Este lunes 14 de marzo el ministro de Economía de la Argentina Martín Guzmán acudió a una discusión con senadores para tratar el tema de refinanciamiento de la deuda argentina con el Fondo Monetario Internacional (FMI), el debate se extendió por más de tres horas seguidas y se realizó un cuarto intermedio, para retomar este martes 15 de marzo.
El proyecto de Ley presentado por el gobierno de Alberto Fernández que espera ser votado el próximo jueves, fecha consensuada entre oficialismo y fuerzas adversas, es un acuerdo luego de las negociaciones realizadas con el FMI. La cifra de refinanciamiento es de 45 millones de dólares aproximadamente, para evitar caer en “no pago” de esta deuda adquirida por el gobierno de Mauricio Macri en 2018 y que fue asumida por Fernández desde el inicio de su gobierno.
Argentina, debe hacerse cargo, una vez más, del pago de una deuda con este organismo. Queda en duda la capacidad de negociación de la parte argentina, ante una deuda que ha sido ilegal desde las bases del financiamiento mismo, porque violaron incluso las cláusulas del propio FMI, haciendo un préstamo de magnitudes estratosféricas solo para mantener a Macri en el poder contra todos los pronósticos.
Las deudas de la Argentina se iniciaron con los militares durante la dictadura, continuaron con gobiernos complacientes que llevaron al país a una suerte de economía que nadaba entre capitales golondrinos y corralitos financieros que devaluaron la economía hasta sumir al país en la ingobernabilidad política y la ilegitimidad de las instituciones.
La llegada de Néstor Kirchner, que -con ayuda de gobiernos como el de Hugo Chávez- logró estabilizar la economía a punta de intercambios comerciales, venta de bonos de deuda, de pago con servicios, entre otras, en el momento que nadie daba un peso por ese país. Kirchner, logra una recomposición de la estructura financiera, económica, política y social para la Argentina devaluada.
En este momento en el que se acepta una renegociación con una instancia neoliberal, bajo la lupa y supervisión directa, abriendo otra vez la puerta a la desigualdad, habría que evaluar en unos años el significado de este paso que es histórico, puesto que este gobierno que llega de la mano del peronismo progresista se sitúa a nivel de los viejos cánones en los que se hundió anteriormente a la Argentina.
Reacciones opuestas
Debido a la pandemia, que también inicia a los pocos meses del mandato del actual presidente argentino, se postergó el pago de cuotas, para priorizar las políticas públicas de protección social de la población y a la par iniciaron las negociaciones que hasta ahora alcanzan un acuerdo de refinanciamiento. Sin embargo, esta decisión, no ha sido de buena acogida entre parlamentarios y líderes políticos del kirchnerismo por lo que acarrea en la economía y en la línea política que los gobiernos progresistas de los K, habían sostenido en relación a las deudas como los Fondos Buitres, que lograron contrarrestar en tribunales internacionales.
Una de esas reacciones que rompió con la comodidad de asumir la deuda macrista, fue la del diputado Máximo Kirchner, que cuando vio las magnitudes de hacia dónde iría esta negociación, y cuál sería el grado de compromiso del Frente de Todos de cara a la intensa realidad que le tocará vivir prontamente al país, se abrió y renunció el pasado febrero a la presidencia de la Cámara Baja, a través de un comunicado en el que manifiesta profundos desacuerdos de forma y fondo, sobre la estrategia del gobierno para manejar la negociación de la deuda macrista con el FMI: “No comparto la estrategia utilizada y mucho menos los resultados obtenidos en la negociación con el FMI, llevada adelante exclusivamente por el gabinete económico y el grupo negociador que responde y cuenta con la absoluta confianza del presidente de la Nación, a quien nunca dejé de decirle mi visión para no llegar a este resultado” escribió en un comunicado para separarse de este alto cargo en esa oportunidad.
