En los Estados Unidos, contando solamente los sindicatos con más de mil afiliados cada uno, 42 de ellos han estado en huelga este año… y han llegado a un acuerdo satisfactorio con sus empleadores. Según las estadísticas de Washington, hay un aumento notorio y fuerte de la actividad sindical que ha recurrido a la paralización de actividades para respaldar sus pliegos de peticiones.
En estos momentos, en solo dos huelgas sindicales hay más de 100 mil trabajadores en paro: por un lado, las decenas de miles de trabajadores de las grandes fábricas de vehículos de Chicago, que incluyen a la General Motors, la Ford Motors Company y al grupo Stellantis, que produce allí los Chrysler, Dodge y Jeep, más los Citroen, Peugeot, Opel, Vauxhal, Fiat y Alfa Romeo.
Y, al sur oeste, los 75 mil trabajadores de la salud de la empresa Kaiser Permanente, que acaba de ofrecer un aumento del 4% de todos los salarios, que fue rechazado por los sindicatos que exigen un reajuste del 6.5%
El senador Bernie Sanders, único socialista en el Congreso de los Estados Unidos, fue a visitar a los dirigentes para expresar el apoyo de varios senadores y diputados, y declaró ante la prensa: “esta organización empresarial se da el lujo de pagarle más de 15 millones de dólares a su Director Ejecutivo, ¿cómo no muestra un mínimo de respeto por sus trabajadores?”.
Por su parte, la diputada Cory Bush expresó en las redes sociales: “hoy 75 mil trabajadores de Kaiser Permanente abandonaron sus puestos de trabajo, iniciando la huelga de atención médica más grande de la historia de los Estados Unidos. ¡Solidarizo con ellos en su lucha!”.
Paralelamente, se informó que en estos momentos hay un estimado de más de 340 mil trabajadores en proceso de organizar sindicatos o unirse a sindicatos ya existentes. Y esa cifra concuerda con la información oficial de que al mes de septiembre se crearon en los Estados Unidos 336 mil nuevos puestos de trabajo.
¿Cómo se ve este movimiento social de los trabajadores, en el contexto crítico de la más bien insalubre economía de los Estados Unidos?
El economista David Goldman, de la prestigiosa revista Asia Times, con base en Singapur, expresa su asombro de que inesperadamente se generen 336 mil nuevos empleos en un solo mes, en momentos en que los Estados Unidos está sumido en un déficit financiero gigantesco. Cuando el Gobierno ha tenido que distribuirle dinero a la gente en tal cantidad que de cada 10 dólares que un estadounidense gasta, dos dólares 50 son ayudita del Gobierno.
El economista Goldman señala que en los últimos cuatro años el Gobierno ha distribuido a la gente algo más de 15 millones de millones de dólares. Esa suma equivale a más de la mitad del valor del producto anual de toda la economía estadounidense.
En tanto, la balanza comercial internacional de los Estados Unidos ha seguido invariablemente en déficit, pues se abastece mediante importaciones que valen bastante más que las exportaciones de los Estados Unidos a otros países del mundo.
Eso llevo a que los Estados Unidos este año tuvieran que pedir prestados otros dos millones de millones de dólares. En los últimos tres años ha tenido que pagar más de 20 millones de millones de dólares… solo a cuenta de los intereses por lo que ya ha tenido que pedir prestado mediante sus pagarés o bonos soberanos.
Po su parte, el economista Justin Hawkins, de la FOX International, destaca cómo el gobierno de Joseph Biden optó por continuar la política interna del presidente Donald Trump, con un aumento enorme del gasto y la distribución de dinero a la gente, mediante bonos, estampillas de compras en los supermercados y otros métodos.
Ese reparto de dinero tuvo por efecto detener la inflación desatada. Pero no logró hacer que los precios bajaran. La gente ha tenido que seguir pagando los enormes precios que llegaron a ser hasta tres veces de lo que los productos costaban un mes atrás.
De ahí que muchísima gente ha tenido que recurrir cada vez más a sus tarjetas de crédito para hacer sus compras o para pagar sus deudas. Con ello, mucha gente se encuentra pagando intereses con dinero por el que tendrá que pagar más intereses.
Un camino pavimentado hacia la pobreza.
En tanto, los efectos de la pandemia, las sanciones al comercio internacional y el aumento del costo de la energía inevitablemente han atormentado a las economías del resto del mundo. Y en los países pobres la tormenta ha sido peor.
De ahí que el patético asunto de los emigrantes se haya intensificado. En el caso de América Latina, los grandes grupos de emigrantes criollos de Haití, América Central, Colombia, Bolivia, Ecuador y Venezuela, se han visto inflados aún más con emigrantes africanos que intentan llegar a los Estados Unidos a través de México.
