Tras el fortalecimiento de los Brics y la inminente derrota de Ucrania: ¿a dónde van los Estados Unidos?

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Las cosas más importantes pueden ocurrir en cualquier momento, pero, a veces, pareciera que hay ciertas fechas, en distintos años, en las que ocurren cosas especialmente fuertes. Hay quienes creen que la luna y las estrellas influyen en la conducta humana, y por ello en ciertas fechas los planes y las acciones de la gente tienden a provocar efectos especiales.

Por ejemplo, el 11 de septiembre, en 1973, en Chile, fue el día del golpe militar que derribó al gobierno del presidente Salvador Allende, desatando una ola de matanzas y torturas. Y 28 años después, en 2001, en los Estados Unidos, el 11 de septiembre fue el día de los atentados contra las Torres Gemelas de Nueva York, que provocó la matanza de más de tres mil personas.

También la tradición de la antigua Grecia afirma que fue el mismo día de verano cuando el gran poeta y dramaturgo Esquilo, de 30 años, regresaba a Atenas victorioso tras la batalla de Maratón contra los invasores persas, y el gran dramaturgo y poeta Sófocles estaba cumpliendo los 15 años e integraba la barra de chiquillos atenienses que salieron a recibirlos con danzas y canciones de homenaje. Y, en ese mismo instante, en la ciudad, estaba naciendo, de su madre, el futuro gran poeta y dramaturgo Eurípides. Los tres más grandes genios de la poesía y el teatro de Grecia, según la tradición, compartieron esa fecha, ese mismo día, con una diferencia exacta de 15 años entre uno y otro… ¡Vaya uno a saber cómo funciona la suerte, la casualidad o el destino, con esas coincidencias!… Pero, como sea, el recién pasado miércoles 23 de agosto fue también una fecha cargada de coincidencias muy fuertes.

Fíjese Ud. que el 23 de agosto de 1943, en la ciudad de Kursk, en el sur de Rusia, cerca de la ciudad de Mariupol que hoy día Ucrania reclama como suya, las fuerzas rusas de la Unión Soviética lograron la victoria final sobre las formidables fuerzas blindadas de la Alemania nazi, tras un mes entero de batalla con encarnizados combates.

En esa fecha, ese 23 de agosto, el Ejército Rojo puso, de hecho, fin a la Segunda Guerra Mundial. Las tropas nazis perdieron dos tercios de su poderío militar y comenzaron la trágica y lenta retirada hacia Berlín y la rendición de Alemania el 7 de mayo de 1945.

Bueno, el 23 de agosto, de este año, el presidente de Rusia, Vladímir Putin, se encontraba en Kursk, en la solemne conmemoración de aquella victoria decisiva para el mundo entero.

Y, mientras tanto, miles de kilómetros al sur, en la ciudad de Pretoria, capital de la República de Sudáfrica, ese mismo miércoles 23 de agosto culminaba la cumbre de las naciones de los Brics, en que sus integrantes (Brasil, Rusia, la India, China y Sudáfrica) consolidaban sus acuerdos económicos y políticos para el próximo año.

Entre esos acuerdos se contaba aprobar la integración, al grupo, de otras seis naciones que solicitaban unírseles: Arabia Saudita, Argentina, Egipto, Etiopía, Irán y los Emiratos Árabes Unidos… proclamando todos juntos el inicio de un nuevo orden mundial… libre de imperialismos de cualquier clase.

Pero también ese mismo miércoles 23 de agosto, 150km al noroeste de Moscú y a ocho mil metros de altura, un avión privado, hecho en Brasil, que volaba rumbo a San Petersburgo, sufría una explosión que le desprendió un ala y se precipitó a tierra desintegrándose.

En ese avión, además de tres tripulantes, viajaba el director y propietario del ejército privado Wagner, Yevyeni Prigozhin, junto a seis de sus principales directivos militares y financieros.

Por supuesto, de inmediato casi toda la gran prensa transnacional de los Estados Unidos y Europa emitió coros frenéticos acusando al presidente Putin de haber hecho asesinar a Prigozhin y a su plana mayor en venganza por el amotinamiento de los mercenarios Wagner destacados en Ucrania y su aparatosa pero poco amenazante marcha hacia Moscú exigiendo la salida del ministro de guerra Sergei Shoigu.

Sin embargo, varios analistas internacionales de alto prestigio, de los Estados Unidos y Europa, desecharon esas acusaciones infundadas y peligrosas. Entre ellos el analista estratégico Stephen Bryen, del Centro de Estudios de Seguridad y Política, del Instituto Yorktown, de Washington, quien lamentó los insultos antirrusos y las expresiones insultantes contra el presidente Putin.

