Ecuador con metástasis estructural y narcoEstado fallido al estilo Plan Cóndor 2.0

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Durante el siglo XX Ecuador fue parte del área de influencia del extinto Plan Cóndor del Cono Sur, específicamente a finales de la década de los años 70, que estuvo azotada por diferentes regímenes militares que transgredieron la democracia, en los que se cometieron terribles violaciones de Derechos Humanos salpicados de una masacre obrera denominada de Aztra, en donde la Agencia Central de Inteligencia (CIA) copta a  dirigentes de las juventudes y los convierte en informantes y operadores  de su perversa agenda imperialista.

Posteriormente surgen regímenes que dan paso a sucesivas elecciones presidenciales de varios regímenes en los que se imprime un neoliberalismo de corte autoritario, caracterizado por un conjunto de acciones de tinte neofascista, así como el surgimiento de unidades represivas policiales  como el denominado SIC10 que significaron el exterminio de jóvenes de la organización Alfaro Vive Carajo (AVC), la desaparición de los hermanos Restrepo, sucesivos crímenes cometidos por la Policía y Fuerzas Armadas, como fue el caso específico de Consuelo Benavides. La tortura, desaparición forzada, juzgamientos extrajudiciales fueron parte de la agenda y manual imperialista.

El siglo XXI irrumpe con un régimen de ultraderecha que implantó la dolarización, que tuvo profundos impactos socioeconómicos, políticos, culturales, con cerca de cuatro millones de ecuatorianos/as  que fueron parte de una inmensa oleada de migración y que dio paso a sucesivos levantamientos sociales populares con cinco presidentes en una década, los que provocaron el surgimiento de enormes brechas de pobreza multidimensional y la profundización de las contradicciones en la lucha de clases, que sigue vigente.

En la primera década del siglo emerge la Revolución Ciudadana con un candidato presidencial que fue considerado un outsider y que gobernó durante una década, que puso el Estado al servicio de las clases subalternas y de los sectores populares que la oligarquía y partidocracia los denominó cinturones de miseria. Vino un régimen de logros muy concretos en donde Ecuador y su economía tuvo como columna vertebral a los seres humanos, surgió una nueva Constitución como expresión y resultado del poder constituyente  y de un régimen  al servicio del pueblo.

No en vano organismos internacionales como Comisión Económica para América Latina (Cepal) y otros reconocieron que el Ecuador había crecido económicamente por encima del de la región latinoamericana, casi duplicándolo. Fue el segundo país más seguro de la Región, con las mejores carreteras, concomitante se transforma el sistema educativo, de la salud, es decir, se construye una gran infraestructura social y física, mediante escuelas y hospitales; se rotura las asimetrías e inequidades y el tablero político de las oligarquías, partidocracia, evidencia una crisis del modelo, porque el Estado comienza a edificar e invertir, sensibilizar y concienciar que el Estado garantista de derechos le pertenece al pueblo.

Surge una auditoría de la deuda externa y se evidencia que esta se estaba volviendo eterna, que además permitió la concentración de riqueza en pocas manos; similarmente permitió la compra de bonos de deuda externa como fueron los bonos globales 2020, 2022, que ahorró cientos de millones de dólares para construir justicia social .

Ergo, la injustica e inequidad y las asimetrías fueron lentamente extirpadas porque se impulsó la economía social y solidaria, se construyeron grandes proyectos hidroeléctricos que en seis años y meses de dos regímenes neofascistas no solamente que precarizaron los derechos fundamentales del pueblo ecuatoriano, sino que han permitido el crecimiento de Grupos de Delincuencia Organizada(GDO), violencia criminal, masacres carcelarias, femicidios, transfemicidios, existen datas e indicadores que dan cuenta de lo expresado.

Empero, por odio a una organización política se desata una agenda de persecución política selectiva, se proscribe políticamente al líder de mencionada organización y entra en auge el Lawfare con las fake news.

Los regímenes de los expresidentes Lenín Moreno y Guillermo Lasso pasarán a los anales de la historia como los más nefastos y de un tinte neofascista, en donde hubo dos levantamientos sociales populares que provocaron una terrible violación de Derechos Humanos, con varias víctimas mortales, pérdida de glóbulos oculares, persecución , juzgamientos extrajudiciales, encarcelamiento arbitrario y violatorio del Defensor del Pueblo, por canalizar la defensa de Derechos Humanos y denunciar que se pretendía dejar en la impunidad. Sendos informes de observadores de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) concluyeron que hubo un excesivo uso de la fuerza por parte de la Policía y las Fuerzas Armadas, que implementaron manuales de procesos represivos aplicados en Chile durante el estallido social.

