Paul Gillman: rock & revolución

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Por Nahir González

Paul Gillman es un cantante venezolano de rock pesado, reconocido internacionalmente como una de las voces más potentes del heavy metal latinoamericano. Nació en 1960 en la ciudad de Caracas, descendiente de madre etíope con raíces italianas-yugoslavas, y un padre estadounidense mezcla de alemán con indígenas seminole.

Gillman inició su carrera musical muy joven, influenciado por el rock británico y norteamericano. Con un catálogo de más de 80 producciones discográficas, es activista político y como tal vivió en carne propia la represión de los gobiernos venezolanos de la denominada IV República, marcados por su rechazo hacia el rock y cualquier  género musical que incentivara la protesta y la denuncia social. Esa inconformidad con el sistema lo llevó a acercarse al proyecto bolivariano de Hugo Chávez Frías, con el cual se amplió la visión de cultura más allá de las élites e incorporando todas las manifestaciones musicales y corrientes urbanas que forman una parte importante de la expresión cultural del pueblo.

En momentos de cuarentena, Gillman dedicó parte de su tiempo para dialogar con Correo del Alba y repasar parte de su extraordinaria y multifacética trayectoria artística.

Conocemos tu empeño y dedicación en la difusión del rock, ¿cómo surge el programa «Kultura Rock»?

El programa de radio comienza con el nombre de “La esencia”, el 20 de marzo de 1990, ya tiene 30 años, y en la mitad del camino se convirtió en «Kultura Rock». Actualmente hacemos trasmisiones en 36 emisoras de 18 estados de la geografía de Venezuela.

Igualmente, el programa de televisión inicia como “El Garage”, el 18 de agosto de 1999, en Venezolana de Televisión (VTV). Presentaba bandas en vivo, luego fuimos colocando vídeos, entrevistas y al poco tiempo se convierte en «Kultura Rock». Sale de VTV cuando nace Tves (canal de entretenimiento creado por el presidente Hugo Chávez), que se mantiene hasta el día de hoy, de hecho es uno de los programas fundadores de esa televisora.

«Kultura Rock» ya tiene 20 años, más que ningún programa de rock en el mundo entero –en toda la historia de este género musical–, en formato televisión con entrevistas, bandas en vivo, vídeos nacionales e internacionales, biografías. 

En algún momento, solo se transmitían vídeos internacionales, porque no había más presupuesto para traer bandas nacionales, hasta que Winston Vallenilla asume la presidencia de Tves, apoya nuevamente el talento nacional y con ello el rock local vuelve a las pantallas de televisión y, en fin, se convierte en el único programa de su estilo con 20 años de trayectoria a nivel mundial, hecho en Venezuela.

Háblanos de tu faceta como actor de doblaje de voz.

Desde jovencito comencé a hacer maquetas de doblajes de cartones animados, por diversión. En los 90, cuando hubo un gran bajón en el rock nacional, veo en el doblaje una oportunidad de trabajo, porque en el país están los más importantes estudios de doblaje de Latinoamérica. Después de un corto entrenamiento, comienzo a ser llamado en diferentes compañías de doblaje, donde he podido hacer la voz de cartones animados como el Patricio de Bob Esponja, Batman del Futuro –de la serie de Batman–, el Cíclope de los X-Men, y también trabajos en novelas brasileras como Xica da Silva, donde doblé al capitán mayor Gonzalo, locuciones para Animal Planet, History Channel, Discovery Channel.

Posteriormente, decido dedicarme de lleno a la banda, porque el salario de un actor de doblaje es muy bajo. Me he dedicado a este proyecto, aunque salir a tocar de noche sea más destructivo a nivel de salud, pero es algo que quería hacer más que otra cosa.

Junto al comandante Hugo Chávez en un mitin político.

Eres pieza clave de la historia y el presente del rock venezolano. ¿Cómo ha sido la evolución de este género en el país?

El rock en Venezuela tiene sus etapas:

Década del 60: la primera, fue el nacimiento del rock aquí, que surge en Cabimas, en estado Zulia. Igual que ocurrió en Liverpool, Inglaterra, con la llegada de los buques norteamericanos vinieron también los discos de rock y blues; pasaron de los obreros portuarios a los hijos, grupos como The Beatles, Rolling Stone, The Who. Se fundan con esa simpatía que renovaba la ola joven en cuanto a sonoridad. De ahí nacen los Impala, que fueron los Beatles venezolanos, los Dart, los 007.

En Venezuela, a finales de los 60, se imitaban canciones con traducciones bastantes deficientes. Sin embargo, los Impala eran los únicos que hacían muchísima música propia, por eso de este grupo surgen solistas que tendrán una carrera musical plausible, como Henry Stephen, Rudy Márquez y Edgar Alexander.

