Por Gonzalo Gonsalvez
El informe y análisis detallado de la economía boliviana, presente en la Memoria Anual del Ministerio de Economía y Finanzas Públicas, muestra en cada una de las áreas de la economía los logros alcanzados. Incluso un análisis comparativo exhibe estos logros en relación a los resultados del modelo económico neoliberal anterior. En el presente artículo nos apoyaremos en los datos más generales de este informe, en el marco del contexto político e histórico, nacional e internacional, para una valoración más integral.
Crisis económica mundial
La crisis económica mundial es evidente. Se la llame desajuste, recesión o depresión, lo cierto es que la economía ha reducido su tasa de crecimiento en todo el mundo. Especialmente en Estados Unidos, la zona del euro y Japón, ha aumentado el desempleo y continúa la inestabilidad financiera y, a pesar de su crecimiento moderado, continúa la amenaza de cracks en los mercados financieros y bursátiles.
En 2009 la crisis golpeó a los países desarrollados y en 2013 su impacto se hizo presente en América Latina, afectando a las economías más grandes de la región, tales como Argentina y Brasil, pero también a otras. La tasa de crecimiento de China disminuyó significativamente.
Las consecuencias de la crisis siguen vigentes a nivel mundial. La desigualdad ha aumentado como en ningún otro período de la humanidad, al igual que la riqueza concentrada en pocas personas, dejando al resto de la población sin poder cubrir sus necesidades básicas.
En pleno siglo XXI, es grotesca la relación que existe entre las condiciones de vida de la población y su nivel de ingreso. Los bajos ingresos están vinculados a menos oportunidades de vida, mientras que a partir de ingresos medio-altos y altos, la relación sigue en aumento, pero con una variación moderada. Las consecuencias de la crisis son negativas para la población, pero el capital corporativo transnacional ha sido capaz de obtener ganancias de esta situación.
El inicio de la guerra comercial anuncia una amenaza para el funcionamiento del sistema capitalista, porque no es más que la expresión de un retroceso económico del capitalismo moderno hasta la época de su nacimiento mercantilista.
Situación de la economía boliviana desde una perspectiva estratégica
El crecimiento económico de Bolivia en los últimos años ha conseguido situar al país en los primeros lugares del continente, con la aprobación de propios y extraños. La fórmula fue sencilla, aunque sabia: recuperar los excedentes provenientes de los recursos naturales e impulsar una estrategia de desarrollo autónoma, abandonando los esquemas sugeridos por las instituciones del capital internacional (privatizar, endeudarse, someter la vida de los pueblos a la economía, naturalizar la pobreza para repetir una y otra vez los fracasos).
La historia se encargó de dar la razón a los pueblos mostrando cómo la economía debería ser la expresión de las necesidades de aquellos, cómo pueden desarrollar estrategias para producir y distribuir sus riquezas y dejar de ser aquella ideología enmascarada de cientificidad de los economistas que predican el liberalismo de mercado justificando el despojo y explotación permanente.
Es notoria la regularidad del crecimiento económico en el período del nuevo modelo económico social comunitario y productivo, a diferencia del período neoliberal en el que se expresó una profunda crisis de Estado y crisis económicas. El crecimiento actual se da en un contexto de crisis económica mundial, porque también ha conseguido amortiguarla.
Bolivia ha desarrollado una estrategia económica autónoma y propia a partir de la potencia y fortaleza de las movilizaciones sociales y, por consiguiente, del control del poder político mediante procesos electorales. La sabiduría popular se expresó en un mandato claro de recuperar las principales fuentes de riqueza y generación de excedentes mediante la nacionalización, así como su administración en beneficio de todo el pueblo y no de los intereses extranjeros del capital a través de una nueva Constitución Política del Estado.
Uno de los mecanismos que utiliza el capital global para el despojo es la dependencia monetaria de las naciones hacia el dólar como moneda mundial, porque puede controlar los flujos de valor, apropiarse de excedentes por el señoreaje y transferir las crisis económicas vía créditos. En Bolivia se ha fortalecido el sistema monetario nacional con un simultáneo fortalecimiento del sistema financiero, reduciendo la dependencia de las divisas extranjeras, lo que se ha denominado como la bolivianización de la economía.