Cebe destacar la desinstitucionalización del Estado, fundamentalmente de la seguridad: se elimina los ministerios coordinadores, de la salud, educación, seguridad social, y las pretensiones alevosas de dejar en la impunidad el cometimiento de diferentes tipos de delitos contemplados en el Código Orgánico Integral Penal(COIP), el que se ha vuelto multifuncional, pero para realizar una persecución política selectiva de adversarios políticos que no responden a los intereses particulares y corporativos de las oligarquías y ultraderechas que tuvieron su mejor bonaza económica y concentración de riqueza durante la pandemia y postpandemia del Covid-19, así como los coletazos de la subversión política e ideológica del gobierno federal estadounidense con una descarada intervención del agencismo yanqui  a través, de la CIA, Alianza para el Progreso (Usaid), la NED y toda una amalgama institucional presente en la Región para seguir cometiendo asedio e injerencia en contra de gobiernos que hacen uso del principio fundacional contemplado en la Carta de las Naciones Unidas, como es la libre autodeterminación de los pueblos. Cuba, Nicaragua y Venezuela son objeto y amenaza inusual en la agenda de subversión estadounidense por mencionar un bloqueo calificado como crimen de lesa humanidad, que durante más de 60 años viene golpeando los derechos fundamentales y humanos del pueblo cubano, sumadas las medidas coercitivas unilaterales, órdenes ejecutivas y recurrentes intentos por cometer sabotaje a una revolución que también le pertenece a los pueblos latinoamericanos. Empero, Cuba lleva solidaridad al mundo a través de sus brigadas médicas como la Henry Reeve y otras misiones educativas, científicas y culturales; para colmo la han rotulado a la hermana mayor de las Antillas como patrocinadora de acciones terroristas.

Entonces preguntamos: ¿acaso no es terrorista un país que tiene el poder de veto en las resoluciones del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidad que condena el genocidio y exterminio de la niñez, de mujeres y hombres en Palestina por acciones nefastas y demenciales del ejército sionista? De qué Derechos Humanos y democracia se permite hablar el Consenso de Washington y su decadente establecimiento en donde cada vez es más boyante la concentración de riqueza de los complejos militares, industriales y financieros, que producen armas para destruir la paz de los pueblos de la aldea global que tanto es requerida y abre conflictos como estrategia geopolítica de mantener un orden unipolar insensible, injusto e inhumano.

Entonces  es pertinente decir que el Plan Cóndor 2.0 ha vuelto con mayor fuerza reconfigurado, reconstituido para imprimir la agenda de subversión política, misma que ya no es canalizada y conducida por dictaduras cívico-militares, sino por aparentes democracias con regímenes de neoliberalismo autoritario libertario para transgredir y boicotear a una segunda oleada progresista de diferentes matices políticos e ideológicos que tiene como objetivo la integración, solidaridad, cooperación y una columna vertebral sustentada en la paz, en el desarrollo armónico, holístico e integral, en la cooperación, la ciencia, salud, educación, el combate a las brechas tecnológicas y el cambio climático, es decir, la sostenibilidad, remediación y conservación de los diferentes ecosistemas, el uso de energías limpias y disminución del calentamiento global, así como el cambio de la matriz productiva y la soberanía alimentaria, la sustitución de una matriz energética basada en gas, petróleo, provenientes de hidrocarburos y fósiles altamente contaminantes, por el uso y sustitución de energías limpias como es el litio, energía fotovoltaica, eólica, hidroeléctricas. Por lo tanto, la integración con miradas desde el Sur, desde las racionalidades socioculturales de nuestros pueblos originarios, sus saberes, oralidades, cosmovisiones, para el Sur Global otra humanidad es posible.

