Viviana Saavedra: “Desde su invención el cine acompañó los procesos sociales y políticos”

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En el año 2019, tras ganar el fondo del Programa Ibermedia en desarrollo y producción, Viviana Saavedra del Castillo realizó, en coproducción con Colombia, España y Argentina, el largometraje de ficción “Cuando los hombres quedan solos”.

Licenciada en Comunicación Social, Magíster en Gestión Cultural, directora y productora ejecutiva, ejerce la docencia en la carrera de Cine de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA) en La Paz. Asimismo, en la gerencia cultural es la encargada como directora desde hace trece años del Bolivia Lab, al tiempo que ha producido varias películas, entre las que destacan: “¿Por qué quebró McDonald’s?”, “Caracol otros nosotros”, “Hijos de la Tierra”, “América tiene”.

Desde La Paz conversamos en exclusiva con esta incansable mujer del cine sudamericano.   

¿De dónde viene tu vena artística?

Sospecho que de mis padres. Mi mamá, María Luisa del Castillo, es una mujer muy ingeniosa y hábil con las manos para el diseño; y mi padre, Henry Saavedra Coca, a quien desde pequeña acompañaba a hacer sus investigaciones de campo, era paleontólogo y espeleólogo.

¿Quiénes son tus referentes en el cine?

Son muchos, pero pienso que en mí influyen numerosas corrientes, desde el expresionismo, el neorrealismo. Igualmente hay  mujeres que considero que me han influido en la vida cinematográfica, como Agnès Varda, Jane Campion, otras más cercanas como Lucrecia Martel y  Verónica Cura.

Ahora, sin lugar a dudas, decidí dedicarme al cine el día que vi ¨Aguirre, la ira de Dios¨, de  Werner Herzog.

¿Cómo nace Bolivia LAB?

Diría que tiene tres génesis. La primera, cuando Fernando Martínez y yo estábamos en Brasil, en el marco de un encuentro de producción del Mercado Común del Sur (Mercosur), y veíamos las diferencias que teníamos entre países latinoamericanos con las distancias enormes en lógicas de producción; al salir de Brasil, y en el momento del saudade, dijimos que sería maravilloso tener un espacio en Bolivia donde demos oportunidades de conectar a realizadores y productores de toda Iberoamérica.

La segunda génesis fue en Huelva, donde Fernando conoció a Enrique Gabriel, Marcela Fuentes y Verónica Cura, fundadoras del Bolivia Lab y nuestros primeros asesores.

Y la tercera génesis fue en España, en el marco de un encuentro de mujeres cineastas de CIMA; y parte del último esfuerzo, junto a una amiga del Bolivia Lab e impulsora Tehani Staiger.

¿De qué manera afectó tu labor cinematográfica y la del Bolivia Lab la pandemia?

Mi actividad cinematográfica quedó en pausa, tenía que filmar la película «Tras las huellas de un dinosaurio» a finales de 2019 y el país pasó por un proceso político muy fuerte, así que suspendimos el rodaje para febrero de 2020, pero las lluvias no nos dejaron ya que debíamos ingresar a una caverna descubierta por mi padre y era imposible. Esperamos marzo e inició la pandemia. Recién pudimos filmar a finales del año pasado y actualmente estamos en montaje.

Al Bolivia Lab tuvimos que adaptarnos y asumir el laboratorio desde la virtualidad, fue una gran experiencia.

La participación en el Bolivia Lab ha aumentado considerablemente cada año. ¿Cuáles son las expectativas para este 2022?

Estamos emocionados porque tendremos espacios híbridos, evidentemente hay más demanda de cupos, las necesidades son mayores y nos cuesta rechazar los proyectos porque son brillantes, y cada vez se hace más difícil la selección, pero seguimos remando gracias al apoyo colaborativo de grandes cineastas que son parte de la red del Bolivia Lab.

¿Existe o conoces planes de crear alguna red en Iberoamérica, aparte de los festivales, donde los cineastas puedan mostrar y/o comercializar sus filmes?

Sí, actualmente el Bolivia Lab forma parte de varias iniciativas, pienso que necesitamos más puntos de encuentro que sigan construyendo más redes, mercados que abran espacios para nuestros contenidos y normativas que regulen las plataformas de exhibición sentando soberanía de nuestros espacios. 

Cineastas importantes de todos los tiempos no han pasado por estudios universitarios para hacer cine. ¿Necesita el cineasta formación académica o el cineasta se hace con la experiencia?

Pienso que es un poco de ambos. Se necesita un conocimiento académico, pero el cine se hace en la práctica, por lo que la combinación de ambos es necesaria.

«Mi rol será apoyar todos los movimientos, a través de la formación a las nuevas generaciones de cineastas y respaldando a que existan mejores normativas y mayor respeto y oportunidad»

¿Cómo ves la participación de las mujeres en el mundo del cine en Bolivia?