Entre otras cosas, el analista Stephen Bryen mencionó cómo incluso el expresidente de los Estados Unidos, Bill Clinton, había reiterado su confianza en Vladímir Putin, al que conocía como un hombre leal y que cumple sus compromisos.

Bryen admite que un ataque con explosivos provocó la caída del avión, pero desestima por completo que haya habido una bomba instalada en su interior. Analizando las imágenes detalladas de los restos, señala que los indicios revelan que hubo un disparo desde tierra, posiblemente un misil.

De ello, Bryen infiere que la acción criminal fue llevada a cabo por elementos de los Servicios de Inteligencia Militar de Rusia, a espaldas del Gobierno y posiblemente con el propósito de forzar a que el mando de las fuerzas mercenarias de Wagner, al menos en Europa, fuera asumido por el Ejército ruso.

De hecho, los efectivos de Wagner en el frente de Ucrania ya están en estos momentos bajo el mando de oficiales de carrera formados en las escuelas militares de Rusia.

En esa perspectiva, el analista Stephen Bryen coincide con nuestro planteamiento de crónicas anteriores, respecto de que, para sectores de la derecha nacionalista de Rusia, el presidente Putin se ha mostrado débil en su reacción ante la agresividad de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y la ola de ataques racista antirrusos.

Como fuere, en estos momentos casi no hay información concreta, respecto del mando y las estrategias de ese ejército privado que están desplegadas en África, sobre todo en la República Centroafricana, en Mali y en Chad, y que al parecer mantienen una presencia activa en toda el África Subsahariana.

De hecho, las amenazas de intervención militar contra el gobierno de facto en Níger han quedado paralizadas por las declaraciones de los gobiernos de Chad, Mali, Burkina Faso y Ghana advirtiendo que una guerra contra Níger sería también una guerra contra ellos.

En tanto, en Argentina, el Gobierno confirmó haber pagado al Fondo Monetario Internacional (FMI) varios miles de millones de dólares adeudados por los préstamos contraídos durante el gobierno de Mauricio Macri, de derecha, sin recurrir a los remanentes en dólares de la reserva fiscal, y utilizando en cambio los recursos en yuanes generados por las exportaciones argentinas actuales a la China.

Y, por su parte, el viernes pasado la revista financiera estadounidense The Insider publicó un análisis sobre la desdolarización de la economía mundial, reconociendo que ya en el mes de julio menos de la mitad de los pagos internacionales fueron realizados con el sistema Swift, controlado por los Estados Unidos y basados en el dólar americano. Ello, cuando anteriormente el sistema Swift copaba más del 70% de toda la actividad financiera internacional.

También declaraciones de los gobiernos de China, la India y Rusia coinciden en descartar que se esté preparando la creación a corto plazo de una nueva moneda internacional que desplace al dólar. La política monetaria de los Brics, por ahora, apunta solo a abandonar la dependencia del dólar y en cambio emplear las monedas nacionales para todas las transacciones.

Otro de los aspectos de la acción internacional del grupo Brics apunta a orientar el intercambio económico no solo al comercio de productos, materias primas o empréstitos financieros, sino a las inversiones en creación de empresas radicadas en los países participantes. De hecho, las inversiones de China, la India, Irán y Arabia Saudita en África están principalmente orientadas a creación de fábricas y centros de refinamiento avanzado de productos agrícolas o de minería.

En cuanto a las relaciones de los países miembros del Brics con otros países, sobre todo con las potencias occidentales que están en pugna contra Rusia, China, Corea del Norte, Irán, Cuba, Venezuela, Nicaragua, Siria, El Salvador, la posición del Brics es sencilla: los países del bloque no aceptan ni aceptarán ninguna acción de castigo u opresión sobre un país miembro, y no participarán en ninguna medida económica, jurídica o militar en contra de un país miembro.

Así, Sudáfrica o China pueden mantener sus relaciones con los países de la OTAN, pero jamás participarán en las acciones de la OTAN contra otra nación del Brics que, por ahora, no sabemos qué nombre va a tener a partir del próximo año, una vez que se concrete la unión de los seis nuevos Estados miembro.

Y esto nos lleva de vuelta a la guerra de Ucrania, donde la tan anunciada “contraofensiva” antirrusa ya se da por fracasada y se teme que ahora sea Rusia la que inicie una nueva ofensiva que podría incluso llevar a la ocupación del gran puerto ucraniano de Odesa sobre el Mar Negro.