En medio de la mencionada guerra comercial, en Bolivia se ha impulsado el fortalecimiento y desarrollo de un mercado interno a través de políticas económicas expansivas y de políticas sociales para cubrir una deuda social histórica, generando al mismo tiempo un mayor dinamismo de la economía.
Mientras se desarrollaba el Plan Cóndor en América del Sur, en Bolivia el principal problema económico para la industrialización en el período 1960-1980 está marcado por la imposibilidad de la implementación de un solo hornito de fundición de estaño, tal como señala Sergio Almaraz en su libro El poder y la caída. En la actualidad, la inversión pública en infraestructura como condición para un desarrollo económico y social para las distintas regiones del país, así como una inversión en sectores productivos y exportadores públicos y privados que incorporan mayor valor a las mercancías producidas es esencial. Ésta es una orientación diferente a la exportación casi exclusiva de materias primas.
El equilibrio fiscal ha sido un factor fundamental, pero no como lo señala el FMI reduciendo gastos, sino equilibrando inversión y gastos necesarios. En relación a los sectores económicos, el crecimiento económico ha sido sustentado por los sectores financiero, construcción, industrial, agrícola, energía y extractivo, dependiendo la proporción de los distintos años o períodos, lo cual muestra el valor que se le ha dado al sector productivo y a otros generadores de ingresos. Todo este panorama se ha traducido en una estabilidad macroeconómica.
El logro de la economía boliviana también se asienta en la implementación de políticas sociales con la reducción de la pobreza y la desigualdad, la inversión en educación y salud, el cierre de la brecha de desigualdad entre el campo y la ciudad, la brecha de género y la brecha generacional.
Si bien el PIB per cápita sigue siendo bajo en relación a otras regiones y otros países, cuando estos otros se han mantenido o han crecido moderadamente, Bolivia ha logrado un despegue muy significativo. Datos que detallan más aún esta mejora en las condiciones de vida del pueblo boliviano, dicen relación con la disminución de la pobreza moderada del 66.4% en el año 2000 a 36.4% en 2017 y la reducción de la pobreza extrema de 45.2% en el año 2000 a 17.1% para 2017. En relación a la disminución de la desigualdad, el coeficiente de Gini se redujo de una elevadísima desigualdad con 0.62% en el año 2000 a 0.47% para 2017.
Las transferencias directas del Estado a los diferentes sectores sociales alcanzan a cubrir a la mitad de la población.
Otro punto clave de destacar son las políticas vinculadas al trabajo. Junto a la estabilidad de precios se ha impulsado un periódico incremento salarial basado en relación con el crecimiento económico. También se han impulsado medidas de empleo para disminuir más aún una tasa de desempleo que es una de las más bajas de la región. Estas políticas no solamente promueven una política económica expansiva incrementando la demanda interna, a diferencia de un crecimiento basado en el control de un bajo nivel salarial que mantenga una mayor tasa de plusvalía del sector privado. Una política social se convierte en un eficaz instrumento económico para apuntalar crecimiento y desarrollo propios.
Finalmente, los logros económicos son evidentes e incluso reconocidos en el ámbito internacional, sin embargo, existe una estrategia de los sectores conservadores de derecha vinculados a la estrategia del capital internacional, que tiene por objetivo descalificar y esconder esta realidad, creando una sensación negativa en la población con la intención de arrebatarle a los pueblos sus logros, su destino y sus oportunidades.
La economía debe estar orientada a la reproducción de la vida, la crítica de la economía política es un instrumento indispensable para esta perspectiva. Los pueblos en sus luchas, resistencias y avances han hecho cosas muy importantes, aunque todavía hay camino por recorrer. Los logros económicos reales deben convertirse en subjetividad consciente y apropiación de los pueblos para enfrentar la contraofensiva neoliberal en la región y apuntalar un proyecto histórico. Ésa es la trascendencia de la experiencia boliviana.