Década del 70: es la segunda oleada, ya con material propio, cuando irrumpen gente como los Tsee-Mud, Sky White Meditation, Bacro y otras agrupaciones que comienzan a incursionar en lo que sería el rock pesado, al tiempo que aparecen en el primer Festival de Rock en la historia de Venezuela, en el antiguo Parque del Este en Caracas, en 1970, que como siempre terminaba con la Guardia Nacional y la Policía cayéndoles a palo y a peinillazo a todos los rockeros que iban al concierto. Surge el rock sinfónico con Vytas Brenner y la Ofrenda, mezclando la música nacional con el rock sinfónico, Alexis Rosell –un excelente músico–, Gerry Weil y su Núcleo, Frank Quintero y Los Balzehaguaos, en fin, agrupaciones un poquito más hacia la música pop.

Década del 80: corresponde a una tercera fase, con el surgimiento de lo que se llama el Rock Nacional y agrupaciones como La Misma Gente, Resistencia, Arkangel,  Fahrenheit, Grecia.

Década del 90: se corresponde con lo que sería la cuarta etapa del rock, y finalmente con la creación y consagración de Gillman y otras agrupaciones claves que nacieron en el país, como Laberinto, que terminaron yéndose a Holanda y se hicieron famosos allá; participaron en festivales internacionales.

Años 2000: están marcadas por la desaparición de las disqueras, donde simplemente los grupos empiezan a hacerse los discos solos, en estudios caseros, la gente ya no sueña con grabar con alguna disquera y ser famoso, sino que es producción propia. Alguno de los viejitos todavía estamos sobreviviendo.

¿Piensas que con el «Gillman Fest» el presidente Chávez logró reinvidicar el rock en Venezuela? Cómo surgió la idea de este evento?

El presidente Hugo Chávez me solicita la creación de un Festival de Rock Internacional en el Canal 7 de Argentina, durante la primera transmisión del programa «Aló Presidente Internacional», ahí con la presentación de la banda de rock argentina Tren Loco. Él hace me hace la sugerencia y en aquel momento le instruye al secretario de Cultura (aún no había Ministerio), Farruco Sesto, de crear un festival, que se llamó Festival de Música Urbana, por dos años. Como estaba agonizando el festival, resurgimos en 2005 como «Gillman Fest».

Del «Gillman Fest» hemos hecho unas treinta ediciones, aproximadamente, se ha convertido en el tercer festival más grande y gratuito de Latinoamérica, donde se han presentado desde Paul Di’Anno –cantante de Iron Maiden–, Megadeth, Testament, Uriah Heep, Sepultura, Cactus, Saxon. En este momento, por la situación del bloqueo económico a Venezuela, estamos en un receso pero esperemos que las cosas mejoren para volver nuevamente a la calle con los «Gillman Fest».

Has sido un defensor y militante activo del chavismo, ¿cómo se te da esa faceta política?

No es que yo decido vincularme a la política, no. Todo ser humano es un ser político y todo el mundo tiene su corazoncito. El mío siempre fue de izquierda y mis letras así lo avalan. Cuando el comandante Chávez sale a la palestra, se convierte automáticamente en mi héroe, porque era el héroe de todos los venezolanos y las venezolanas, cuando tuvo los cojones de asumir un alzamiento militar para liberarnos de la IV República y sobre todo del expresidente criminal de Carlos Andrés Pérez.

Se convirtió ahí en un líder a quién seguir y por eso, en 1998, una cosa llevó a la otra y terminé visitándolo en un apartamento, dónde sale la famosa foto de “No a la recluta”, en que por primera vez un rockero le pedía a un militar –o a un uniformado– en este país que aboliera la recluta; ese fue un gran riesgo que me tomé, sobre todo porque se hablaba de Chávez, la derecha decía que era un déspota, un gorila, entre otras cosas, pero yo no creí en ninguna de esas campañas. En esa reunión hablamos cuatro horas, después nos volvimos a reunir y charlamos cuatro horas más, nuevamente en ese apartamento, y ahí le prometí que el Movimiento Rock Nacional iba a apoyarlo por toda Venezuela. Le pedí por favor que aboliera la recluta si llegaba a ser presidente de la República, promesa que cumplió una vez que accedió al poder.

En adelante, por supuesto que tuvimos una gran amistad, compartimos muchas cosas, hicimos actos, más de ciento y tantos de conciertos, prácticamente me rescató, porque yo a finales de los 90 estaba a punto de retirarme. Antes, era mis ideales de rock solamente, pero después de Chávez, era el rock y la revolución… y así, rock y revolución será hasta el último día que yo pueda respirar sobre esta tierra.

