Limarí Rivera Ríos es puertorriqueña y se desempeña como profesora en el Departamento de Estudios Hispánicos de la Universidad de Puerto Rico en Río Piedras. Ha impartido cursos de literatura cubana contemporánea, así como de poesía y canción en América Latina. Hace algunas semanas ha publicado en la argentina Silvio Rodríguez. Poética del amor revolucionario, estudio que viene a engrosar la vasta lista de títulos dedicados a biografiar e indagar en la obra del mítico trovador cubano. Para hablar de esta novedad editorial contactamos a la autora.
¿Cómo nace Silvio Rodríguez. Poética del amor revolucionario?
Si viajo a los verdaderos comienzos tendría que llegar hasta mi casa, en la que desde niña escuchaba a Silvio gracias a mis padres. No olvido la primera vez que me cautivó tanto como para querer escucharlo por mi cuenta: mi papá había llegado con un amigo y se sentaron en la mesa a oír el álbum Silvio, que acababa de salir. Los vi tan atentos, silenciosos, escuchando las canciones (¡y vaya canciones!), que eso me atrajo poderosamente. Cuando terminó el disco me lo llevé a mi cuarto y desde entonces he escuchado con una atención semejante toda su obra.
Silvio abrió para mí muchas ventanas hacia el ámbito de la poesía y la literatura en general, y tuvo bastante que ver con mi decisión de ingresar en el Departamento de Estudios Hispánicos en la Universidad de Puerto Rico. Allí tomé un curso que fue esencial para permitirme mirar las canciones desde una perspectiva académica: «El Caribe entre letra y nota…», una clase que integraba su música y que ofrecía Juan Otero Garabís. Ahí nació la investigación que luego se convertiría en mi disertación, cuyo mentor fue, por supuesto, el propio Otero Garabís.
En la reseña publicada en la página web de Ediciones Katatay se habla que corresponde a una disertación premiada por la Academia Puertorriqueña de la Lengua Española. ¿Nos puede hablar de esa actividad?
La Academia Puertorriqueña de la Lengua Española me otorgó el Premio Luis Llorens Torres, que se confiere a la mejor tesis doctoral en Estudios Hispánicos en la Universidad de Puerto Rico en Río Piedras. Lo recibí un 13 de junio, fecha muy significativa ya que ese mismo día del año 1967 Silvio debutó en la televisión cubana. Cuando recibí la invitación a la Ceremonia de Distinciones Académicas reparé en ello y me pareció una lindísima coincidencia.
¿Cómo fue su labor investigativa y de dar cuerpo a este conjunto de ensayos?
Fue ardua, fascinante, de muchos años y más lecturas. Tuve la suerte de investigar no solo en Puerto Rico, sino también en Cuba y en Nueva York. A Cuba pude llegar gracias a la invitación del Centro Pablo de la Torriente Brau y su extraordinario director, el escritor y cineasta Víctor Casaus, quien además me regaló libros y discos que forman un archivo invaluable para mí.
En Ithaca, Nueva York, aproveché las bibliotecas de la Universidad de Cornell, en las que encontré libros que fueron fundamentales para el estudio de temas tan diversos como el de los orígenes de la poesía y los cancioneros o el de la presencia de la raza en la literatura cubana.
Navegar en cada tema hasta armar cada capítulo fue desafiante: primero, porque quería abordar asuntos diversos en una obra tan honda y extensa; y segundo, porque sentía que debía desapegarme un poco de la seguidora de Silvio que soy y abrazar más el espíritu crítico que exige un libro como el que deseaba escribir.
El primer capítulo lo ha titulado “Llamarse trovador”, ¿cómo definiría Ud. lo que es el/ trovador/a? ¿Cuáles son esos rasgos distintivos presentes, en este caso, en Silvio Rodríguez?