A partir de la Cumbre Continental de Seguridad realizada en Quito, en 2022, que tuvo la   directa participación de la generala Laura Richardson, comandante en Jefe del Comando Sur de loa Estados Unidos, el Director General del Buró Federal de Investigaciones (FBI),  y otras autoridades y delegados de la Unión Europea (UE), así como del Estado Sionistas de Israel,  a través del Mossad, la arena política del Ecuador cambió radicalmente, ya que se cumple a rajatabla una agenda de subversión política e ideológica orquestada desde el gobierno federal estadounidense, el Departamento de Estado, el Pentágono y el gran enracimado de sus agencias; además de la presencia y participación de otros países de la región latinoamericana a través de sus ministros de defensa. Entonces el mapa de seguridad cambió abruptamente y empezó a profundizarse  el bloque de poder de neoliberalismo autoritario, libertario negacionista de derechos, con achicamiento del Estado de Bienestar,  la implementación  de la teoría del  derecho penal del enemigo, conocida popularmente como del enemigo público o interno como son las organizaciones sociales y populares, pueblos originarios y luchadores/as sociales, que desnudan a la lucha de clases en la disputa por la construcción de sociedades con justicia social, es decir, se constituyen en una gran amenaza para los intereses de la estructura oligárquica corporativa, política e imperialista, que maximiza y concentra riqueza en base a la recurrente transgresión y vulneración de los derechos fundamentales y humanos, en disputa por el establecimiento que mantiene regímenes autoritarios que han terminado siendo atrapados por la violencia criminal y un depredador modelo de capitalismo salvaje que reproduce la metástasis sistemática y estructural de un sistema que lentamente se va haciendo trizas por las recurrentes crisis, que  se vuelve más peligroso porque puede terminar destruyendo el derecho soberano de construir sociedades justas, equitativas, solidarias, sin el velo de impunidad  en la lucha contra las abundantes asimetrías que son las que animan a los pueblos a desenmascarar el voraz apetito concentrado en los recursos naturales energéticos como es el gas y petróleo y otros recursos de minería metálica, no metálica, así como el triángulo del litio y las abundantes reservas de agua dulce, que le dan a nuestra América una identidad sociopolítica y sociocultural en una aldea mundial en donde quepamos todas y todos.

Esta es una batalla de las ideas antihegemónica y antiimperialista que tiene como colofón el voraz apetito imperialista de violar los derechos del pueblo latinoamericano.

Estamos en un momento inicial, pero sí, empezaron a conformar un Plan Cóndor 2.0. Ya no con dictaduras y sí con democracias. Entonces lo están maquillando todo con la pintura de los sistemas judiciales, como acontece en Ecuador, país que es penetrado por la subversión política, pero no en vano la formación que han recibido los poderes judiciales de América Latina fueron cursos de especialización en los Estados Unidos.

Ecuador hace más de seis años viene convertido en la columna vertebral del Plan Cóndor 2.0, tiene sus antecedentes en la Cumbre Continental de Seguridad en la cual se trazó la agenda estratégica para toda la región de nuestra América, se enlistó a Cuba, Nicaragua, Venezuela bolivariana, a las que había que imprimir una mayor penetración de subversión política e ideológica mediante acciones y sabotaje a través de las redes sociales, activación de mercenarios y toda una red de oenegés y agencias financiadas por Usaid, NED, y otras que se encubren en la aparente defensa de los Derechos Humanos pero desde las ópticas y subjetividades políticas del Pentágono, el Departamento de Estado y sus tradicionales agencias como la CIA, otras de clara identidad con el ambientalismo, ecologismo, animalismo y de las sexo diversidades, que terminan atrapando a la generación denominada de cristal, centenials, milenials, que muchas veces rayan en la antipolítica o el neoliberalismo autoritario, que cada vez emerge con más fuerza en democracias que otrora se caracterizaron por profundos cambios sociales y el impulso y participación del poder ciudadano y una fuerte corriente de neoliberalismo autoritario con profundas dosis de neofascismo, criminalización de la protesta social, reactivación de la persecución política selectiva, así como la reactivación del Lawfare y fake news con una clara intencionalidad de neutralizar a una organización política en pleno umbral de un nuevo proceso de proselitismo político electoral.

Ergo, constantemente nos preguntamos. ¿En Ecuador hay democracia? La respuesta es no, solo elecciones, que han sido ganadas por el bloque de poder que continúa anclado en Carondelet lamentando y cayendo en la inercia, o cerrando sus ojos frente al desmadre de violencia e inseguridad que carcome los cimientos y paz ausente que tanto necesita el pueblo ecuatoriano. Por ahora la disputa de las oligarquías y la partidocracia es  la justicia, a fin de continuar desestabilizando lo poco de justicia que queda en el país.

