El pasado domingo 5 de enero marcó el inicio de la campaña electoral para las elecciones generales que se celebrarán el próximo 9 de febrero de 2025 en Ecuador. Este proceso está envuelto en un clima de incertidumbre, acentuado por el silencio del presidente Daniel Noboa sobre si solicitará licencia para dedicarse plenamente a la campaña en busca de la reelección hasta 2029. Este mutismo también ha generado dudas sobre la posibilidad de que la vicepresidenta electa, Verónica Abad, asuma temporalmente la Presidencia durante este periodo electoral, como ella misma había insinuado previamente.
Desde su toma de posesión en noviembre de 2023, Noboa y Abad han mantenido una relación tensa y conflictiva. Noboa asignó a Abad como embajadora en Israel, pero esta denunció hostigamiento con el objetivo de forzar su renuncia y evitar que accediera a la Presidencia de forma temporal. Posteriormente, debido a las tensiones en Oriente Medio, Abad fue trasladada a Ankara. Sin embargo, el Ministerio de Trabajo afirmó que no llegó al destino en el tiempo estipulado, lo que derivó en una suspensión de cinco meses. El 23 de diciembre, una jueza revocó esta sanción, allanando el camino para que Abad intentara reasumir sus funciones como vicepresidenta.
El conflicto escaló cuando Abad intentó regresar a la Vicepresidencia, encontrándose con las puertas cerradas y custodiadas de esta dependencia. En respuesta, Noboa emitió un decreto reasignándola nuevamente a la embajada en Ankara. Sin embargo, al no cumplir con el plazo del 27 de diciembre para llegar a su nuevo destino, el Ejecutivo interpretó su inasistencia como «ausencia temporal» y designó a Sariha Moya como vicepresidenta interina el 2 de enero. Días después, el 6 de enero, Moya fue sustituida por Cynthia Gellibert debido a problemas de salud.
En un acto público desde el balcón del Palacio de Gobierno, Noboa agradeció a sus seguidores y reafirmó su compromiso de no ceder ante «intentos golpistas» ni a la clase política que busca frenar el cambio en el país. Subrayó la importancia de proteger la democracia, garantizar la dignidad humana y abordar problemas estructurales como el narcotráfico y la delincuencia, que han golpeado severamente a la sociedad ecuatoriana.
Por su parte, Luisa González, candidata del movimiento Revolución Ciudadana liderado por el expresidente Rafael Correa, lanzó duras críticas contra la administración de Noboa. En su discurso, acusó al presidente de incumplir sus promesas de campaña y señaló problemas como la crisis energética, el aumento del IVA y la gestión deficiente frente a la creciente inseguridad. González prometió «revivir» Ecuador, haciendo un llamado a revertir los errores de las administraciones recientes y restaurar la confianza ciudadana en el gobierno.
Las encuestas actuales sugieren que la contienda electoral será un enfrentamiento directo entre Noboa y González. Si ninguno de los candidatos alcanza el 50 % de los votos o al menos el 40 % con una ventaja de diez puntos sobre el segundo lugar, se celebrará una segunda vuelta el 13 de abril de 2025.
Ecuador también enfrenta una profunda crisis de seguridad y derechos humanos que impacta a la ciudadanía. Recientes casos de secuestros, incluidos niños, y la supuesta participación de militares de alto rango han generado alarma pública. Esta situación incrementa la presión sobre los candidatos para presentar propuestas concretas que brinden soluciones a corto y largo plazo.
El panorama político en Ecuador está cargado de tensiones y rivalidades, lo que convierte estas elecciones generales en un evento decisivo para definir el rumbo del país en los próximos años y da cuenta del fracaso de la derecha en resolver las desigualdades y conflictos que, a la cabeza de este sector, llevaron al país al despeñadero.
Pilar Orellana, Correo del Alba