Ay, la vida… Santi Feliú

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Hace como 40 años, jugando con una radio de esas de siete bandas de frecuencias, logré captar Radio Habana Cuba con tal suerte que sonaba Silvio Rodríguez cantando una canción que no era suya, cosa rara en él que no acostumbraba a cantar canciones de otros. Cantaba «Para Bárbara» de Santiago Feliú, fue en ese momento que supe de él, ahí es donde comienza la vida con Santiago.

Luego, seguro como muchos trovadictos, empecé a buscarlo y seguirlo, escuchar su “etapa argentina”… ese disco grandioso en vivo con Gieco, Fito y Baglietto. Se tomaba mucho tiempo en sacar sus discos, pero, en el “planeta Feliú”, cada uno era más esperado que el anterior, 12 álbumes en total.

En el Ministerio de Culturas en La Paz (2012).

La primera vez que lo vi fue en La Paz a finales de la década del 90, en el Coliseo de la Universidad Católica, junto al gran guitarrista cubano Elmer Ferrer y compartiendo con el maestro boliviano Álvaro Montenegro. Al poco tiempo volvió para presentarse en el Teatro Municipal de La Paz, donde invitó al dúo Negro y Blanco.

En 2001, apenas llegado a La Habana, me encuentro con la alegría de recibir entradas, cortesía de mi tía cubana, para el concierto de Santi en el Teatro Astral de esa ciudad. La cola de ingreso ocupaba varias calles, el lleno era total… mucha juventud ansiosa de escucharlo. Fue un concierto de casi tres horas, no habló casi nada, solo cantaba… ya lo sabíamos, lo suyo era el canto y la guitarra.

Vallegrande, en los 40 años de la muerte del Che (2007).

En 2007, en Vallegrande, con motivo de los 40 años de la muerte del Che, tuve la oportunidad de acercarme para poder regalarle un libro y un disco, apenas me miró y curioseó los regalos… tímidamente dijo: «gracias». Un cantautor boliviano que participó en el evento, al verlo fumar, se le acercó y le dijo: “no deberías hacerlo, te arruinará la voz”… Santi lo miró y pasó de largo, lo suyo era el canto y la guitarra.

Yo ya trabajaba en la producción de conciertos, pero ni imaginaba que cinco años después, en 2012, tendría la alegría de organizarle una gira por Bolivia. Le asustaba la altura, pero no lo detenía.

Por fin podría conocer de cerca su guitarra “al revés”… zurdo por elección… en la guitarra y en la vida.

Soy perfecto, soy gago,
soy zurdo, soy vago,
soy una porfía en razón,
soy la trova del rock and roll,
un pequeñísimo burgués sencillo,
un jovenzote calmado,
una tristeza hueca en el bolsillo,
una reunión que tuvo el diablo con Dios.

En el Teatro Achá de Cochabamba (2012).

En La Paz tuvo dos conciertos: en el Teatro Municipal “Alberto Saavedra Pérez” y en el Patio Cultural del Ministerio de Culturas, donde invitó a Mau Montero de Entre 2 Aguas.

Cuando me dio la lista de temas para el teatro lo miré algo sorprendido y le cuestioné: “’Vida’… ¿no la cantarás?… seguro te la piden”, a lo que sonriendo contestó: “chico, si ya no puedo cantarla al nivel del mar…imagínate aquí”. Luego José Bonavita, su representante y hermano de vida, me contó que ya iban muchos años que no cantaba su emblemático tema. Ya en el concierto, casi a la mitad, se dio una escapada del escenario al camerino para tomar una gran bocanada de oxígeno y al regresar alcanzó a decir… ”que público más prendido… esto está lindo”, y continuó su concierto a guitarra y en algunos temas con el piano del teatro. Después de despedirse y ante los aplausos de la gente volvió por segunda vez y muy emocionado empezó a cantar:

Vida, traes entre las manos vivas
La esperanza y un motivo
Para que tu sed resulte
Para todos, un camino.

No la cantaba, pero la cantó a 3600 m. s. n. m., desgarrando su voz y disparando la guitarra. Fue un regalo a nuestra ciudad (pues no la cantó en sus otros conciertos en nuestro país), fue el final feliz y emocionado de artista y público… enamorados.

Terminado el concierto, Santi me confesó que ya no podría volver a La Paz, porque la altura le pegó muy fuerte.

MÚSICA | «Ay, la vida»

En Sucre cantó en el Parque Bolívar, donde compartió escena con Entre 2 Aguas y Chuqui Arancibia; y en Cochabamba,en el Teatro Achá, gracias al esfuerzo de Lenin Butrón.

Al finalizar este último concierto me acerqué le di un abrazo y le dije: “sé que no podrás volver a La Paz, pero te agradezco haber aceptado venir a Bolivia, nos hiciste muy felices”… me respondió con una sonrisa: “no, chico, ya resolveremos y veremos cómo vuelvo a La Paz”. Lo suyo seguía siendo las canciones y la guitarra.

Soy amigo, soy nadie,
soy tuyo conmigo,
soy una gozada en cuestión,
soy el loco que se curó
de la cordura que se trae la vida,
la que la sociedad obliga,
un kamikaze que se antisuicida,
un partidario de crear a creer,
sin tanta soledad.

Junto a José Bonavita y Santi en el aeropuerto rumbo a Sucre (2012).

Habíamos vuelto a hablar para un eventual regreso a Bolivia, pero el miércoles 12 de febrero de 2014 desperté con la triste noticia de su partida, en gira eterna. Se fue a cantar con Sara y Noel, que ya habían partido, en una descarga trovera. Ahora ya estará con Pablo, Lázaro y su hermano Vicente.

La canción «Vida» la compuso a los 17 años y dio título a su primer disco:

Vida los verdaderos hombres
Solo son gigantes brazos
Que le nacen a la tierra
Y se van a la montaña
.

Y se fue dejándonos su último disco Ay, la vida… para continuar en el camino:

La vida es cuanto pasa
mientras planificamos
la vida por delante,
lo que nos pasará,
si nos quedamos o nos vamos.

Santi tenía una visión muy personal e íntima de la vida, expresaba un pesimismo irónico que destilaba vitalidad plena, era un iceberg ardiente, una soledad compartida, con una profunda convicción en la vida, con la guitarra como arma y sus canciones como balas, para entregar “cierta dosis de ternura, para comenzar a andar con tanto en contra”.

Santi fotógrafo (2012).

Su partida, inesperada, fue muy dolorosa para quienes compartíamos el mismo mundo, pero nos dejó la receta para continuar:

ningún dolor se quedó sin morir
me volvió en canciones
la razón de vivir.

Y con sus canciones seguimos. Te extrañamos Santi… no dejes de mandarnos tu luz.

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Enrique Claros Boliviano, gestor cultural

Juan José Peralta Ibáñez
Fotógrafo documentalista, fotoperiodismo, naturaleza, video, música

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