Desde el inicio del cine boliviano, desde la primera película silente, las mujeres estuvieron presentes, sin embargo, su participación fue en la interpretación, como el caso de una gran artista y magnífica escultora, Marina Núñez del Prado, en  la película “Wara Wara”. En la producción  el resto fueron mujeres invisibilizadas.

No podría imaginar la historia del cine boliviano sin una mujer como Beatriz Palacios, productora del grupo Ukamau, y otras mujeres destacadas en la historia del cine y audiovisual boliviano e impulsoras de la primera ley del cine, como Cecilia Quiroga, Liliana de la Quintana, Raquel Romero, María Eugenia Muñoz, Patricia Quintanilla y nuestra primera directora mujer, Mela Márquez, además de la reconocida Julia Vargas Weise.

En la actualidad, nuevas realizadoras enfrentan la tarea de hacer cine y audiovisual en distintos roles, desde lo técnico, como Daniela Cajías, quien logró un reconocimiento internacional haciendo un hito histórico con la obtención del Goya en Mejor Dirección de Fotografía, y reconocer la trayectoria de mujeres como Natalia López, Violeta Ayala, Yvette Paz Soldán, Denisse Arancibia, Catalina Razzini, Gabriela Paz, Adriana Montenegro, entre otras.

En la producción pudiera mencionar a Ute Gumz, Carla Ortiz, Victoria Guerrero, Paola Gosalvez, Pilar Groux, Carla Rivera, Mónica Chacón, María Fernanda Peñarrieta, Dominga Guachalla, Elizabeth Pérez.

Y no hay que olvidar el aporte de muchas compañeras del cine indígena originario y campesino, con obras realizadas junto al Cefrec.

¿Cuáles son los desafíos actuales de Viviana Saavedra?

A corto plazo, terminar la película documental que estoy dirigiendo junto a Daniel Moya, titulada «Tras las huellas de un dinosaurio», basada en la vida de mi padre. Estrenar la película del director venezolano Jacobo Penzo, «Hijos de la Tierra», que tuvimos el honor de coproducir.

A mediano plazo, deseo seguir filmando, tengo un proyecto de ficción denominado “El rumbo”, y otros  proyectos en desarrollo, varias coproducciones con distintos países.

Finalmente, la institucionalización del Bolivia Lab,  un laboratorio que dirijo hace 13 años y que necesitamos tenga continuidad. Ojalá la creación de una fundación que respalde a todas las artes y artistas emergentes de Iberoamérica, desde lo audiovisual y cinematográfico, e involucrarme en generar oportunidades o nuevos realizadores y proyectos de coproducción. 

¿Crees necesaria la equidad de género en el cine?

Por supuesto, quiero una sociedad más justa y más equilibrada y dentro de eso siento que la lucha en Bolivia y otros países pasa por tener políticas públicas que nos permitan acceder a fondos para producir y difundir nuestras identidades, ejercer la soberanía audiovisual; y parte de un ejercicio de derechos es la equidad de género, la diversidad y el diálogo intercultural, además que la gran herramienta de transformación social es el cine.

Tienes un interesante trabajo sobre la formación de nuevas generaciones. ¿Cómo distribuyes tu tiempo entre la realización, las compromisos profesionales y la formación?

Magia, voluntad, perseverancia y ganas de hacer y contribuir al desarrollo del cine y la generación de  oportunidades que a mí me hubiera gustado tener.

El cine presenta avances técnicos y en la forma de contar las historias.  ¿Crees que ha crecido a la par el cine boliviano?

Pienso que las nuevas generaciones de cineastas bolivianos al tener acceso a la tecnología han tenido mejores oportunidades de contar y narrar sus historias de mejor manera, este acceso les ha permitido traspasar fronteras y la revolución tecnológica nos está enseñando las diversas maneras de hacer y de ver. Especialmente en esta época, donde destacados cineastas bolivianos han podido obtener el reconocimiento internacional.

El cine es una de las corrientes artísticas donde se evidencia la influencia política, tal vez la más usada para plasmar ese tipo de visiones. ¿Crees que está la política por encima del arte cinematográfico?

Yo no diría que la política está encima del arte, sino que es parte del arte; tampoco no utilizaría el término de «usada», porque el cine es transformador y creo en un cine que transforma e impacta, que denuncia y es altamente político. Y que es parte de la vida misma y del desarrollo humano, porque desde su invención el cine acompañó los procesos sociales y políticos.

Finalmente, ¿cómo sueñas que las nuevas generaciones de mujeres asuman la creación cinematográfica en tu país y qué papel juegas tú en pro de ellas y del cine boliviano?

Con más equidad, con más libertad y con mejores condiciones. Mi rol será apoyar todos los movimientos, a través de la formación a las nuevas generaciones de cineastas y respaldando a que existan mejores normativas y mayor respeto y oportunidad.

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Tony González Artista venezolano

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