Creo que Silvio se acerca espléndidamente a la definición en la canción “El trovador de barro negro”, cuando sospecha que la melodía del pequeño trovador “llega de amar la poesía”. Ese acto resume, para mí, el arte del trovador, cuya melodía se reviste de poesía, y ubica a Silvio y a otras figuras en los límites entre la poesía y la canción. Él reflexiona a menudo sobre estos temas e insiste en llamarse a sí mismo trovador (en lugar de cantautor). Así establece además su parentesco con la trova cubana del siglo XIX y se remonta a los orígenes de la poesía misma (que comenzó como canto), jugando siempre con la idea de acercarse a la poesía sin llegar a ser poeta, sino –una vez más– trovador.
Pensar en todo esto me llevó a proponerme un recorrido por momentos históricos claves: el nacimiento de la lírica antigua, de la poesía trovadoresca medieval y el retorno metafórico a ese pasado en la contemporaneidad, en especial a través de la poética de Silvio y su “nueva trova”. Con ello llego a otro recorrido, obligatorio sin duda para el libro: las canciones de Silvio y sus aproximaciones a estos temas, que incluyen la figuración del “trovador errante”, la página “trovadicta” y “trovardiente”, el “nuevo trovador antiguo”, entre otras caracterizaciones que incluyen las visuales a través de las carátulas de los álbumes o los videoclips de algunas canciones.
En el segundo capítulo, “Melodías y ritmos: identidad y discurso racial”, ahonda en la música de Rodríguez, ¿qué nos puede adelantar al respecto?
El segundo capítulo parte de ese “llamarse trovador”para indagar en el parentesco que Silvio parece obviar en sus definiciones: la africanidad. Ello lleva al análisis de su obra desde la perspectiva racial, tomando en cuenta no solo la producción discográfica –tanto en letras como en sonoridades–, sino además a sus declaraciones en entrevistas y discursos. Todas nos acercan a ideas suyas muy interesantes acerca del mestizaje, la discriminación racial, la diferencia entre la “música melódica” y la “ritmática”, entre otros temas afines.
Ya hacia el final busco aproximarme al discurso de la raza e identidad en la poesía, la cultura y la sociedad cubanas de antes y después de la Revolución. Son contextos importantes para vislumbrar mejor las complejas dimensiones de la poética de Silvio Rodríguez.
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Justamente en un acápite del capítulo trata el tema de la racialidad y de la poética de Nicolás Guillén. ¿Cómo están presentes ambas cuestiones en la cancionística de Silvio?
En efecto, la perspectiva racial me lleva a una parada obligatoria: la poesía de Guillén. Originalmente me acerqué a este porque conocía su poesía negrista y revolucionaria, y sabía que su influencia debía ser insoslayable en las canciones de Silvio, sobre todo en los temas raciales y políticos que quería trabajar. Pero leer su obra poética completa fue un gran descubrimiento para mí. Además de lo refrescante y viva que me resultó su poesía (y sus dibujos), me encontré con una trayectoria que partía de liras y cítaras (muy propias de su etapa modernista en Cerebro y corazón) y llegaba en un momento al “poema-son”, mediante el cual el discurso racial y musical se aunaban y podían leerse como contrapuntos de los que suele abrazar Silvio en sus canciones. De ahí nace ese apartado sobre Guillén, que busca detenerse un poco en su poética para que ilumine –aun por contraste– a la de Silvio.
El tercer capítulo es “Poética del amor revolucionario, metáforas de resistencia”. ¿Qué nos puede decir de esa poética (sus formas de expresión, fines, etcétera)?
En el tercer capítulo entro al eje temático del libro –la poética del amor revolucionario– a partir de la mirada a dos pilares de la obra de Silvio: la ética y la política. Para hablar de amor en el sentido ético y político debía hacer otra parada obligatoria: la (po)ética de José Martí, imprescindible para comprender el discurso revolucionario que impregna la trayectoria de Silvio. Quienes escuchan sus canciones saben que Martí figura explícitamente en versos como “mi abuelo habló con Martí” o “Martí me habló de la amistad”, en el título mismo “Martianos”… Ahora bien, a mí me interesaba ahondar en la idea de que Silvio lo asume (más que cantarle, lo asume), y entonces me preguntaba cómo lo asume. ¿Qué hay de Martí en la idea misma del amor (revolucionario) de su poética?
