El eterno retorno a la comuna mapea un recorrido corto, predomina el celeste intenso, y el cobrizo de la tez kariña, caminando desde la casa de Asunción en las orillas del Neverí, por donde pasó Boves en 1814. Uno se imagina la masacre en proceso, una vuelta cerca hasta la plaza en el casco histórico, y otra al imaginario de las historias narradas. Campanadas de una ciudad fundacional, como lo es Barcelona, se filtran por los cuatro puntos cardinales. El inquieto anacobero, nómada, lleva el morral.
Asunción Mota, 200 años atrás estaría entre los que consolidaron el cumbe y se pusieron para la causa de la República. Hoy, presente y futuro, lo hace como un germinador comunero, trabaja para la creación del Estado Comunal y para las circunstancias inéditas.
En 2008 Chávez da el paso al Estado Comunal, donde Asunción encontró la posibilidad de construir el paraíso en esta tierra. Una idea que defiende a los 68 años, no solo como un ideal, sino como un idealista con el compromiso militante de construir el socialismo desde la praxis, llámese como se llame… se trata del «socialismo científico del siglo XXI», para ser más exactos; me corrige y sigue el cuento.
Ha trabajado toda su vida en la construcción colectiva de un modelo para la transferencia de competencias y para que seamos nosotros quienes generemos la pregunta ¿quién interpela a quién?
«La comuna para desarrollarse en su construcción se alimenta de su realidad». Se dice «lector de su tiempo», resalta aquello de estar bien informado, pero sabe que formarse es lo importante. Menciona los primeros kibutz, 3.500 a. n. e., elabora frases de cronista, ve el elemento común con su etnia, y la realidad no tiene otro tinte, en clave de mito, de dónde agarrarse, que no sea reafirmar su ámbito geográfico, su raíz negra, indígena, su cultura campesina y conuquera.
Los viajes de Asunción, que no necesariamente implican un desplazamiento territorial, me alcanzan como otro hecho narrado. Su relación de pertenencia es vivencial, o un estadio casi mineral, de sus afectos. Hay que recuperar la siderúrgica, dicen algunos teóricos, como una relación inmanente y material.
Mientras coseche y pueda sacarle peces al río Neverí, en cuya orilla vive, cree y está convencido de que «si otro mundo es posible, tiene que ser y debe ser este». Su relación de pertenencia destruye, en cinco segundos, el slogan de la izquierda mundial de medio siglo. En ese momento se mimetiza en la emboscada. Es el vocero de la comuna “Juana Petronila Hernández” en el Parlamento Comunal Nacional. Minutos después de un remolino de comuneras y comuneros, entramos al despacho de la alcaldía, donde Norys Herrera baila en un solo pie, «Tenemos la llave de Anzoátegui», dice quien lleva el Ministerio para las Comunas.
La noche anterior el servicio de Internet estatal fue saboteado por varias horas sobre toda la costa oriental.
Asunción recuerda que fue en una reunión de gobernadores recién electos, transmitida en cadena nacional el 8 de diciembre de 2008, donde el comandante Chávez eleva el nivel de su radicalidad y esboza una sociedad futura, sabiendo que la forma de hacerlo es navegando sobre un mar de contradicciones.
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Mota también construyó su casa desde la grieta, la conciencia nómada desde niño estuvo marcada por la persecución política. Nació en La Victoria, estado Aragua, pasó por Caracas, le parece yoísta hablar de él, pero insisto en preguntar. «Mis padres fueron perseguidos cuando Pérez Jiménez, se fueron a Sabaneta en El Junquito, a enconcharse, luego vino Ocumare del Tuy, los llanos y Anzoategui». Navega a contracorriente por donde desembocan las historias no contadas: «Asistí a la universidad de la clandestinidad, en los colegios de la calle… Tuve a Noel Rodríguez como profesor; era uno, entre varios que nos daban clases. Poco después fue asesinado por el aparato represivo de la Cuarta República, su cuerpo estuvo desaparecido largos 40 años».
Asunción sabe que por estos días París, para mencionar el papel de la comuna en la ruptura con el paradigma, amanece sitiada de carpas, sus calles que fueron hechas a la medida del Ejército que las ocupó, se han convertido en un campo de refugiados, zona de triaje, azotada por la pandemia.
¿Qué es ser comunero?
Comunero es el común. -Lleva un tapaboca quirúrgico igual que yo.
¿Y una Ciudad Comunal vendría siendo…?
Organizar ese pueblo como ciudadanos, que sean capaces de desarrollar, planificar y ejecutar sus propias políticas, y al mismo tiempo pueda entender que el orden natural de las cosas no es el capitalismo. De tal modo que al hablar de la Ciudad Comunal no se trata de la estructura de concreto, se trata de crear nuevas subjetividades ciudadanas, crear ciudadanía. El verdadero Estado socialista y democrático de derecho y justicia social se entiende en su sentido literal como una doctrina de políticas favorables a la intervención y predominio del pueblo en el gobierno, asumiendo el poder de esas nuevas instancias que estamos creando.
¿Con la crisis económica asistimos a una despolitización de las masas populares?
No lo creo, nosotros estamos repolitizando espacios que se han burocratizado de un tiempo para acá. Hemos adquirido una gama de conocimientos a partir de la experiencia, a pesar de que la mentira cabalga sobre la liviandad de la palabra, sin límite alguno, y ha conseguido confundir; por eso marcha inexorable hacia el abismo. El pueblo tiene más pueblo que lo asesora.
¿Cuál sería el piso epistemológico de ese socialismo?
El que se hace preguntas con núcleos problemáticos razonables, ¿de dónde venimos, en dónde estamos? ¿Hacia dónde vamos? Preguntas fundamentales para la construcción de una nueva cultura. Si lo ignoramos, estaríamos ignorando nuestra parte ancestral.
La Comuna debe ser autosustentable. ¿Cómo haces para sobrellevar la crisis económica actual?
Bueno, tengo un terrenito de 11m x 35m, donde siembro de todo un poquito, el río me pasa por la orilla. Siembro yuca, chícharo, todi blanco. Ahora tengo la mata de mango cargada, la de cerecita, además de vez en cuando le sacamos un pescado al río. Vivo solo, sé cómo llevar las cosas poco a poco, ya a esta edad no puedo formar otra familia, y no se trata de negarme a estar acompañado, sino porque no hay condiciones, y tener alguien allí a mi lado para compartir el sufrimiento, no es la idea. Por otro lado, aprendí que la austeridad es uno de los elementos fundamentales para saber sobrellevar tu vida.
La comuna en Asunción rescata el juego, una parcela para la utopía, con un río incluido, cuando somos más que lenguaje, somos el cuerpo que relata, habita el embrujo de las palabras, el ascetismo quizás, aguas abajo, donde el río no es el mismo río. Allí lo dejé en ese berenjenal, mientras salíamos hacia otra comuna.
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César Vázquez
