Este fin de semana en Roma, se vivieron momentos de verdadera violencia y terror cuando numerosos manifestantes contra el “pasaporte sanitario o green pass (tarjeta de vacunación contra el Covid-19)” atacaron sitios emblemáticos de la capital italiana, en una operación coordinada por el movimiento Forza Nuova, de abierta tendencia fascista.
El sábado 9 de octubre un grupo de los “no vac” (movimiento en contra de las vacunas Covid-19) se dirigió a la sede de uno de los principales sindicatos de trabajadores y trabajadoras italiano, CGIL, forzaron la entrada y ocuparon el edificio, destruyendo todo lo que encontraron a su paso, oficinas, computadores, teléfonos, archivos, etc.
Casi en simultaneo otro grupo de manifestantes llegó al Palacio Chigi, sede del gobierno italiano donde golpearon a los miembros de las fuerzas del orden, lanzaron bombas molotov, inclusive atentaron contra los vehículos blindados de seguridad. Asimismo, ocurrió otro enfrentamiento entre los manifestantes “No Vac” y la policía frente a la entrada del Piazzale Flaminio, donde las fuerzas de seguridad tuvieron que utilizar gases lacrimógenos y equipos antidisturbios para bloquear a la violenta masa que participa en la protesta.
El domingo 10 de octubre, continuaron las protestas contra el pasaporte sanitario, lo que hizo que el centro histórico de Roma se paralizara, no conformes con lo que había sucedido el sábado, los exaltados manifestantes irrumpieron en el policlínico Umberto I, y asaltaron la emergencia, golpeando al personal sanitario para, supuestamente, liberar a un paciente “no vac” que había ingresado al nosocomio.
El director del hospital, el Dr. Francesco Pugliese, señaló a la prensa que el manifestante en cuestión había llegado al policlínico para ser atendido bajo gritos histéricos y no permitió que le realizaran la respectiva prueba rápida para descartar la presencia del Covid19. El galeno describió que súbitamente la emergencia del policlínico fue tomada por los manifestantes contra el pasaporte sanitario, impidiendo que otras personas pudieran ingresar a recibir asistencia médica y siendo protagonistas de hechos violentos en las instalaciones sanitarias.
La mala raíz que han dejado crecer
Los violentos asaltos y enfrentamientos del fin de semana en Roma echan por tierra la tesis de quienes afirman que el fascismo es sólo folclore o una simple nostalgia de algunos simpatizantes de la extrema derecha. Los seguidores del saludo romano dejan bien claro lo que han sido siempre a nivel mundial: violencia, terror, autoritarismo, totalitarismo, ocupaciones y amenazas contra instituciones, y amedrentación contra los ciudadanos y ciudadanas que les adversan. Todo esto ocurre a una semana de las votaciones municipales en las principales ciudades italianas. Aparte de las responsabilidades penales, que tendrán que ser cuidadosamente evaluadas por quienes tienen la injerencia correspondiente, hay claras responsabilidades políticas de quienes han desarrollado el lenguaje de la violencia como elemento de la dialéctica y de quienes han hecho guiños en los últimos meses a estas franjas extremas y violentas, entre ellos los miembros de los partidos de derecha la Liga Norte y Fratelli de Italia.
La constitución italiana es bastante explícita en las disposiciones transitorias y finales número XII “queda prohibida la reorganización, bajo cualquier forma, del disuelto partido fascista”, una disposición en la que se resume la vuelta a la libertad después del período de oscurantismo que vivieron los italianos e italianas durante 20 años bajo la dictadura fascista. Pero en esta parte de la historia pareciera que los actuales manifestantes contra el pasaporte sanitario desconocen esos detalles.
Basta solo leer un poco, inclusive en las publicaciones a disposición en internet, para saber que en los años de Mussolini los ciudadanos y ciudadanas no podían ir en contra de las decisiones del gobierno, era prohibido manifestar o reunirse y quienes fueron en contra del totalitarismo y autoritarismo fascista acabaron como el periodista antifascista, secretario del Partido Socialista Unitario, Giacomo Matteotti, que fue secuestrado y asesinado por un escuadrón fascista en 1924.
El partido Forza Nuova y el movimiento político Casa Pound no esconden su raíz fascista, así como también otros movimientos de la galaxia de la extrema derecha, por el contrario, la declaran abiertamente. El problema radica en que las instituciones italianas han dejado crecer esta mala hierba y, más allá de solo condenar lo ocurrido, se necesitan las acciones que conlleven a la disolución y la declaratoria de la ilegalidad de estas agrupaciones. El testigo está en la manos de las instituciones, pero también de la población, quienes están a tiempo de impedir que una ola de violencia fascista recorra el país, apadrinada por supuestas manifestaciones contra la vacunación; una medida que ha permitido la reactivación de Italia, el acercamiento a una cierta normalidad y la disminución de las muertes por Covid-19.
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Yoselina Guevara Corresponsal venezolana de Correo del Alba en Italia
