El gigante asiático está cumpliendo con su compromiso de reducción de emisiones, 16 de las 31 jurisdicciones a nivel provincial de la China continental están racionando la electricidad en un esfuerzo por cumplir los objetivos anuales fijados por el gobierno de Pekín. En virtud de ello la State Grid Corporation of China (SGCC) emitió, el 27 de septiembre, un comunicado sobre sus operaciones actuales y futuras a raíz de los recientes cortes de electricidad que afectaron a varias zonas del país asiático.
En respuesta a la situación actual del suministro de energía, la SGCC dijo que, adhiriéndose a las orientaciones del presidente chino Xi Jinping sobre la seguridad energética, harán todo lo posible para asegurar el suministro, satisfacer la demanda de energía de subsistencia de la población, y evitar los cortes de manera no pautada. Para lograr esto la SGCC pretende reforzar el suministro de toda la red, organizando racionalmente su modo de funcionamiento y abasteciendo a las empresas y a la población de la mejor manera posible. Para algunos analistas, se trata de uno de los ejemplos más extremos de racionamiento energético en la historia del país, sobre todo si se tiene en cuenta el impacto que está teniendo en los hogares.
En agosto de 2021, la Comisión Nacional de Desarrollo y Reforma (CNDR), principal organismo de planificación económica del país, criticó la “intensidad del consumo energético” de nueve provincias: Guangdong, Jiangsu, Yunnan, Fujian, Shaanxi, Guangxi, Ningxia, Qinghai y Xinjiang. Estas regiones habían aumentado su consumo en lugar de reducirlo y, tras la advertencia, intensificaron sus esfuerzos para reducir el uso de energía. Además, hasta la fecha, otras 10 provincias habrían incumplido sus objetivos en cuanto a la tasa de reducción de la intensidad del consumo energético, por ello la CNDR ha calificado la situación del ahorro energético nacional de “muy grave”.
Sin embargo, ante los recientes recortes energéticos, parte de la prensa china y algunas autoridades han criticado a los funcionarios locales por utilizar medidas demasiado duras para cumplir los objetivos energéticos.
Compromiso en la Asamblea de la ONU
El presidente chino, Xi Jinping, anunció el 21 de septiembre en la 76ª Asamblea General de la ONU que China dejaría de financiar centrales de carbón en el extranjero como parte de los esfuerzos para reducir las emisiones de carbono. Un año antes, Jinping al hablar de la recuperación económica tras el coronavirus, destacó la importancia de la sostenibilidad y anunció que China alcanzaría cero emisiones de carbono en 2060, con un pico previsto para 2030. A principios de 2021, Pekín esbozó formas de intensificar los esfuerzos para controlar el consumo energético nacional, reduciendo el consumo por unidad de producto interior bruto (PIB) en un 3% a lo largo del año. Estos esfuerzos a nivel local forman parte del compromiso expresado por Xi Jinping de frenar las actividades de alto consumo energético y la reducción de emisiones contaminantes.
El gigante asiático se revela
Pero los cambios que se están produciendo en el gigante asiático no pasan solo por el racionamiento energético. Son bien conocidos los esfuerzos de Pekín por reducir la desigualdad existentes en el país, aumentando los ingresos de los más pobres y concibiendo una distribución menos desequilibrada de la renta. Pero, además de ello, ya se verifican medidas puntuales como la alineación de las grandes empresas de Internet, las restricciones a las compañías chinas que desean cotizar en las bolsas extranjeras y que deben obtener una autorización previa, y el bloqueo sustancial de las criptodivisas.
Pekín está cambiando, está dejando de ser el alumno seguidor de los modelos occidentales los cuales copiaba fomentando, entre otras cosas, la liberalización, la privatización y la apertura de la economía al comercio y a las inversiones extranjeras, estas últimas sujetas al establecimiento de empresas conjuntas con empresas locales.
Es esta aparente sumisión de China lo que le permitió entrar en las principales instituciones económicas internacionales, convirtiéndose en un obediente discípulo del Consenso de Washington; gracias a lo cual logra que lo incluyan en la Organización Mundial del Comercio. La estrategia asiática ha dado los resultados esperados, pero finalmente ha llegado el momento. China ha logrado su meta y se siente lo suficientemente fuerte como para revelar su verdadero objetivo subyacente, que es el deseo de acabar con el modelo occidental de capitalismo, que de alguna manera estaba obligada a seguir.
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Yoselina Guevara Corresponsal venezolana de Correo del Alba en Italia
