Manual para enfrentar la invasión paramilitar sobre Venezuela desde las comunidades (segunda parte)

-

Por María Fernanda Barreto

Hace varios meses se publicó la primera parte de este manual (leer abajo) que comprometía, al menos, dos entregas más. Se recibieron algunos aportes que agradecemos, en especial los hechos por las comunidades y organizaciones que han enfrentado o aún enfrentan esta situación.

Como mencionamos en la primera entrega, en esta segunda parte profundizaremos en el intento de contribuir a la comprensión del porqué y el cómo se está dando esta incursión e intento de asentamiento en el territorio venezolano del paramilitarismo colombiano desde hace casi dos décadas, como parte de la hibridación de la guerra contra Venezuela por ser el principal obstáculo al relanzamiento de la Doctrina Monroe en la región y escenario de disputas geopolíticas que le trascienden. Sin embargo, la contingencia nos obliga de nuevo, a ir enunciando en esta parte algunas primeras propuestas.

El contexto general: Nuestra América

Los últimos acontecimientos geopolíticos en Nuestra América han venido evidenciando las tácticas del relanzamiento de la Doctrina Monroe que, rompiendo con la tradicional búsqueda de estabilidad para gobernar y más allá del fortalecimiento de los ejércitos regulares, se plantea una tácita declaración de guerra contra los pueblos en rebelión, a la vez que fortalece el narcotráfico y pretende expandir el modelo colombiano de paramilitarización al servicio de los gobiernos subordinados de la región, lo que implica un aumento en la corrupción de los Estados y la transnacionalización de la llamada “parapolítica” al servicio de la estrategia imperial.

Muestra de ello es el repunte de las acciones paramilitares en Colombia y toda Mesoamérica, la legitimación del paramilitarismo tras la dictadura en Bolivia y, por supuesto, un nuevo empuje a la invasión paramilitar sobre Venezuela, con la adecuación de los grupos violentos de la derecha venezolana a ese modelo, la cooptación de bandas delincuenciales venezolanas y el crecimiento de una “parapolítica opositora”.

Hay que destacar que el avance de este modelo se da también de la mano con las compañías militares privadas (CMP) que han coordinado sus acciones con los grupos paramilitares en Colombia, principalmente las que prestan servicios a las bases militares estadounidenses y a las grandes transnacionales minero-energéticas. En el caso de Venezuela, la participación recientemente develada de la compañía Sylver Corp Usa Inc., en el tráfico de armas, entrenamiento, planificación e intento de ejecución de acciones contra la Revolución bolivariana desde el territorio colombiano, dejó evidencia clara de esto. La llegada hace unos días de nuevos contingentes militares estadounidenses a Colombia, habla de un posible aumento de este tipo de acciones.

Esto quiere decir que, aunque este manual se está escribiendo para enfrentar la invasión paramilitar, es muy importante que la comunidad ubique la llegada o la simple circulación de mercenarios y mercenarias por su territorio.

Pero, en este contexto, hay que insistir en dos cosas que solemos reiterar. Primero, que toda esta operación, aunque pueda representar ganancias para algunos sectores de la derecha colombiana, no responde a los intereses del país, ni siquiera a los de toda su clase dominante –parte de la cual ha perdido millones en exportaciones que tradicionalmente hacía a Venezuela y que además teme a la inestabilidad económica y política que podría generar una guerra entre ambas naciones–, sino que es una vez más la supeditación de los intereses nacionales a los representados por los Estados Unidos, único país que obtendría grandes ganancias de una hipotética guerra entre Colombia y Venezuela.

Lo segundo que reiteramos es que Colombia, como laboratorio experimental de este modelo y foco de irradiación del mismo, es también ejemplo de resistencia popular y de ese acumulado histórico deben beber los pueblos de Nuestra América.

Venezuela, que es el país para el que se escriben estas líneas en particular, nunca debe olvidar que en el proceso de enfrentar la invasión paramilitar, el pueblo colombiano, que vive a ambos lados de la frontera, puede y debe ser su mejor compañero, porque enfrentar el paramilitarismo colombiano y sus engendros, es luchar contra el exterminio de las fuerzas populares que se resisten al despojo de nuestras riquezas comunes.

El contexto específico: la comunidad

Este, como todo manual, procura ser práctico y útil, en este caso a las comunidades venezolanas para asumir la Defensa Integral de la Patria desde su propio territorio. Por eso, aunque hemos venido y continuaremos enunciando lo común, y aportando análisis de contextos generales y relativos de las comunidades, lo más importante es que cada comunidad lo pase por el tamiz de su contexto específico, sus conocimientos acumulados, experiencias y circunstancias particulares, de las que desearíamos nutrir la edición final.