Los laboratorios de inteligencia y tanques de pensamiento del imperialismo estadounidense han convertido al Ecuador en la columna vertebral del refuncionalizado Plan Cóndor que lo denominamos 2.0 como resultado y expresión de la aplicación en la región latinoamericana de una agenda que significa erosionar los derechos fundamentales y humanos del pueblo ecuatoriano de conformidad  a una estrategia que geopolíticamente significa el ensayo en la Región para sabotear y boicotear a la segunda oleada progresista que tiene diferentes matices políticos.

Dos regímenes de expresidentes: Lenpin Moreno y Guillermo Lasso, cumplieron a rajatabla el manual y agenda estadounidense del Lawfare y fake news. La pandemia y postpandemia sanitaria roturó una de injusticia social y terminó concentrando riqueza en castas de poder corporativas y familiares.

Moreno y Lasso son la expresión más inacabada de un neoliberalismo autoritario y neofascista, sumisión y subordinación al gobierno federal estadounidense, con terribles violaciones de derechos fundamentales y humanos del pueblo ecuatoriano, en donde los luchadores sociales han terminado  criminalizados y encarcelados mediante fraudes procesales y falsos elementos de convicción que mantienen a jóvenes por el mero hecho de levantar su voz y ejercer el derecho constitucional de caminar tejiendo justicia social en territorios y circunscripciones geográficas territoriales excluidas de las necesidades básicas, el empleo, una vida digna y una canasta familiar que evidencia una ausencia total de la soberanía alimentaria.

Entonces las organizaciones sociales y populares, las otredades socioculturales y sexogenéricas, han sido convertidas en el enemigo interno a reprimir.

En 2018 comienza un nefasto proceso de ruptura y erosión de la denominada década del Estado de Bienestar con la presencia de Lenín Moreno, cuyo régimen se caracterizó por algunas metástasis que significaron la recurrente vulneración de derechos fundamentales y humanos del pueblo ecuatoriano.

Una consulta al parecer popular inició la desinstitucionalización que golpeó las raíces y estructuras de la justicia social que empezaba a transformar la injusticia e inequidad por justicia social, es decir, el Estado al servicio de las grandes mayorías históricamente excluidas y condenadas a convertirse en los cinturones de miseria de pobreza multidimensional que desnuda una abierta lucha de clases con la implementación de la teoría penal del enemigo interno y la criminalización de la protesta social y popular.

El gobierno federal estadounidense al parecer traza la agenda política a través del embajador norteamericano, que ha manifestado que las redes del narcotráfico se han tomado inclusive el deporte sin que haya la argumentación y canalización de la denuncia a la Fiscalía General del Estado, que presumimos actúa con una justicia selectiva o a la carta invisibilizando casos que han traspasado el ámbito nacional para rayar en la impunidad y en la ignominia total, mientras se disminuyó el presupuesto en el ejercicio de los derechos sociales como son salud, educación, seguridad integral, que han terminado convirtiendo al Ecuador en uno de los más violentos e inseguros no solamente de la Región, sino además posicionado a ciudades como Durán, Guayaquil, Esmeraldas, entre las más violentas del mundo.

Todo esto responde al neoliberalismo autoritario y la bonanza del capitalismo salvaje que concentra y acumula riqueza en pocas manos, es decir, de una oligarquía neofascista que miró al país como un gran banco al que había que extraer riqueza mediante el capital rentista y especulativo que ha terminado destruyendo los logros de desarrollo y crecimiento socioeconómico, político, infraestructura física y social, en donde el país fue el segundo más seguro de Latinoamérica.

Hoy es el resultado, sumatoria y acumulado del narcotráfico, la delincuencia organizada.

Ecuador ahora despierta dando continuidad a un narcoEstado fallido con desinstitucionalización y penetración de la violencia e inseguridad en las instituciones llamadas a ejercer el monopolio de la fuerza, atrapadas por el crimen organizado y las mafias del narcotráfico de diferente modalidad.

El libreto del Lawfare y fake news nuevamente es reactivado con mayor fuerza por la Fiscalía General del Estado, al parecer  está cubierta por una enorme nube de opacidad y de humo como denomina un refrán popular para actuar y activar la persecución política selectiva en contra del exvicepresidente Jorge Glas Espinel, sobre el que ha comenzado una especie de cacería de brujas, que invisibilizan casos mucho más graves que duermen en la impunidad, por mencionar: León de Troya, Gran Padrino, Inapapers, Panamápapers, en donde se presume se encuentran personas del entorno político y familiar del expresidente Guillermo Lasso que salpican a los regímenes de Moreno-Lasso.