Según cifras del Gobierno, ahora mismo hay 46 millones de inmigrantes que han logrado ubicarse de algún modo en los Estados Unidos. A ellos se agregan más de 200 mil inmigrantes llegados recientemente desde Afganistán y Ucrania.
En los últimos seis meses el Gobierno ha tenido que acoger y albergar a más de 500 mil inmigrantes, incluyendo a decenas de miles de niños muchos de los cuales están enfermos de tuberculosis u otros males contagiosos.
Por supuesto, esa masa humana es vista como una amenaza de gente en situación de miseria y dispuesta a aceptar trabajos en las peores condiciones y por un salario mísero. De ahí que estos inmigrantes estén siendo vistos como enemigos de los derechos ganados por los trabajadores.
Esa hostilidad hacia los inmigrantes tiende a generalizarse políticamente, y se expresa tanto en el apoyo como en el rechazo hacia el sindicalismo que defiende los derechos de los trabajadores.
De hecho, el estado de Florida, controlado por la ultraderecha, está querellándose contra el gobierno de Joseph Biden, al que acusa de realizar algo muy parecido a una extorsión para obligar al gobierno de Florida a retirar un proyecto de ley que pretende limitar al mínimo las atribuciones de los sindicatos.
Según ese proyecto de ley del estado de Florida, la decisión de incorporarse a un sindicato es personal y no influye en su contrato de trabajo. Es decir, no hay inscripción automática del trabajador al sindicato que exista en su puesto de trabajo. Igualmente, establece que el trabajador no estará obligado a pagar cuotas para el financiamiento del sindicato. Ese proyecto es casi idéntico al que se impuso en Chile para debilitar al sindicalismo durante la dictadura militar.
Desde el punto de vista del gobierno del estado de Florida, el propósito de esa ley es impedir que los trabajadores puedan ser ideologizados o instigados a crear conflictos perjudiciales para las empresas.
Obviamente, la posición del Gobierno apunta a debilitar el sindicalismo y, eventualmente, a comprometer a los postulantes a un trabajo, de no incorporarse al sindicato.
Frente a ello, el gobierno federal, desde Washington, anunció que, si el estado de Florida aprueba ese proyecto de ley antisindical, en respuesta se terminará el financiamiento federal a varios proyectos estaduales por un valor de varios miles de millones de dólares.
Será interesante saber qué pasará allí.
¿Cuánto influye en el resto del mundo el proceso político y económico interno de los Estados Unidos?
El inesperado estallido de violencia en Israel ciertamente se proyectará con fuerza sobre toda Asia, y desde ya fue tomado por el presidente Joseh Biden como “la ocasión clave para que los Estados Unidos asuman el liderato mundial y militar que les corresponde”.
También impactó en los análisis internacionales el hecho de que el famoso aparato de espionaje e Inteligencia Militar de Israel, el Mossad, haya sido incapaz de detectar los preparativos de un ataque de tan grandes proporciones.
En Alemania, las elecciones provinciales del domingo, en los distritos electorales de Bavaria y Hesse, fueron un desastre absoluto para el gobierno antirruso encabezado por el socialdemócrata Olaf Scholz con su asombrosamente tonta ministra de Relaciones Exteriores, Annalena Baernock, militante del Partido Verde, partidaria de la guerra contra Rusia.
La alianza de Scholz incluía además al Partido Demócratas Libres y al Partido Verde, y ninguno de los tres partidos alcanzó la votación mínima de 5% para ocupar un escaño parlamentario.
El gran ganador fue el derechista AFD, que alcanzó el 39.5%, seguido por la CDU, de tendencia demócrata cristiana, y el SPD, centrista, con el 15.1%.
Es sorprendente que esos tres partidos ganadores se han mostrado dispuestos a entablar negociaciones con Rusia, manteniendo una prudente distancia con las exigencias de los Estados Unidos.
La humillante derrota del Canciller de Alemania ha sido vista como el final de una etapa de conducción excesivamente dócil a las exigencias de los Estados Unidos y la Unión Europea (UE).
Recién antes, el 1 de octubre, en las elecciones de Eslovaquia había resultado vencedor el candidato socialdemócrata prorruso Robert Fico; y antes, en abril, en Turquía, el también prorruso Víctor Orban,
Resulta claro que en Europa está produciéndose una evolución a partir de los efectos ruinosos de la política dura antirrusa impuesta por los Estados Unidos.
Y es posible que esa evolución logre enmendar rumbo en una coyuntura estratégica mundial que se ha aproximado demasiado peligrosamente a un desenlace de guerra mundial.
Hasta la próxima, gente amiga. Cuídense, hay peligro. Pero el peligro puede ser también un instrumento para entender qué futuro es el que estamos generando ahora.
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Ruperto Concha Chileno, analista internacional
