso, pero está lejos de ser suficiente. La eliminación de la violencia contra la mujer requiere transformaciones profundas en las estructuras sociales, culturales y legales. Este cambio debe nacer de la voluntad política, pero también demanda el compromiso activo de cada ciudadano y ciudadana. Es una lucha que exige valentía, empatía, y el rechazo a la indiferencia, acompañado de acciones concretas. Es fundamental diseñar planes efectivos que se implementen y fomenten la participación activa de todos los sectores de la sociedad, involucrando instancias educativas, juntas vecinales, comunidades y otros espacios colectivos. Nadie puede ser indiferente a este grave problema diario, que el 25 de noviembre se recalca.
En este Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, recordemos que cada vida perdida, cada mujer silenciada, nos interpela como sociedad. Que este día no sea solo una fecha en el calendario, sino un punto de inflexión para construir un futuro donde las mujeres vivan libres de miedo, y donde la igualdad y el respeto sean la norma, no la excepción. La deuda histórica con las mujeres bolivianas, trabajadoras, madres, que cumplen múltiples tareas aportando a la sociedad, debe saldarse y promoverse la con justicia, además con reconocimiento y con un compromiso real de cambio.
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Cris González Directora