El gobierno de Zelenski se ha visto reducido a lanzar ataques de carácter terrorista, con drones contra objetivos civiles o industriales, como única manera de mantener la ilusión de estar contraatacando efectivamente a las fuerzas rusas.

Según informó el viernes el periódico estadounidense Bloomberg, importantes sectores políticos europeos están presionando para interrumpir el abastecimiento de material de guerra a Ucrania, y además no ocultan su temor de que los Estados Unidos resuelvan empujar al gobierno ucraniano a resignarse a aceptar un acuerdo de paz en términos aceptables para Rusia. O sea, cediendo definitivamente no solo la Península de Crimea, sino todo el territorio ocupado al oriente del río Dnieper.

Según Bloomberg, Estados Unidos ya ha proporcionado al gobierno de Zelenski más de 43 mil millones de dólares y no tiene financiamiento para nuevos paquetes de auxilio a Ucrania.

Por ello el gobierno de Biden está pidiéndole al Congreso autorización para girar 40 mil millones de dólares más como presupuesto de emergencia nacional. De estos 40 mil millones, la mitad sería enviada a Kiev, Ucrania.

Pero ya se sabe que un número creciente de parlamentarios está exigiendo que el gobierno de Biden realmente se informe de cómo Ucrania está usando esa danza de miles y miles de millones en momentos en que los Estados Unidos se encuentra sumido en una deuda monstruosa.

Según otro importante periódico estadounidense, el diario digital Político, el Pentágono mismo ha admitido ahora que la ayuda enviada a Ucrania está fuera de control, y recientemente puntualizó que hay más de seis mil millones de dólares que se han extraviado, se han perdido, en supuestos errores de contabilidad.

Paralelamente, varios gobiernos europeos, incluyendo el de Alemania, están previendo un desastre político en las próximas elecciones pues las encuestas exhiben exasperación y rabia en un sector mayoritario y creciente de las bases sociales.

¿En qué está ahora la gente de los Estados Unidos?

Es difícil reunir información confiable, pues en su inmensa mayoría los medios informativos y las encuestas están comprometidos con los dos súperpartidos de la política estadounidense: los burros demócratas y los elefantes republicanos.

Sin embargo, resulta muy reveladora la ferocidad casi obscena de los ataques publicitarios insultantes lanzados contra Trump y la andanada de acciones judiciales con que los demócratas, aterrorizados, buscan impedirle ser candidato para las elecciones presidenciales del próximo año.

Precisamente por las vociferantes tentativas de destruir su imagen, está claro que Donald Trump va a lograr ser el candidato republicano y hasta ahora sus posibilidades de triunfo son enormes, mientras que el presidente Joe Biden, para muchos, ni siquiera puede dar por seguro que llegue a postular a su reelección.

Y uno de los peores aspectos de la inseguridad de los demócratas ha sido la rabia con que han rechazado toda posibilidad de que puedan postularse otros políticos prestigiosos de su propio partido, como Robert Kennedy Junior, hijo del asesinado senador Bob Kennedy y sobrino del también asesinado presidente John F. Kennedy.

De hecho, toda la prensa oficialista de los Estados Unidos y las plataformas de redes sociales, incluyendo Facebook y Google, han centrado en Kennedy las peores imputaciones, a la vez que le han cerrado el acceso a las redes sociales y entrevistas, a fin de silenciarlo. Únicamente Twitter, o  X, le ha abierto acceso, y eso por decisión personal de Elon Musk.

Resulta así que la base social estadounidense pareciera haberse vuelto en gran medida inmune a la propaganda oficialista, al menos en lo referente a aquellos enojados republicanos que siguen manteniéndose leales al tan insultado, pero tan fortacho, expresidente Donald Trump.

Al parecer, ya está claro que si no lo meten preso o lo asesinan Trump va a ser el candidato republicano a la presidencia de Estados Unidos el próximo año. Y es muy posible que gane, en gran medida por los ya inocultables escándalos de corrupción político-financiera, con extorsiones y sobornos millonarios, que están manchando a Hunter Biden y a su padre, el actual presidente Joseph Biden.

Pero, con Trump o con Biden, los Estados Unidos seguirán estando históricamente enfermos. Seguirá estando en peligro y siendo un peligro para el resto del mundo.

Hasta la próxima, gente amiga. Cuídense. Hay peligro…

…pero desde antes de que llegásemos a ser completamente humanos, el peligro parece habernos llevado de la mano. Como una madre.

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Ruperto Concha Chileno, analista internacional

Juan José Peralta Ibáñez
Fotógrafo documentalista, fotoperiodismo, naturaleza, video, música

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