Junto al presidente Nicolás Maduro, en un acto en respaldo a la paz en Venezuela.

¿Cómo fue la campaña en busca del apoyo de Roger Waters para Venezuela?

Nos pusimos en una campaña familiar, mi hija, mi esposa y yo, para convencer a Roger Watersde que apoyara al gobierno legítimo venezolano.

Waters es sin duda el personaje más importante de rock en cuanto a las luchas humanistas, políticas y ecologistas del mundo, tras la ausencia de John Lennon y Bob Marley. Por eso comenzamos a tuitear, a mandar mensajes por Facebook a su cuenta, para explicarle lo que estaba haciendo el payaso de Juan Guaidó, que se autoproclamó presidente y que promovía un intento de golpe de Estado. Esto fue a principio del año pasado y cuando pensábamos que pasaban las semanas y no había ninguna respuesta, aparece el famoso Twitter de Waters, con un retrato de Simón Bolívar, citando las palabras de nuestro Libertador: “Los Estados Unidos de Norteamérica fueron destinados por la Providencia para plagar la América de miseria a nombre de la libertad”. ¡Aleluya, lo logramos!

Al poco tiempo, comenzó Roger Waters a mandar más mensaje de apoyo a la Revolución bolivariana y a decirle la verdad el mundo. Razón por la que el presidente Maduro nos encomendó llevarle a Roger Waters, en agradecimiento, un instrumento musical venezolano: un cuatro, firmado por Nicolás Maduro. Cumplimos la misión, a pesar de haber tenido muchos inconvenientes con Scotland Yard.

¿Cuál fue tu última presentación musical?

Mi última presentación musical fue el 22 de febrero de 2019, con la Fundación Corazón Rockero, en el puente de Tienditas (frontera con Colombia). Ese día fuimos a defender la patria, poniendo nuestro pecho enfrente, porque sabíamos que había grandes posibilidades de que se perpetuara una invasión a Venezuela, orquestada por los Estados Unidos. Ese era el punto estratégico que había escogido la oposición, con la realización de un festival musical en la frontera con Colombia. Nosotros estábamos en el límite de la candela, de una guerra. La inteligencia venezolana obtuvo la información de que yo era una de las personas que estaban en una lista para ser liquidadas por los paramilitares. De hecho, le debo mi vida a una operación rescate ordenada por el presidente Maduro y organizada por la vicepresidenta, Delcy Rodríguez, y los  ministros Ernesto Villegas y Jorge Rodríguez. Pero extrañamente, desde ese concierto de los puentes, no he sido nunca más invitado, ni yo ni la Fundación Corazón Rockero, a ningún otro acto o evento.

Esperemos que pronto podamos estar compartiendo nuestro talento musical y continuar defendiendo, a través de la música, el proceso revolucionario. 

Son 43 años de trayectoria artística, pero aunque no estés presente en los escenarios siempre estás activo, a pesar de las dificultades. ¿Qué proyectos musicales tienes en mente?

Estoy preparando el disco número 89, si tomamos en cuenta la sumatoria de todo el trabajo hecho hasta ahora. Este se llama Tesoro y debe estar saliendo en un par de meses. Ya hay una canción escrita, intitulada «El Prisionero», y justamente le pusimos el nombre antes de que viniera la pandemia. Pareciera que estás hablando de la gente que queda encerrada en la casa, pero realmente es la historia de un preso en una cárcel.

Por otro lado, deseamos que a la Fundación Corazón Rockero se le dé la importancia que merece, los recursos para que funcione. Soy presidente de esta Fundación desde el 10 de mayo de 2017.

¿Consideras que hay una deuda histórica con los artistas?

Sí, de verdad se continúa teniendo una deuda histórica con los artistas de este país. Nosotros, en Corazón Rockero, una de las cosas que queremos hacer es continuar con las ayudas. En algunos momentos hemos sido apoyados sobre todo por el ministro de Cultura, Ernesto Villegas, y por el ministro de la Presidencia, Jorge Márquez, para resolver problemas de leyendas del rock venezolano en lo correspondiente a vivienda, mejoras de infraestructuras, electrodomésticos, salud, medicina, entre otros. Hemos tratado de resolver algunos casos, pero la lista es larga. Ojalá que algún día la Fundación Corazón Rockero pueda tener su propio presupuesto y con eso ayudar más a un amplio espectro de músicos y músicas que lo han dado todo por el rock en Venezuela, y que sabemos que no están pasando por un buen momento.

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Nahir González Analista política

AUDIO “Valiente”, en vivo en el «Gillman Fest», Caracas, 24 de marzo de 2018.

Juan José Peralta Ibáñez
Fotógrafo documentalista, fotoperiodismo, naturaleza, video, música

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