Por Yoselina Guevara López
El 20 de septiembre de 2011 fue asesinado a sangre fría, en Sirte, Muamar Gadafi. Herido y derrotado, intentaba esconderse cuando fue traicionado por sus seguidores en una operación bien planificada y financiada por países occidentales y su brazo armado, la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). El entonces presidente Chávez, que siempre consideró a su par libio un luchador y por sobre todo su amigo, declaró que era un «mártir a quien asesinaron en un atropello más a la vida». Comenzaba así un período de terror y oscuridad para el país africano, perdiendo súbitamente los avances que en cerca de 40 años habían logrado bajo la Revolución. Allí se concretó uno de los ejemplos más despiadados, en la era contemporánea, de intervención militar de un país, hasta convertirlo en un «Estado fallido», con una economía en ruinas, sin control gubernamental, con una guerra civil entre tribus que parece no tener fin, millones de fallecidos y desplazados. Una cortina de muerte que el mundo tiende a olvidar.
El florecer del desierto
El 1 de septiembre de 1969, después de un golpe de Estado contra el Rey Idris I, el teniente Gadafi tomó el poder, poniéndose al frente del Consejo de Mando Revolucionario y proclamando a Libia como una República. Para el momento, el país era considerado uno de los más pobres del planeta, principalmente por la improductividad de su territorio. Bajo el gobierno de Gadafi floreció el desierto líbico, no solo metafóricamente, sino en la realidad. El coronel Muamar ideó un complejo hídrico, extrayendo agua desde las profundidades de las tierras para hacer florecer el desierto. Con ello creó un lago de 35 km de largo y campos cultivados y ciudades. Este fue el signo de su gobierno: el florecer de un nación y de su pueblo en todos los aspectos de la vida republicana.
Algunos de los logros de la Revolución libia
a) A nivel social.
-Promulgación de una nueva Constitución «árabe, libre y democrática».
-En 1976, Gadafi publica el Libro Verde, en el que trata de trazar una «tercera vía» con respecto al comunismo y el capitalismo.
-Mejoras en las condiciones sociales y sanitarias. En 2010 la población llegó a tener una esperanza de vida de 80.0 (hombres 79.7; mujeres 81.9), una tasa de mortalidad infantil del 2.72% y una tasa de analfabetismo del 17.4% (hombres 6.15; mujeres 22.20). Libia se encontraba entre los países con un desarrollo humano intermedio y, gracias a sus ingresos relativamente altos, por delante de otros países del norte de África.
-Se permite el acceso a la educación a las niñas y mujeres. En 2011 más de la mitad de los estudiantes universitarios del país eran del sexo femenino. Las mujeres podían poseer propiedades, adquirir ingresos y una remuneración paritaria a la de los hombres. Se prohíbe la poligamia y el maltrato a la mujer. En Trípoli se creó una escuela para formar mujeres policías, las que podían alcanzar altos rangos en la jerarquía militar, como el de coronel. Paradójicamente, el 4 de enero de 2011, el propio Consejo de Derechos Humanos (CDH) de las Naciones Unidas reconoció y elogió a Muamar Gadafi por su promoción de los derechos civiles y de la mujer.
B) A nivel económico.
-Se nacionalizó la mayoría de las propiedades petroleras extranjeras y cerró las bases militares estadounidenses y británicas.
-Se tradujo la renta petrolera en beneficios para el pueblo. Gadafi utilizó los dólares derivados de los hidrocarburos para desarrollar el país con nuevas carreteras, escuelas, hospitales, universidades, viviendas sociales a bajo costo e industrias.
-Libia se dotó de armas (procedentes de Francia, Estados Unidos, Gran Bretaña y Rusia) en un intento por convertirse en una potencia regional. Se invirtieron recursos en el desarrollo de la industria ligera y la infraestructura, y en la modernización de la agricultura.
-Para llevar agua del desierto a las ciudades costeras de Trípoli, Bengasi, Sirte y Tobruch (donde residía el 70% de la población) se construyó el acueducto más grande del mundo. Este último fue realizado por una empresa surcoreana y contaba con 4 mil km de tuberías de hormigón de 4 m de diámetro. Las tuberías estaban enterradas en la arena y tenían una capacidad total de surtir seis millones de m3 de agua por día.
En esta situación de prosperidad, bienestar colectivo, florecimiento económico y social se encontraba Libia antes de la invasión militar por las tropas de la OTAN y la contrarrevolución interna. Una verdad que debemos recordar y mirarnos en ella, como en un espejo de agua, y que la ambición de gobiernos despiadados volvió un arroyo de aguas putrefactas y malolientes.
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Yoselina Guevara López Corresponsal en Italia