Se encienden las alarmas ambientales ante el estrepitoso descenso caudal que ha presentado en los últimos años el Río Paraná. Los pronósticos de sequía que ha arrojado el Instituto Nacional del Agua (INA) de la Argentina, no son los más alentadores, para este mes se prevé que baje a los -27 c snm (centímetros sobre el nivel del mar), los más bajos niveles desde hace 77 años, registradas en 1944.
El Servicio Meteorológico Nacional (SMN), en su pronóstico de precipitaciones trimestrales informa que para julio, agosto y septiembre, temporada de invierno, estará atravesando el territorio argentino por una estación de sequía, con periodos Inferior a lo Normal (IN) en las regiones con las que comparte ubicación el Paraná.

Este fenómeno de sequía se observa desde hace aproximadamente cuatro años, en la actualidad también existen unas 130 represas en la parte alta de la cuenca del Río, que afectan la vertiente, esto ocasiona que se modifique el ecosistema, afecte directamente los humedales y pantanos, así como de los ríos que alimentan este afluente. Además de que parte de los afluentes pertenecen a la parte brasilera y permanecen en represas, por lo cual se debe recurrir a tratados internacionales, para solicitar a ese país la liberación del agua. Estas son tan solo algunas de las causas que han afectado el nivel del Río. El último registro fotográfico demuestra también que han comenzado los problemas de navegación en la hidrovía, que mermará en el traslado de los productos que se producen y comercian en la zona.