Daisy Gutiérrez, la artista cumanesa: «Me mantengo firme en el compromiso de cantar»

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Daisy Gutiérrez, cantora de nuestra música popular tradicional por amor a sus raíces y a su país, nació en Cumaná, estado Sucre, zona de mar del Oriente venezolano. Cuenta con más de 30 años de trayectoria, en los que ha recorrido escenarios nacionales e internacionales, llevando los ritmos orientales como tarjeta de presentación. Con cuatro producciones discográficas, se ha hecho merecedora del reconocimiento del pueblo y de músicos y cantantes que le otorgan un lugar de honor por sus interpretaciones. Sus discos son “De Oriente Verso y Canto” (1984), grabación reeditada al digital en 2000 con el nombre “Nuestros valores”;  “Una patria tengo” (2006); “Daisy Gutiérrez canta la ternura de Alí” (2007); para volver en 2013 a publicar, gracias al Ministerio del Poder Popular para la Cultura a través del Centro Nacional del Disco (Cendis), “Oriente de cercanías”. En esta obra musical Daisy hace un interesante recorrido de la música oriental como merengues, estribillos, jotas, fulía, punto, entre otros.

Actualmente Daisy Gutiérrez sigue desde su casa aportando simpatía, talento y su bella voz, para brindar alegría y optimismo al pueblo venezolano en tiempos de pandemia. Nos abrió las puertas de su hogar y se sentó con Correo del Alba.

¿Qué te llevó a cantar la música oriental y cuáles son tus referentes?

La primera razón es el vínculo afectivo natural, yo nací en la hermosa e histórica ciudad de Cumaná, enclavada en el oriente venezolano. Y en la casa de mis padres sonaba la música todo el día; en esa época de mi niñez, las radioemisoras locales sonaban los géneros musicales del Oriente, con intérpretes fundamentalmente del estado Sucre y el estado Nueva Esparta. Por otra parte, mi madre y mi padre también cantaban todo esa música, jotas, malagueñas, puntos, polos; mi madre cantaba valses y hasta boleros, música de la época. De modo que aprendí a amar esa música que escuchaba en las voces de Benito Quiroz, Rafael Montaño, Jesús Ávila, Francisco Mata, Chico Toño, galeronistas de la época, el grupo Collar de Perlas. Más adelante, Luis Mariano Rivera, María Rodríguez, Isidro Cedeño, Hernán Marín, Beto Balderrama Patiño, el mismo Gualberto Ibarreto. Son ellos mis grandes referentes de la música oriental, también, por supuesto, todo un conjunto de bandolinistas y otros músicos como el maestro Anchele Romero, Francisco Cortesía, Francisco Silva, Cruz Quinal, entre otros.

La segunda razón por la cual canto música oriental es un asunto de conciencia, porque asumí un compromiso amoroso con ese pueblo creador, con el cual sentí que debía contribuir de alguna forma con la difusión de esa música tan hermosa, rica y variada. Portadora además de toda una carga y una síntesis histórica y cultural muy particular que todo el pueblo venezolano debe conocer y aprender a amarla, como parte del inmenso pentagrama musical que le da identidad a nuestro país. Y no es justo que, a nivel de medios de comunicación, además de prácticamente invisibilizar nuestra música popular tradicional, cuando le dan cabida a los sonidos de la tradición venezolana, se escucha sobre todo lo llanero, y ello es una práctica perversa, producto por una parte de la comercialización de la música popular, que establece un patrón único de lo que se desea imponer en el gusto del público. A lo que habría que sumar la falta de medidas enérgicas de defensa de nuestra diversidad musical, por parte de los entes del Estado a quienes compete la regularización y vigilancia de la difusión de la música que nos identifica culturalmente como país. 

De modo pues que me mantengo firme en el compromiso de cantar, en cualquier escenario que sea posible, la música que forma parte de mi esencia y de mi herencia ancestral.

«Es tremendo constatar la avasalladora presencia de géneros foráneos, producto de una industria musical capitalista que domina el espectro radial y televisivo con contenidos poco edificantes, con exaltación de antivalores, machismo, egoísmo, falta de ética y banalización de la vida misma»  

¿Qué falta para tener o formar una organización como Corazón Llanero, que se llame Corazón Oriental?

Creo que para formar una institución como esta, hace falta, por un lado, la acción organizativa con alto espíritu de compromiso por parte de cultores, promotores y amantes de nuestra música oriental para estructurar el proyecto; y por otro, estaría la voluntad política del gobierno nacional para darle el apoyo necesario en lo económico y los recursos que se necesite para darle sustento al proyecto y echarlo a andar. Sin embargo, creo que lo más justo sería pedir un Corazón Venezolano como política de protección, difusión, defensa y preservación de nuestra rica diversidad musical nacional, esa que nos identifica.