En contexto de un nuevo escenario electoral emerge la Fiscal General del Estado, emprende con la aplicación de una agenda con estricto favoritismo a los intereses de la Fiscal, en donde subyacen claros intereses políticos electorales.

El embajador estadounidense se ha convertido en un actor político, si tiene vestigios y evidencias de delincuencia organizada y narcogenerales debería acudir a esa instancia mediante la cooperación eficaz y desnudar todo un entramado de narcogenerales, penetración y lavado de dinero en el sistema financiero.

Ha generado una gran conmoción en la estructura massmediática corporativa que habla del lavado de dinero en bancos, caso León de Troya, al parecer deja mucho que pensar, muchas suspicacias. Las subjetividades siguen penetrando a la fuerza pública, mientras un joven presidente aún no evidencia la aplicación de su denominado Plan Fénix. Se está naturalizando la violación del Estado de Derecho, la inseguridad y violencia campean libremente.

No se ve absolutamente nada al final del túnel, mientras tanto la guerra cognitiva, la pobreza de más de seis millones de ecuatorianos/as, demandan salir de la inseguridad, de la pobreza, del desempleo, de los femicidios, de la prisión de presos políticos con la construcción de un andamiaje de testigos falsos positivos. El pueblo demanda acciones urgentes para paliar la desinversión presupuestaria en salud, educación, seguridad social.

El manual y agenda de guerra total a la violencia organizada y el narcotráfico no es la solución, ya otro país vecino implementó durante 75 años misma guerra y terminó desangrando los derechos fundamentales, generando masivos desplazamientos humanos, migración, millones de exiliados y refugiados políticos.

En Ecuador están reproduciendo y reconfigurando un perverso proyecto piloto made in USA, cuyo fin y objetivo en mente es la trasgresión, asedio e injerencia de la subversión política e ideológica en contra de los pueblos y gobiernos con libre autodeterminación que no responden al consenso y establecimiento de Washington.

Ecuador es un país muy pequeño, pero muy estratégico para los intereses geopolíticos del gobierno federal estadounidense, con puertos de los que salen los alcaloides para los Estados Unidos y Europa. Nuevamente surgen casos como la metástasis que desnuda algunas redes de corrupción institucional que involucran a narcogenerales, jueces de cortes provinciales y de nivel nacional. Existe contaminación en las aduanas y es un entorno articulado al expresidente Guillermo Lasso y su hermano político.

La disputa entre la Fiscalía y Consejo Nacional de la Judicatura evidencia claros intereses políticos de dejar fuera de la palestra política electoral a la Revolución Ciudadana, tomarse el Consejo de la Judicatura, nombrar jueces que respondan a las lógicas y dialécticas de una oligarquía y todo su andamiaje neofascista e imperialista, concomitante continuar con la persecución política selectiva, desatar el odio, Lawfare, fake news.

Preguntamos: ¿cuándo se detendrá la enorme ola de migración criminalizada? ¿Por qué se archivó el caso León de Troya? ¿Acaso por estar involucrado el hermano político del expresidente Guillermo Lasso?

Hay que actuar en justicia y derecho, perseguir delitos y no opositores y adversarios políticos. Se quiere impedir que vuelva una organización política que generó el Estado de Bienestar, de justica social y de derechos.

Impunidad, injusticia, violencia e inseguridad son la punta de lanza del neoliberalismo autoritario que está naturalizando el crimen como un hecho cotidiano y a la guerra cognitiva, el miedo, a un país en donde la injusticia es un ecosistema que cumple a rajatabla una permanente agenda neofascista que tiene su más nefasta y neofascista expresión en el Estado fallido atrapado por las estructuras de la narcopolítica, en donde el pueblo y las otredades políticas se han convertido en el enemigo interno y público a reprimir con una fuerza pública contaminada por las estructuras de delincuencia organizada y el narcotráfico que tiene un interés específico en el control de la justicia para satisfacer los intereses oligárquico-imperialistas mediante el Estado fallido.

Por ahora el pueblo ha sido convertido en el enemigo interno.

Empero, abrigamos la esperanza que volverá a levantar su voz y calentar las calles en la búsqueda de justicia social, ya que los derechos se conquistan para construir justicia social para todas y todos.

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Luis Ernesto Guerra Ecuatoriano, abogado especialista en Derechos Humanos

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