El 23 de abril celebramos el Día del Libro, conmemorando la muerte de Miguel de Cervantes y William Shakespeare en 1616. Sin embargo, la historia de los libros trasciende esta fecha, abarcando desde la invención de la imprenta hasta la censura moderna, un viaje que refleja la lucha constante por el acceso al conocimiento y la libertad de expresión en todas sus formas, porque hay libros también digitales, de fotografías, de dibujos, etc. Como los de nuestra Editorial Pinves que publicamos poemarios, de Kris Gonzáles, o las memorias de Jorge Sanjinés.
De la imprenta de Gutenberg a la era digital
La invención de la imprenta de tipos móviles por Johannes Gutenberg, alrededor de 1440, revolucionó la manera en que se producían y difundían los libros. Si bien existen precedentes en Asia, la Biblia de Gutenberg (c. 1455) representa un hito fundamental. La producción masiva de libros democratizó el acceso a la lectura, impulsando el Renacimiento y la Reforma, y sentando las bases para la explosión cultural de los siglos venideros. La información ya no era un privilegio exclusivo de la élite, abriendo camino a la difusión del conocimiento y el florecimiento de las artes y las ciencias.
La censura
La historia de los libros también está marcada por la censura, una herramienta utilizada por diferentes poderes para controlar la información y suprimir voces disidentes. Desde la Inquisición, la Iglesia Católica prohibió numerosos textos considerados heréticos o contrarios a la doctrina, incluyendo obras de figuras como Giordano Bruno y Galileo Galilei. Sus ideas revolucionarias, que desafiaban el dogma establecido, fueron perseguidas con rigor. La prohibición de libros se extendió a obras que cuestionaban el orden social, la moralidad vigente o las estructuras de poder, reflejando la lucha ideológica a través de los siglos. Algunos ejemplos:
La Biblia: Sorprendentemente, diferentes versiones y traducciones de la Biblia han sido censuradas a lo largo de la historia. En la Edad Media, la Iglesia Católica controlaba estrictamente las traducciones y versiones autorizadas, prohibiendo aquellas que consideraba heréticas o que se desviaban de la interpretación oficial.
El Decamerón (Giovanni Boccaccio, 1353): Prohibido por su contenido sexual explícito y su crítica a la Iglesia y la sociedad de la época. Las historias, contadas por un grupo de jóvenes que escapan de la peste, fueron consideradas demasiado atrevidas para la época.
Ensayo sobre el principio de la población (Thomas Robert Malthus, 1798): Censurado en algunos lugares por sus predicciones sobre el crecimiento demográfico y sus implicaciones sociales, consideradas pesimistas y desestabilizadoras.
1984 (George Orwell, 1949): Censurado en varios países por su crítica a los regímenes totalitarios y su advertencia sobre el control social y la manipulación de la información. La descripción de un estado opresor resonó en diferentes contextos políticos, convirtiéndose en una obra profética.
Fahrenheit 451 (Ray Bradbury, 1953): Censurado en diversas ocasiones por su crítica a la censura misma y a la supresión de la información. La visión de un futuro donde los libros son quemados se convirtió en una metáfora poderosa de la lucha por la libertad de expresión.
Harry Potter (J. K. Rowling): Censurado en algunos países por su contenido de magia y brujería, considerado por algunos como una amenaza a la moral religiosa. La popularidad de la saga no impidió que se convirtiera en blanco de la censura.
La censura en América Latina
Las dictaduras latinoamericanas emplearon la censura de manera sistemática para controlar el flujo de información y suprimir las voces críticas. Absolutamente prohibidas y plausible de cárcel y tortura para quienes tenían obras de marxismo, de Lenin y otros grandes autores, fueron quemadas como en Fahrenheit 451. Pero, además, obras literarias de Julio Cortázar, de Ernesto Sabato, El Señor Presidente de Miguel Ángel Asturias. La poesía de de Pablo Neruda, prohibida en Chile, y tantos otros autores que la dictadura consideró subversivos o subversivas. Como anécdota tenemos a Ricardo Piglia, argentino, que publicaba sus novelas las cuales había que leer entrelíneas las denuncias como en Plata quemada o Respiración Artificial, por citar algunos que publicaban en dictadura.
El país de la “democracia” que prohíbe libros en pleno siglo XXI es Estados Unidos donde la censura se aplica a libros en escuelas y bibliotecas. Obras como El diario de Ana Frank, To Kill a Mockingbird, y Gender Queer, hasta novelas de Isabel Allende, han enfrentado controversias por su contenido sobre el Holocausto, la injusticia racial y la identidad de género, reflejando debates sociales y políticos actuales.
Los libros también han sido traspasados al cine generando grandes filmes, en todo el mundo, como Diarios de motocicleta que basada en los libros de viaje del Che Guevara y Ernesto Granado jóvenes que emprenden una travesía por América Latina. En Hollywood Lo que el viento se llevó de (Gone with the Wind) narra la Guerra Civil Estadounidense (también conocida como la Guerra de Secesión) fue una pionera en las grandes producciones basadas en libros. Y hoy nos encontramos con una lista inmensa de grandes producciones que vienen desde las letras a la pantalla.
El Día del Libro no solo conmemora a grandes autores, sino que también representa la lucha constante por la libertad de expresión y el acceso al conocimiento. Es una celebración de la palabra escrita como herramienta de cambio social, un recordatorio de la importancia de la lectura para formar ciudadanos críticos y conscientes, y una reafirmación de la resistencia contra la censura en todas sus formas.
Hoy, el formato ha cambiado a digital, se pueden encontrar en la red miles de libros y autores, hay quienes defienden esta forma, otras personas no se acostumbran, pero lo importante es seguir leyendo, también nuestra revista Correo del Alba.
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Correo del Alba