Señalamos esto porque uno de los aportes más completos recibidos desde las Comunas de la frontera colombo-venezolana, alerta sobre una “mutación” del paramilitarismo para infiltrarse en las fuerzas revolucionarias de las comunidades en las que ha logrado asentarse.

«Enfrentar el paramilitarismo colombiano y sus engendros, es luchar contra el exterminio de las fuerzas populares que se resisten al despojo de nuestras riquezas comunes»

Denuncia el mencionado aporte que las mafias que sostienen el contrabando fueron imponiendo la circulación de pesos colombianos y dólares en los territorios fronterizos venezolanos, y con ello se fue debilitando aún más la moneda venezolana, sometida a un ataque sistemático desde las casas de cambio colombianas y páginas web de la oposición venezolana, y se fortaleció la capacidad de esas mafias para cooptar comerciantes, pero también a funcionarios y funcionarias del Estado venezolano, para aumentar y legitimar su presencia. La corrupción es obviamente una grave grieta para cualquier construcción política revolucionaria, contra la cual no debe bajarse la guardia, ni desde el Estado ni desde las comunidades, no solo porque significa la descomposición ética y el debilitamiento de las fuerzas revolucionarias, sino porque es un método con el que las organizaciones paramilitares y narcotraficantes han logrado controlar la institucionalidad colombiana y ese es el modelo de Estado subordinado que aspiran construir en Venezuela.

Más allá de sus “importadores naturales” que son las empresas transnacionales y el sector latifundista, otra rendija a través de la cual nos señalan que esta invasión ha logrado cierta legitimidad es la del financiamiento directo a las pequeñas y medianas unidades de producción agrícola y pecuaria, así como indirectamente mediante la compra de productos a puerta de finca –a montos superiores y en divisas– para el contrabando de extracción de rubros como café, cacao, ganado bovino, pescado, cuero y hasta productos mineros extraídos artesanalmente.

La complejidad particular del negocio del contrabando y especialmente el de combustible venezolano, que se espera disminuya con las nuevas tarifas establecidas por el Gobierno bolivariano, ha sido tratado en otros de nuestros análisis por sus implicaciones en la guerra económica contra Venezuela pero, particularmente, por su función dentro de la producción de cocaína y la legitimación de capitales en Colombia.

En algunas comunidades fronterizas y costeras venezolanas, mafias y paramilitarismo colombiano se instalaron sobre todo para proteger este negocio. Un ejemplo que es necesario visibilizar es el de las costas orientales venezolanas, donde el robo de combustible se ha ejecutado especialmente a través de grandes embarcaciones de pesca industrial, pero que con el tiempo consiguió cooptar a algunos pescadores de embarcaciones polivalentes que fueron financiadas por el Gobierno y penetró así un tejido social nacido de la Revolución bolivariana.

Lo más importante es que esta y otras aportaciones desde las comunidades señalan la necesidad de aclarar que la invasión paramilitar dirigida desde Colombia sí ha logrado asentarse en algunos territorios venezolanos, tal como lo hemos señalado en otras ocasiones, pero en otros no ha logrado avanzar o incluso ha sido expulsado en los últimos años.

En el caso específico de Táchira y Zulia, el retroceso de las fuerzas invasoras ha sido sostenido en el último año, gracias al impulso de una ofensiva político militar de presencia y atención permanente del Estado venezolano en ambas regiones fronterizas y que, a partir de la exitosa Batalla de los Puentes, en Táchira y otras batallas ganadas en el Zulia, profundizó desde la primera línea de defensa, la alianza cívico-militar que es baluarte del proceso venezolano.

¿Qué hacer cuando ya hemos detectado la existencia de más de un indicador de la presencia de grupos paramilitares en nuestra comunidad?

Sugerimos que después de revisar en el seno de nuestra comunidad u organización los 14 indicadores que señalamos en la primera entrega, debemos identificar el nivel de control que han logrado esas organizaciones en nuestro territorio. Para ello planteamos:

1. Identificar hace cuánto tiempo aparecieron los primeros indicadores y si aún permanecen.

2. Contar cuántos indicadores percibimos y qué tan fácil es verlos.

Mientras más tiempo tengan las señales de esa incursión, cuantos más indicadores encontremos y mientras más fáciles sean de detectar, más avanzada es esa presencia.

