El domingo 7 de marzo, el Patriarca de la Iglesia Ortodoxa rusa, Cirilo I se pronunció ante el conflicto Rusia- Ucrania, sorprendiendo por la justificación religiosa que le otorgó a la operación militar que está desarrollando la federación rusa en el territorio ucraniano.
A nivel geopolítico el discurso realizado por el Patriarca ruso añade una nueva arista al análisis, lo cual nos puede permitir entender con mayor amplitud cuál es el plan que está llevando a cabo Rusia, que pudiera no ser ni imperial ni global como muchos analistas occidentales se empeñan en hacer ver. Desde su llegada a la más alta investidura gubernamental la política del presidente Putin, ha sido evidentemente inspirada por los principios religiosos de la Iglesia Ortodoxa rusa, convirtiendo a la religión en una especie de herramienta del soft power sobre todo a nivel nacional. En este sentido, los valores más radicales de la religión ortodoxa compaginan perfectamente con la visión política, cultural y social del presidente, en los cuales resalta un rechazo frontal a los “valores occidentales”. Es decir, un repudio al consumismo, al individualismo, a la aceptación de la homosexualidad, transexualidad, etc. Al concretar esta simbiosis entre la iglesia ortodoxa y el gobierno, la religión se ha convertido en un poderoso aliado; pero, además, le ha permitido al patriarcado de la iglesia ascender, desarrollar y marcar su influencia en la sociedad rusa.
Por ello no sorprende que el Patriarca Cirilo I haya abordado el tema del conflicto en Ucrania en términos religiosos describiéndolo en palabras textuales como “una lucha que no tiene un significado físico, sino metafísico”, explicando que las poblaciones del Donbás, en particular, estaban sufriendo la imposición de una cultura occidental que “viola la ley de Dios” ya que “para entrar en el club de esos países (occidentales), es necesario organizar un desfile del orgullo gay” en alusión a la tradicional fiesta LGTBIQ+ (lesbianas, gays, bisexuales, transgénero, transexuales, travestis, intersexuales y queer) que se lleva a cabo anualmente en varias ciudades en el mundo. El Patriarca Cirilo I justifica la operación militar en una perspectiva apocalíptica, dentro del esquema de un enfrentamiento entre el bien y el mal. Hay que poner atención en este aspecto porque históricamente no son argumentos nuevos; es decir la oposición entre dos mundos, del bien y el mal. Es bien conocido cómo han nacido cientos de conflictos bajo este razonamiento que aún persisten en el orbe. Desconocemos si el presidente Putin estará de acuerdo con lo expresado por Cirilo I, pero en efecto le añade un tinte religioso y social a la confrontación.
Posición del Papa Francisco
Es interesante observar la posición de la Iglesia Católica al respecto, en una entrevista el Papa Francisco en los primeros días de su pontificado señaló “¿Quién soy yo para juzgar a un homosexual?” una afirmación muy simple pero realmente disruptiva, que establece una cierta apertura no vista en otros pontificados y la cual sigue marcando la pauta incluso en este conflicto. La Santa Sede, a pesar de su clara desaprobación a la operación lanzada por el presidente Putin, a la cual han denominado “invasión”, sigue intentando mantener una ventana abierta al diálogo y la negociación.
No obstante su condena el papa Francisco, en esta perspectiva, se mantiene fiel a un modelo de Iglesia Católica desvinculada de los lazos preferenciales con tal o cual potencia, que ha dejado de ser la expresión de una visión exclusivamente occidental y cuya vocación de diálogo y escucha no es sólo un principio formal, sino una auténtica opción para la construcción de la paz y la convivencia. Han sido tajantes sus condenas del maltrato a los inmigrantes del Medio Oriente, la xenofobia contra las personas provenientes del continente africano, así como las invasiones en Siria, el régimen talibán en Afganistán y los bombardeos en Palestina. No cabe duda que el Vaticano, pese a mostrar su desacuerdo, ha sido capaz de mantener abiertos los canales de comunicación diplomática con Moscú incluso en esta situación actual tan compleja. No sabemos cuáles son las intenciones a nivel religioso del presidente Putin, este argumento puede solo ser válido a nivel doméstico en la esfera de Rusia y Ucrania; además los movimientos feministas, y LGTBIQ+ son muy fuertes a nivel mundial. De lo que sí tenemos certeza es que Rusia está demostrando fuerza y firmeza al enfrentarse a la arrogancia occidental, se cumple el adagio de quien pega primero, pega dos veces.
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Yoselina Guevara López Corresponsal en Italia
