El ministro de Economía y Finanzas Públicas, Marcelo Montenegro, en un análisis sobre la dolarización de la economía consideró que es una medida drástica que conlleva riesgos al eliminar herramientas de política económica internas y limitar la capacidad de hacer frente a posibles perturbaciones externas.
Montenegro, expresó su preocupación por la dolarización, al señalar que esta decisión extremista «elimina instrumentos de política económica que podrían tener un impacto en última instancia en el bienestar de los ciudadanos». Cuestionó, en este sentido, la propuesta del candidato presidencial argentino Javier Milei de dolarizar la economía como un medio para controlar la inflación.
El ministro describió la dolarización como equivalente a renunciar a tener una política monetaria propia. Argumentó que en situaciones en las que la economía enfrenta desafíos externos abruptos, carecer de los recursos de política monetaria dificultaría amortiguar los impactos negativos.
Javier Milei, conocido por su postura libertaria y como líder de La Libertad Avanza, obtuvo un notable respaldo en las elecciones primarias de Argentina en agosto, con más del 30% de apoyo. Su propuesta de dolarizar la economía implica abandonar el peso argentino devaluado, liquidar el Banco Central y recortar sustancialmente el gasto público.
Milei sostiene que estas medidas resolverían los problemas de muchos argentinos que enfrentan una inflación anual del 115% y una tasa de pobreza cercana al 40%.
En contraste, Montenegro señaló que incluso en el caso de una relación directa entre Argentina y Estados Unidos, la implementación de una dolarización sería complicada. Enfatizó que Bolivia, por ejemplo, ha optado por un camino inverso a través de su política de bolivianización, lo que ha permitido al Banco Central y al sistema financiero otorgar préstamos en moneda nacional y mantener una política monetaria más dinámica. Esta política ha influido positivamente en la actividad económica y ha contribuido a controlar la inflación.
Bolivia, con una inflación acumulada de solo 1.16% hasta julio de este año, ha logrado mantener uno de los niveles más bajos de inflación en Sudamérica y América Latina. Mientras que el promedio de inflación esperado para América Latina en 2023 es del 11.8%, Bolivia ha proyectado un 3.28%.
Durante el primer trimestre de este año, Bolivia ha experimentado un crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) del 2.3%, impulsado principalmente por la demanda interna, argumentó el Ministro.
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Correo del Alba