En el capítulo busco responder a esa y otras interrogantes, y analizo las metáforas de resistencia que ambos hilvanan para enfrentarse a la modernidad (o a la posmodernidad, en el caso de Silvio) y al imperialismo.
Allí mismo se refiere al “sujeto masculino” y de “la otredad femenina”, ¿cómo ve el tratamiento de tan actuales temas en la obra de Silvio?
Examinar los hilos entre las poéticas de Silvio y Martí desembocó inevitablemente en el tema del “héroe”, con el que se identifica el sujeto (masculino) de muchas canciones, en particular aquellas que trazan el recorrido del hombre revolucionario hacia los lugares donde lo reclama la lucha política. Las mujeres asumen otro rol en esas canciones, y el capítulo se detiene en ello para extender luego el análisis a otras mujeres que pueblan las canciones y que asumen –o se les asignan– otros papeles.
El tema me atrajo muchísimo por su actualidad, sí, y por su valor para mirar las canciones de Silvio desde otra perspectiva, que además da continuidad a un tema ético que había explorado en el mismo capítulo: la otredad.
El último acápite del capítulo es “Viaje a la semilla de José Martí”, un pedido que hace el propio trovador en la canción “Sea señora”… ¿nos puede avanzar algo en cuanto a los puentes entre Martí y Silvio?
Para hablar del amor revolucionario tenía que incluir “Sea señora”, que pone en entredicho el concepto mismo de “revolución”. El mandato ético de superar “la erre de revolución” para apostar por una evolución (que Silvio entiende necesaria en su país) genera interrogantes –por no hablar de los cuestionamientos políticos que se le han hecho a partir de ese verso– y ese es el pie forzado de este apartado.
La metáfora de Alejo Carpentier –del “Viaje a la semilla”– le sirve a Silvio para hacer una propuesta política y poética a la Cuba actual. Este es uno de sus imperativos: para avanzar necesita “volver a hacer el viaje” a Maceo y a Martí.
El cuarto y último capítulo es “Ética del amor revolucionario: libertad, angustia y esperanza”… allí se menciona la muerte, la angustia, el amor, el vivir, el futuro, lo triste y lo perdido… ¿en qué consiste esta parte del libro?
En este capítulo final me centro en el estudio de esos temas que mencionas, de la mano de una filosofía algo olvidada que me parecía valiosa traer por su pertinencia, y que es la de la existencia y el compromiso de Jean-Paul Sartre, quien además visitó Cuba a inicios de la Revolución y escribió tanto de su entusiasmo en esos primeros momentos como de su eventual desencanto con el Gobierno revolucionario. Su reflexión final sobre la esperanza revela interesantes tangencias con la ética de la esperanza en las canciones de Silvio, y resulta muy útil para mirar en ellas una trayectoria de la angustia a la esperanza, siempre sustentada en la idea del amor como respuesta ética.
Finalmente, ¿tiene algunas presentaciones programadas? ¿Cómo se puede adquirir Silvio Rodríguez. Poética del amor revolucionario?
Aún no tengo presentaciones programadas. Recibí una invitación para presentarlo en la Universidad de Puerto Rico, así que es probable que se dé dentro de unos meses. El libro estará en la Feria del Libro de Buenos Aires y se podrá adquirir en librerías argentinas a partir de mayo. Ya está disponible en el sitio web de Ediciones Katatay: https://edicioneskatatay.com.ar/items/56

Título: Silvio Rodríguez. Poética del amor revolucionario
Autora: Limarí Rivera Ríos
Género: Ensayo
Edición: Katatay Ediciones, 2025
Páginas: 178
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Javier Larraín Jefe editorial