Nuestro centenario poeta Aquiles Nazoa resaltaba esa multiplicidad de sonoridades del pentagrama musical tradicional venezolano con estas palabras: “Una réplica espiritual del mapa físico de Venezuela se podría lograr en términos sonoros si pudieran ensamblarse, como las piezas de un mosaico, la maneras en que cada una de las regiones del país manifiesta su gusto por el canto y el baile”. Es decir, me parece que de crearse un Corazón Oriental habría que pensar también en un Corazón Central, en un Corazón Andino, un Corazón Occidental, cosa que no contribuiría con el principio de unidad dentro de la diversidad que debe prevalecer en materia de defensa y preservación del patrimonio cultural venezolano como política que debe incluir todas sus manifestaciones y expresiones, así como los matices que tienen en su justo valor de importancia.

Como venezolanos conscientes de la importancia de la preservación de nuestra música popular tradicional, esa que sentimos como alimento espiritual, esa generadora de sentido de pertenencia de profundos lazos de amor con la patria venezolana, estamos en el deber de unir voluntades y conjugar esfuerzos en torno a una propuesta que comprometa al gobierno nacional a asumir la defensa de nuestra música popular tradicional, la música que caracteriza a todo el país, como un asunto de Estado, con solo dar cumplimiento al capítulo de los derechos culturales y educativos contemplados en la Constitución Nacional de la República Bolivariana de Venezuela, en los Artículos del 98 al 102.

¿Crees que la música popular tradicional venezolana tiene en la actualidad una mayor difusión?

No creo que sea así. Tengo la percepción que en nuestra música popular tradicional ha habido una tendencia a enmudecer nuestros cantos populares, nuestra sonoridades musicales tradicionales, e incluso invisibilizar a sus cultores en los diferentes medios de comunicación; por el contrario, es tremendo constatar la avasalladora presencia de géneros foráneos, producto de una industria musical capitalista que domina el espectro radial y televisivo con contenidos poco edificantes, con exaltación de antivalores, machismo, egoísmo, falta de ética y banalización de la vida misma.

Todo esto es parte de la imposición de un patrón que caracteriza la mercantilización de la música y que tiende a tocar incluso a alguna parte de la música venezolana que tiene cabida en los medios. Creo que es oportuna tu pregunta para hacerle un llamado a la Comisión Nacional de Telecomunicaciones de Venezuela (Conatel), para que vele de manera más firme por el cabal cumplimiento del Artículo 14 de la Ley de Responsabilidad Social de Radio y Televisión y Medios Electrónicos, donde se recoge lo siguiente: durante los horarios todo usuario y supervisado los servicios de radio o televisión que difundan obras musicales, deberán destinar a la difusión de obras musicales venezolanas al menos el 50% de su programación musical diaria. Bueno, esto es así como un 1×1. Pero yo, Daisy Gutiérrez, incluso me atrevo a pedir a Conatel que en la propuesta de renovación de ese artículo sea elevado ese porcentaje, que la música popular venezolana de raíz tradicional, esa que tiene que ver con nuestra identidad, se le asigne al menos un 60% de presencia en el espectro mediático del país. 

En los tiempos que nos está tocando vivir, debemos pensar en una política comunicacional que contemple una importante presencia de nuestra música tradicional en los medios, «en el papel de exaltadora de lo afirmativo venezolano», usando palabras de Augusto Mijares. Así como también en el papel de reafirmación del espíritu de resistencia y de resiliencia del pueblo que somos, ante la arremetida del imperio y sus lacayos en sus intentos por doblegar nuestro espíritu libertario y soberano.

¿Crees entonces que se debe aplicar la ley del 1×1 o vetar en nuestro territorio ese tipo de música catalogada por muchos como «basura»?

Creo que la medida debe ser aumentar el porcentaje de la presencia de nuestra música en los medios y que además se restrinja la circulación y consumo de esa cargada de antivalores a la cual me referí en mi respuesta anterior. Sin embargo, creo que fundamentalmente debe cobrar cuerpo en la vida cotidiana del país un conjunto de políticas educativas y comunicacionales que conduzcan al fortalecimiento de la conciencia y del espíritu social, en estrecho vínculo con nuestra esencia histórico cultural como pueblo. Ahora, esa conciencia y espiritualidad social debe estar fortalecida en valores como el respeto, la solidaridad, la igualdad e género, la honestidad, la ética, el amor por la patria, por la madre naturaleza y el medio ambiente, entre otros.

Para este accionar de enriquecimiento de nuestra conciencia y espiritualidad colectiva, se debe contar con nuestra música popular tradicional venezolana como aliada como expresión de sentimientos nobles y humanistas, como vehículo de exaltación de la belleza de los paisajes de la geografía venezolana, como exaltación del valor de nuestras mujeres y hombres trabajadores, luchadores y luchadoras. Es decir, que sea expresión de nuestro latir y sentir.

Para Daisy, la artista, ¿qué ha significado la pandemia y qué has tenido que posponer? ¿Qué haces por tu comunidad y país en este encierro por cuarentena? 

A mí la pandemia me ha afectado, como a toda la gente consciente de la amenaza del virus, teniendo que adaptarnos a esta nueva realidad que nos obliga a permanecer en nuestras casas y adoptar todas las medidas de bioseguridad al salir y regresar a ella de nuevo. Nos obliga también a informarnos y a ocuparnos bien acerca de los tratamientos que se están utilizando al ocurrir el contagio de la enfermedad, a estar alerta con la familia.

