El 21 de julio de 1952, apenas tres meses después del triunfo de la Revolución Nacional, el gobierno del Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR) decretó el voto universal. La medida eliminó las restricciones que durante décadas habían limitado el sufragio a una pequeña élite urbana masculina, alfabetizada y con título de propiedad.
Antes de esa fecha, la democracia boliviana era un asunto restringido. En las elecciones de 1951, solo 204 mil 649 personas, es decir apenas el 6,78 % de la población estaba habilitada para votar. Quedaban excluidos mujeres, campesinos, indígenas, obreros y analfabetas.
El decreto de 1952 extendió el derecho a todos los bolivianos y bolivianas mayores de 21 años, o 18 si estaban casados, sin importar sexo, nivel educativo, ocupación o ingresos. Con ello, más del 70 % de la población adquirió el derecho formal al voto.
De la norma a la realidad, el problema de no tener cédula
Si bien el voto se proclamó “universal”, en la práctica el ejercicio efectivo dependía de estar inscrito en el padrón electoral y contar con documento de identidad.
La cédula de identidad existía desde 1928, pero su cobertura era baja y desigual: zonas rurales y comunidades indígenas quedaban subregistradas. El nuevo sistema de 1952 impulsó una campaña de carnetización, pero la dispersión geográfica y la debilidad institucional hicieron que este proceso fuera gradual.
En 1956, para las primeras elecciones con sufragio universal, el padrón incluía a poco más de 1,1 millones de personas —un avance notable respecto a 1951, pero aún lejos de la totalidad de ciudadanos en edad de votar.
Con el tiempo, el Registro Cívico evolucionó hacia sistemas más seguros: en 1965 se implementó el registro permanente; en los años 80 se informatizó parcialmente; y en 2009 se instauró el Padrón Electoral Biométrico, que incorporó huellas dactilares, fotografía y datos personales, reduciendo el riesgo de fraude y duplicidad.
Sistemas electorales
Desde 1952, Bolivia ha experimentado diferentes fórmulas para elegir a sus autoridades:
1956-1979: predominio del sistema de mayoría simple y minoría para senadores (dos para la fuerza más votada y uno para la segunda) y cociente simple para diputados.
1979-1989: se incorporó el sistema de doble cociente y mecanismos de reparto proporcional, lo que dio mayor representación a partidos pequeños.
1980: coexistencia de métodos mayoritarios y proporcionales; se usaban papeletas múltiples para cada cargo.
1990-2004: consolidación de la proporcionalidad y mayor autonomía del órgano electoral; introducción de la papeleta única.
Desde 2004: transición hacia un sistema mixto con representación proporcional y mayoritaria, incorporando además mecanismos de democracia directa como referendos, revocatorias y elecciones departamentales y municipales.
Universalidad y participación real
El voto universal no solo abrió las urnas a quienes nunca habían participado; también reconfiguró la política. Las mujeres acudieron por primera vez a las urnas en 1956; el voto indígena y campesino se incorporó masivamente, aunque muchas veces mediatizado por prácticas como el voto patronal.
En las décadas siguientes, la universalidad fue ganando efectividad gracias a campañas de inscripción y carnetización, la expansión de recintos electorales y la descentralización del registro. Hoy, más del 90 % de los bolivianos en edad de votar están registrados en el padrón biométrico, con cobertura también para residentes en el exterior.
Balance histórico
El voto universal de 1952 fue uno de los hitos más importantes de la democracia boliviana. Su instauración rompió con siglos de exclusión política y colocó al país a la vanguardia regional en materia de derechos políticos. Sin embargo, su consolidación real requirió décadas de trabajo institucional y de modernización del sistema electoral.
De la papeleta múltiple al padrón biométrico, del voto restringido a la inclusión de mujeres e indígenas, el camino del sufragio boliviano muestra que la universalidad legal es apenas el primer paso: la verdadera democracia se construye garantizando que cada ciudadano pueda ejercer su voto de forma libre, segura y efectiva.
Cronología del voto universal en Bolivia
1928 – Creación de la cédula de identidad, aunque con cobertura reducida y restricciones por género y etnia.
21 de julio de 1952 – Decreto de voto universal: derecho a todos los bolivianos y bolivianas mayores de 21 años (o 18 si casados), sin distinción de sexo, alfabetización o propiedad.
1956 – Primeras elecciones con voto universal: más de 1,1 millones de inscritos. Participan por primera vez mujeres y campesinos.
1965 – Se establece el registro electoral permanente.
1979-1989 – Cambios en el sistema electoral: del cociente simple al doble cociente y proporcionalidad.
2004 – Inclusión de mecanismos de democracia directa: referendos, revocatorias, elecciones subnacionales.
2009 – Implementación del Padrón Electoral Biométrico con datos biométricos y cobertura nacional e internacional.
Actualidad – Más del 90 % de la población en edad de votar está registrada; se puede sufragar con cédula vigente o vencida hasta un año.
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