Así, en términos generales, podríamos decir si esa penetración se ubica en una de estas seis etapas:

1. Sin presencia de fuerzas invasoras.

2. Con presencia esporádica, es decir, que nuestro territorio es solo una zona de tránsito.

3. Inicio de la penetración a nuestro territorio.

4. En proceso de legitimación e implantación.

5. En control del territorio y la comunidad.

6. En repliegue o huida.

Ubicar en cuál etapa se encuentran estas fuerzas en nuestra comunidad nos dirá cuáles son los niveles de alerta que debemos adoptar –siendo la quinta etapa la más grave– y, contrastando con el nivel de organización y capacidad para la defensa de nuestra comunidad, evaluar con sensatez cuáles son las acciones que podemos realizar como poder popular en corresponsabilidad con las instituciones del Estado y para cuáles es imprescindible la actuación de las diversas instituciones policiales y militares del Estado venezolano.

Los factores decisivos para impedir que el paramilitarismo logre avanzar de una etapa a otra o que pase de la etapa 2 directamente a la 6, o mejor aún, que evite acercarse a nuestro territorio aunque les resulte importante, son fundamentalmente dos cosas:

1. Presencia del Estado, no solamente con la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) y los cuerpos policiales, sino también con todas sus demás instituciones y políticas de gobierno. Escuelas, hospitales, Misión Barrio Adentro, representaciones locales de ministerios, defensorías, grandes misiones, misiones y micromisiones, casas de alimentación, casas de abrigo, entre otras.

2. Existencia de una comunidad organizada, cuyo tejido social sea fuerte y forme parte de una red mayor que trascienda su espacio vital, idealmente una organización nacional, como redes de comuneros y comuneras, organizaciones, populares, feministas, estudiantiles, partidos del gran polo patriótico, Milicia Bolivariana, Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP), grupos musicales, colectivos de teatro, emisoras comunitarias, entre otros.

Lo clave es que además deben abrirse o mantenerse canales de comunicación y coordinación permanente entre las instituciones del Estado y la comunidad. Será tarea muy difícil para la comunidad defender su territorio sin el apoyo del Estado, como sucede en Colombia, y es imposible para el Estado defender el territorio sin el concurso de las comunidades.

«Será tarea muy difícil para la comunidad defender su territorio sin el apoyo del Estado, como sucede en Colombia, y es imposible para el Estado defender el territorio sin el concurso de las comunidades»

En una visión clásica, esta sería la tarea del partido. Pero en la hoja de ruta que trazó el presidente Chávez esa tarea trasciende hasta la construcción del Estado Comunal, que continúa en el horizonte del proyecto de la Revolución bolivariana, para garantizar el desarrollo y defensa integral de la patria. Porque como dijimos anteriormente: “La tarea de recobrar el territorio, que es el hábitat de una comunidad, fortalecer el control sobre él para no perderlo o incluso comenzar a habitar territorios baldíos antes de que sean ocupados, no es necesariamente una tarea militar o policial. La experiencia de las últimas décadas en Colombia ha demostrado que detener el avance de estos brazos armados de la derecha trasnacional es posible cuando existe consciencia y organización popular”.

Entonces, esto quiere decir que hay tres tareas que cumplir para lograr el éxito que nos proponemos:

1. Hacer de nuestro territorio una “comunidad organizada” fuerte, solidaria, justa y en proceso constante de aprendizaje y transformación para la construcción del Estado Comunal y su consecuente defensa. Una comunidad que se enlaza con otras comunidades y organizaciones nacionales e internacionales.

2. Fortalecer la presencia de las instituciones del Estado en nuestra comunidad, convocando a las instituciones que no estén, acompañando y fiscalizando a las que estén presentes y particularmente conformando las Unidades Populares de Defensa Integral donde no existan, o simplemente fortaleciéndolas y dinamizándolas donde ya estén.

3. Optimizar todos los canales de comunicación posible entre nuestra comunidad y las instituciones del Estado, lo que por supuesto incluye profundizar la unión cívico-policial-militar. Nunca dejar solos ni solas a quienes defienden nuestra seguridad y soberanía.

¿Cómo es una comunidad organizada?

Venezuela tiene un amplio acumulado histórico de organización popular, que se ha cristalizado en los últimos 20 años, en experiencias inéditas de organización popular.

Las diversas instancias de agregación del poder popular, Consejos Comunales, Comunas, Ciudades Comunales, Corredores, entre otras, cuentan con un buen grupo de leyes y sobre todo de políticas que respaldan su conformación y crecimiento.

