A continuación compartimos, para la reflexión, la segunda parte del diálogo que sostuvimos con el sociólogo puertorriqueño Ramón Grosfoguel, quien hace parte del Grupo modernidad/colonialidad (Grupo M/C) de la Universidad de California en Berkeley, Estados Unidos. El análisis se enfoca en América Latina y el Caribe y su situación geoestratégica para el imperialismo norteamericano.
Tiempo atrás Kenia envió tropas a Haití para cumplir labores de “pacificación”, ¿por qué un país africano viene a este lado del mundo con tal misión?
Porque Estados Unidos está outsourcing (tercerizado), como se dice en el lenguaje de las transnacionales. La dominación imperialista sobre Haití ha determinado que en lugar de mandar tropas norteamericanas es mejor pagar a Kenia como una especie de ejército de mercenarios para hacer el trabajo que los yanquis quieren que se realice allí. Desean mantener el control sobre Haití, pero no asumir los costos políticos que esto conlleva, por eso desestiman tener tropas suyas sobre el terreno –como en otras muchas ocasiones–; es una operación más costosa llevar tropas propias que pagarle a un país del Tercer Mundo.
¿Y por qué a Haití?
Creo que están intentando preparar a Haití como una especie de trampolín geopolítico militar ante la ofensiva que vislumbro se avecina para América Latina y el Caribe.
El imperialismo yanqui, usando la guerra sucia, provocó la guerra de Ucrania, que realmente fue manufacturada en Washington para quedarse con el mercado europeo, sacar a las empresas rusas y, de paso, a la propia Europa de la Ruta de la Seda de China. Es decir, recolonizar económicamente ese continente.
Estados Unidos había perdido la batalla comercial frente a las empresas rusas, que representaban el 40% de las importaciones de la Unión Europea (UE). Estamos hablando de miles de millones de euros, un mercado enorme en aluminio, en gas, en petróleo, en trigo.
¿Las empresas norteamericanas una vez que recuperan el mercado europeo y recolonizan Europa hacia dónde se dirigen?
Para África ya no van, porque están perdiendo la batalla en el mundo multipolar frente a China. Igual están totalmente fuera de juego en el mercado asiático. Tampoco irán al Medio Oriente, porque en los últimos 20 años han perdido todas las guerras. Por lo tanto, lo único que les queda es provocar una guerra de Taiwán con China.
Asimismo, pienso que vienen para América Latina y el Caribe, y esto no es algo que me lo esté inventando. Hay un informe de la administración Biden, del otoño pasado, donde anuncian que la prioridad es América Latina y el Caribe para la seguridad de su país. Recordemos las declaraciones de la comandanta del Comando Sur, Laura J. Richardson, quien llamó la atención de las riquezas de esta parte del continente, y que no pueden dejarlas que se les vayan de las manos por los rusos y los chinos. Eso lo dijo descarada y abiertamente, como si fuésemos propiedad privada de ellos.
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Estados Unidos está dirigiendo hacia América Latina y el Caribe una nueva escalada que comenzó con el golpe de Estado a Castillo en Perú; el lawfare que hicieron en Guatemala contra la candidatura del Comité de Desarrollo Campesino (Codeca), descalificándola, y ahora con Arévalo que gana las elecciones, que es un hombre del Imperio (hay una contradicción dentro de la oligarquía guatemalteca, donde hay un sector que está impidiendo que Arévalo ocupe el poder).
Estamos viendo una contraofensiva imperial; basta ver Ecuador, donde han colombianizado el país con paramilitares.
Dentro de este panorama de una nueva escalada para la Región, Venezuela está en una situación que puede resultarle muy difícil en los próximos años, porque después de las elecciones presidenciales en los Estados Unidos lo único que les queda –como imperio– es América Latina y el Caribe, que no pueden dejar caer en manos chinas o rusas.
Imagínate que en un país neocolonial como es Chile, su socio comercial número uno no son los Estados Unidos, sino China.
Es decir, los Estados Unidos tienen que recuperar la Región a como dé lugar, de lo contrario su imperio se desplomaría.
Es lo único que les queda en el mundo hoy. Por eso vienen jugando sucio y no debemos descartar la posibilidad de intervenciones militares.
Yo veo a Haití como un lugar estratégico, que está enfrente de Cuba y de Venezuela, donde ellos pueden desde ahí controlar, junto a las bases militares que están en Colombia y en el Caribe holandés, y rodear a Venezuela.
Si se mira el cuadro estratégico militar, Haití es una pieza importante, porque está en el lado este de la isla de Cuba, frente a la base de Guantánamo, y es un lugar donde pueden moverse en diferentes direcciones.
El panorama se advierte muy peligroso, según lo que señala.
La escalada de los Estados Unidos se va a poner todavía peor, porque estamos hablando de un tigre herido de muerte que va a defenderse a como dé lugar; el imperialismo yanqui se juega la vida en América Latina y el Caribe.
Las garras del Imperio van a venir con una fuerza enorme y ahí pueden pasar cosas inesperadas; un imperialismo herido de muerte puede reaccionar de la manera más loca con tal de proteger sus intereses. Y no descartaría la posibilidad de que se planteen intervenciones militares directas, ya no solamente guerras híbridas como han hecho hasta ahora, sino movilizar tropas para intervenir en algunos países; y creo que Venezuela es, en ese sentido, vulnerable a un objetivo de ese tipo en los próximos años. No estoy diciendo que va a ocurrir mañana, pero eso hay que tenerlo bien presente porque en la medida que el Imperio se cae ellos van a tratar de sobrevivir como sea.
Ante la inflación que vive el pueblo norteamericano es muy fácil tener un presidente demagogo dentro de unos años que diga: “estamos sufriendo mucha inflación, porque estamos pagando electricidad, gas y todo eso muy caro; pues hay una manera de abaratarlo y es quizás recuperando los pozos petroleros que están en territorio venezolano”.
Esa es una hipótesis que no podemos descartar del todo, porque si pierden la Región se acabó el imperialismo yanqui.
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Cris González Directora