Desde el punto de vista artístico, esta situación del cierre de los espacios para las actividades culturales, como teatros y los espacios públicos, afecta nuestra profesión pues representa prácticamente un paro forzoso para quienes hacemos conciertos y presentaciones musicales. Sin embargo, nos hemos ido adaptando a esta realidad que vivimos, que se impone, que nos separa físicamente, pero que acentúa la necesidad de la cercanía espiritual. Y a través de la música hemos ido generando aproximaciones en el campo virtual, por eso desde el principio de la cuarentena hicimos un video llamando a nuestro pueblo cantando un con unos versos que hice en género de joropo estribillo; bueno, invitamos a nuestro pueblo a quedarse en casa, como parte de la campaña activada para tal fin a través de los medios. Generamos videos musicales con la cooperación de excelentes músicos amigos, aportando a través de las redes sociales alimento para el espíritu tan necesario en estos duros tiempos. Así fue como montamos el joropo y estribillo “La muerte del poeta”, del compositor cumanés Simón Decena, en el que me acompañaron los maestros Manuel Alejandro Sánchez en el contrabajo, la guitarra y el cuatro, Enrique Márquez en la mandolina y Manuel Alejandro Rangel en las Maracas. También hicimos el merengue sucrense” La tremenda”, del compositor Jesús Jiménez, y allí me acompañaron los músicos Pauloren Ochoa en la Mandolina, Alfredo Gutiérrez en el cuatro y las maracas y Carlos Lozada en el bajo.

«Debe cobrar cuerpo en la vida cotidiana del país un conjunto de políticas educativas y comunicacionales que conduzcan al fortalecimiento de la conciencia y del espíritu social, en estrecho vínculo con nuestra esencia histórico cultural como pueblo»

Igualmente formamos parte del jurado en el concurso “Tu voz un canto de solidaridad y esperanza”, que fue convocado por la Compañía Nacional de Música y el Cendis. Donde participaron niñas, niños adolescentes y jóvenes, una hermosísima experiencia en la cual, una vez más, constatamos el inmenso caudal artístico musical de nuestras nuevas generaciones que, por cierto, pienso que deben ser canalizadas todas esas potencialididades creadoras, preferiblemente hacia nuestra música popular tradicional venezolana. Relazamos asimismo un concierto de música oriental en la terraza de VTV para el programa «Así suena», como parte de la programación recreativa que dicho canal ofrece al todo el pueblo venezolano, allí me acompañaron los músicos Alfredo Gutiérrez en la mandolina, Fermín Deyan en el cuatro, Carlos Lozada en el bajo y Ricardo Silva en las maracas y la guitarra.

Como integrantes del colectivo artístico comunicacional Comunicalle, nos mantenemos activos, específicamente estuvimos generando piezas audiovisuales en homenaje al poeta Aquiles Nazoa, en el marco de los 100 años de su nacimiento.

Por otra parte, durante la pandemia he recibido un honroso reconocimiento especial por parte del Movimiento Periodismo Necesario, en el marco del Premio Nacional de Periodismo necesario Aníbal Nazoa 2020, por mi labor como defensora y difusora de nuestra música popular tradicional y particularmente la música del oriente venezolano. Y recientemente fui designada como delegada del Consejo de Folklore de América (Cofam) en Venezuela, a partir de lo cual me mantengo activa en la convocatoria al pueblo cultor, investigador y promotor de nuestras tradiciones populares.

¿Cuáles son tus planes y proyectos para después de la pandemia?

Puedo comentarte que por ahora mi labor estará en continuar activada en el campo virtual porque lamentablemente no volveremos a tener la misma normalidad de siempre y, bueno, iremos a una nueva normalidad en nuestras vidas y siento que el campo de lo virtual se va a mantener por mucho tiempo. Y pensamos que podemos y queremos mantenernos activados en ese campo. También está pendiente por concluir la producción de tres temas musicales que se encuentran en el estudio de grabación en manos del Cendis y espero contar con el apoyo de su presidente, mi hermano cantor y amigo Alí Alejandro Primera, para  que finalmente podamos ver ese parto tan esperado desde 2018.

Finalmente, tengo planes de una nueva producción discográfica que por cierto no es ningún proyecto nuevo, sino que es un viejo anhelo el cual iremos informando a su debido tiempo. Vamos a esperar a ver cómo se van desenvolviendo las nuevas condiciones de esa nueva normalidad que nos espera. Esperemos que todos salgamos bien de esta pandemia, para que después de esta situación nos mantengamos activados en nuestras realidades artísticas de nuevo. 

Con un verso ¿qué le dirías a Venezuela?  

Con esta décima me dirijo a Venezuela:

Venezuela mis cantares
te brindo con alegría
ruego pronto llegue el día
se superen tus pesares
con el azul de tus mares
y el verdor de tus llanuras
te cubren con gran dulzura
hijas e hijos que te aman
y así por siempre proclaman
enaltecer tu cultura.

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Tony González Cineasta

VIDEO │ “La muerte del poeta”

   

 

Juan José Peralta Ibáñez
Fotógrafo documentalista, fotoperiodismo, naturaleza, video, música

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