Una enfermedad de la que poco se habla, pasa desapercibida en la sociedad y además se toma como normalidad al comienzo, cuando debe alertar a familiares, amigos o personas cercanas, es el alcoholismo, asociado generalmente con la ansiedad y/o depresión.
Si alguien cercano bebe dos días seguidos y continúa la ingesta con otro círculo de personas con las que no empezó a beber, podría ser que busca salir momentáneamente de su realidad (estrés del trabajo, familia, escuela, entre otros). Y es que lo que habitualmente se busca al consumir una sustancia psicoactiva es una «fuga de la realidad».
Al consumir bebidas alcohólicas no solo modificamos momentáneamente nuestra percepción del entorno, sino también de la química cerebral (neurotransmisores), que acarrea otros problemas de salud mental como la depresión, ansiedad, y junto a esto el hecho de desarrollar síntomas psicóticos como la alteración en la sensopercepción, conductas y lenguaje desorganizado, entre otros.
Un nuevo estudio de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y de la Organización Mundial de la Salud (OMS), de abril de 2021, arroja datos alarmantes en torno a la región americana, donde aproximadamente 85 mil personas al año pierden la vida exclusivamente por consumo de alcohol, mientras que a nivel mundial lo hacen 3.3 millones, lo que proporcionalmente indica una de cada 20 muertes, equivalente a una muerte cada 10 segundos.
En este punto es donde radica la importancia de llevar a cabo una reflexión sobre el verdadero impacto del consumo de alcohol en nuestra población, respondiendo a preguntas muy sencillas para determinar el grado de morbilidad alcohólica en personas adultas: “Cuestionario CID” (cuestionario de indicadores diagnósticos):
¿Considera usted que su forma de beber está creándole dificultades en su salud, en su familia, en su trabajo o en sus relaciones con los vecinos?
¿Considera usted que tiene dificultades para controlarse cuando bebe?
¿Cuándo está más de dos días sin beber aparecen malestares por falta de bebidas alcohólicas?
¿Se embriaga usted más de una vez al mes, o sea más de 12 veces al año?
¿Se ha despertado alguna vez y no recuerda lo ocurrido el día anterior mientras bebía?
¿Cree usted que bebe más de la cuenta?
¿Considera usted que debiera recibir ayuda médica o tomar menos?
En base al número de respuestas positivas, podemos categorizar a la persona consumidora de bebidas alcohólicas en alguno de los siguientes grupos:
Consumo social o bebedor social: de 0 a 1.
Consumo de riesgo: de 2 a 3.
Consumo perjudicial: de 4 a 5.
Dependencia alcohólica: de 6 a 7.
Otra herramienta que tenemos a mano es el “Cuestionario CAGE” (Cut-down, Annoyed, Guilty, Eye-opener), utilizado para determinar la existencia de un trastorno por consumo de alcohol en adultos. Cabe aclarar que este cuestionario no se usa para diagnosticar la enfermedad, sino solo para indicar si pudiera existir un problema, conteniendo las siguientes preguntas:
¿Ha sentido alguna vez que debe beber menos?
¿Le ha molestado que la gente lo critique por su forma de beber?
¿Se ha sentido alguna vez mal o culpable por su forma de beber?
¿Alguna vez ha tomado un trago en la mañana para calmar los nervios o eliminar molestias por haber bebido la noche anterior?
En base al número de respuestas positivas podemos categorizar a la persona consumidora de bebidas alcohólicas en alguno de los siguientes grupos:
Consumo social o bebedor social: de 0 a 1.
Consumo de riesgo: 2.
Consumo perjudicial: 3.
Dependencia alcohólica: 4.
Otro hecho que ha incrementado la ingesta de bebidas alcohólicas es la pandemia del Covid-19, poniendo en mayor riesgo a personas que ya tenían un trastorno mental de base y en especial patologías relacionadas a la depresión.
En ese sentido, es necesario prestar atención al consumo de alcohol en nosotros mismos y en las personas que nos rodean, la forma exagerada cambia o degenera células de órganos vitales, alterando también los procesos químicos en nuestro cuerpo, generando consecuencias que pueden ser crónicas e incluso en muchos casos fatales.
El proceso de rehabilitación de personas con alcoholismo es bastante crudo, afectando variados aspectos de la vida de la persona que sufre esta aflicción, y donde se requiere la ayuda en especial de todo el grupo primario de apoyo (familiares, pareja, amigos), quienes deben comprender que a lo largo del largo proceso de rehabilitación, que puede quizás tardar años, se pueden suscitar numerosas recaídas del sujeto, el cual puede pasar años en estado de sobriedad, recayendo después de mucho tiempo, dado que el alcohol es una de las sustancias psicoactivas más adictivas.
Al respecto, es importante indicar las etapas de rehabilitación que atraviesa una persona que sufre de alcoholismo, las cuales incluyen:
- Desintoxicación, que corrientemente se debe realizar bajo monitoreo médico y que dura aproximadamente de dos a tres semanas;
- Deshabituación, que implica un cambio de los hábitos y comportamiento de parte del sujeto, y se realiza dentro de un centro de rehabilitación, con apoyo y herramientas emocionales;
- Reinserción social, en la cual el sujeto se siente listo para introducirse nuevamente a la sociedad, teniendo en cuenta que la sustancia psicoactiva es de muy fácil alcance y que existe la posibilidad de recaer en el consumo de alcohol.
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Yesenia Molleda Psiquiatra boliviana
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