Esta ha sido, dentro de las filas del oficialismo, una de las posturas más firmes y dignas, teniendo como antecedente la lucha enfrentada por el expresidente Néstor y que continúo Cristina, durante sus mandatos en los que se logró torcer el cobro de estos pagos surrealistas engendrados por gobiernos que se plegaban a las formas finas que ejecuta el capital por medio de estas instancias crediticias que ahogan con paquetazos impopulares simplemente al pueblo.
Máximo Kirchner, mantuvo su voto negativo. La moción se aprobó en Cámara Baja luego de más de diez horas de discusión, el resultado 37 negativos, 13 abstenciones (por parte de diputados del Frente Patria Grande y la Cámpora, el resto de estos 28 diputados de esas organizaciones políticas mantuvieron el voto negativo, junto a otros partidos políticos que sumaron los 37) y 202 positivos que dieron el visto bueno para elevar la consulta a senadores.
¿Qué viene ahora?
Según la fuente oficial del ministerio de Economía, este programa busca evitar no solo el déficit estructural, y reformas laborales, pero los ajustes económicos sin duda mellarán en la economía de la población, por lo que el equilibrio argentino tendrá que esperar largos años para poder estabilizarse y devolver al país ese goce privilegiado de Nación próspera y en crecimiento, una jugada neoliberal con la que Macri, comprometió al gobierno de Fernández, que no tuvo resistencia en aceptar en enfilamiento del país a las garras cercenadoras del Fondo.
Consecuencias que se vivirán producto de este pacto: recortes a subsidios en servicios energéticos, lo que significa que los hogares con menos ingresos deben ajustarse a los posibles incrementos de electricidad y gas, lo llamados tarifazos. El gobierno asegura que pese a este refinanciamiento, habrá inversión pública en infraestructura, ciencia y tecnología con el “acompañamiento” del Fondo.
Otros puntos clave del acuerdo
La inflación argentina, se colocó en 2021 en 51%, el Estado plantea congelación de precios para controlar este flagelo, también se habla de reducir la emisión de efectivo.
El programa Stand-by, que presenta vencimiento para este 2022, ahora durará 36 meses, se pagará trimestral en ocho cuotas con tres años de gracia pero a intereses con tasa variable por el llamado Derecho Especial de Giro (DGE) “el costo del préstamo será de 1,96% mientras los desembolsos acumulados no superen el 187,5% de la cuota argentina en el FMI (monto equivalente a aproximadamente USD 8.480 millones ), de 3,96% si los desembolsos acumulados superan ese monto, y 4,96% si el crédito vigente se mantiene por encima de ese monto por más de tres años” según la web de economía oficial argentina.
Estos tres años de gracia permitirá que el inicio de pago de la deuda sea desde 2026 y se extienda hasta 2034.
La fluctuación del dólar blue o paralelo ha tenido uno de los altos históricos más fuertes que ha tenido el país los últimos años, sin embargo este 15 de marzo bajó un punto porcentual para quedar en 199 pesos por dólar, el ministro Guzmán asegura que parte de esa baja se debe al logro de los acuerdos gobierno-FMI.
La experiencia histórica de paquetazos neoliberales impuestos por el FMI a países endeudados no es algo novedoso, los campos de acción siempre son los más vulnerables: salud, educación, salarios, pensiones, la Argentina no será la excepción, la diferencia actual es que será un paquetazo light, en el que la sociedad argentina tendrá un papel fundamental en el reclamo de sus derechos ante lo que pueden ser cobros excesivos de tarifas de servicios, recortes en pensiones y estancamiento salariales, el estatus de Gobierno social por lo tanto queda en un limbo y será un desafío para Fernández controlar la injerencia de este organismo en la aplicación de las subas que se harán de forma progresiva, para poder cancelar los pagos de forma puntual, como ha querido establecerse en esta negociación con el staff del FMI. Habrá que ver cómo se movilizan las políticas públicas en beneficio de las personas con pocos recursos, cuáles serán los planes de protección que impulsará Alberto, que hará para desinflar la inflación y descender la curva y hasta qué punto las decisiones tendrán autonomía sin la supervisión directa del FMI que, en resguardo de sus intereses, nunca ha actuado consciente y “políticamente correcto”.
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Nahir González Analista política