Pero este no ha sido un crecimiento lineal, ni mucho menos fácil, aún existen las resistencias internas y negligencia. En algunas instancias, por ejemplo, se han experimentado retrocesos por causas diversas, que son materia de otro análisis, aunque algunas ya han sido mencionadas aquí. Sin embargo, un caso emblemático, que es ineludible en este manual, es la contrarreforma agraria que han pretendido lograr los terratenientes que fueron expropiados por parte del gobierno del presidente Chávez. Estos terratenientes fueron de los primeros “importadores” de estas fuerzas paramilitares colombianas y, aún hoy, las usan para asesinar y desplazar a las comunidades campesinas beneficiarias de las políticas del gobierno bolivariano. Por eso, el pueblo debe sostener su voluntad de poder y, por tanto, de lucha constante para impedir retrocesos sobre lo avanzado.

Un método sugerido para organizar nuestra comunidad

Durante las últimas décadas el sociólogo venezolano Carlos Lanz ha desarrollado el método INVEDECOR, que plantea transformación de las comunidades a través de la articulación de procesos de investigación acción participativa, educación liberadora, comunicación comunitaria y organización popular, que debe ser parte de un tejido superior de resistencia que se articule en todos los niveles, llegando a lo nacional e idealmente nuestroamericano, porque no se trata de hacer de las comunidades islas, sino de hacer de cada una un espacio para la construcción y defensa de un proyecto histórico.

Una comunidad organizada debería tener medios de comunicación comunitarios que articulen con diversas organizaciones del poder popular que a su vez posean espacios de educación popular y desarrollen permanentemente investigación-acción participativa para lograr su transformación. Nos gustaría enfatizar aquí en la importancia de la organización popular para la producción, y no solo para la distribución y consumo de alimentos, que igual es importante.

Una comunidad organizada en Venezuela debe ser parte de una Comuna y, como tal, debe poseer sus Unidades Populares de Defensa Integral de la Patria, donde la inteligencia social se articule para defender la soberanía.

También es fundamental que en cada comunidad se formen organizaciones de defensores y defensoras de Derechos Humanos, capaces de hacer seguimiento permanente a la situación de la comunidad en general y los casos particulares, registrar información, levantar informes, enlazar con las instituciones correspondientes y, por supuesto, abrir espacios de sensibilización, difusión y formación comunitaria sobre el tema.

Por último, toda comuna debe articularse siempre a otras comunas en sistemas de agregación y avanzar juntas hacia la construcción del Estado Comunal, que es el que nos permitirá construir soberanamente nuestro proyecto histórico, defender la patria desde su célula fundamental y hermanarnos con los pueblos vecinos para seguir levantando la espada de Bolívar y los sueños de Hugo Chávez.

Publicada esta segunda parte, continuaremos esperando aportes, críticas y sugerencias para sintetizarlos y avanzar hacia la tercera y última entrega antes de la edición final de nuestro manual.

__________________________________________________________________

María Fernanda Barreto Investigadora colombo-venezolana

Cortesía de https://mariafernandabarreto.wordpress.com/blog/

Leer primera parte: https://www.correodelalba.org/2019/09/04/manual-para-enfrentar-la-invasion-paramilitar-sobre-venezuela-desde-comunidades-i/

Juan José Peralta Ibáñez
Fotógrafo documentalista, fotoperiodismo, naturaleza, video, música

Últimas noticias

Los 20 puntos que debe tener un candidato en Venezuela

A lo largo de nuestra Historia, caudillos y candidatos que llegan al poder presentan una veintena de rasgos comunes....

Diógenes y González: Embajadores candidatos

Los ciclos históricos son elementos que describen una serie de eventos o transiciones que se repiten de manera ordenada...

Los patrocinadores de la guerra y sepultureros de la paz

Norberto Bobbio, uno de los más destacados juristas del siglo XX, reflexionaba en su ensayo El problema de la...

Panamá: “Ganó la corrupción, pero democráticamente”

La frase titular es del panameño Rubén Blades, al referirse al triunfo, con el 34% de los votos, del...
- Publicidad -spot_imgspot_img

La generala Laura Richardson y la guerra híbrida en Bolivia

De la mano de la jefa del Comando Sur del Pentágono, generala Laura Richardson, como principal protagonista y ejecutora...

Candidato de la oposición: Personaje del refranero venezolano

Por su antropología Venezuela es uno de los países con la mayor diversidad cultural, social, etnológica y lingüística. Una...

Recomendados

Los patrocinadores de la guerra y sepultureros de la paz

Norberto Bobbio, uno de los más destacados juristas del...

Panamá: “Ganó la corrupción, pero democráticamente”

La frase titular es del panameño Rubén Blades, al...

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí