En el marco de la reciente Cumbre de líderes del Grupo de los 20 que se celebró en Brasil, el presidente boliviano fue una de las voces más reflexivas y críticas sobre las dinámicas actuales. Arce, destacó la crisis que atraviesa el sistema capitalista, que no solo representa un desafío económico multidimensional, que se relaciona además con la intensificación del cambio climático, con desastres naturales, la degradación del medio ambiente, un sistema en el que son constantes los incendios, inundaciones, sequías, desbalance de temperaturas que afectan la vida humana y la producción de alimentos, generando exclusión y desigualdad, por lo cual una vez más el mandatario hizo un llamado a un cambio radical en la forma de producción.
Este planteamiento no fue simplemente un enunciado político, sino una propuesta de transformación estructural que aboga por la implementación de técnicas ancestrales sostenibles. Enfatizó la importancia de los saberes indígenas, preservados durante siglos, como claves para afrontar la crisis alimentaria y avanzar hacia una vida en equilibrio con la naturaleza. En este contexto, Bolivia se posiciona como un país comprometido con las soluciones globales en esta materia, además de ser un ejemplo de esfuerzo por implementar políticas de redistribución destinadas a reducir las desigualdades internas.
El presidente Arce, también apoyó la idea de los impuestos a las grandes fortunas, propuesta de Brasil de aplicación de un 2%, para intentar combatir la pobreza, el hambre, que en Bolivia ha sido un instrumento de fiscalización aplicado desde 2021.
El discurso de Arce estuvo impregnado de un idealismo pragmático, evidente en su llamado a convertir al mundo en “una zona de paz, inclusiva, libre de hambre y pobreza”. Lejos de ser meramente retórico, este mensaje está vinculado a una propuesta internacional que reconoce las desigualdades históricas y subraya la necesidad de abordarlas mediante políticas concretas fundamentadas en la justicia social y la solidaridad.
El G20, fue una tribuna para articular esta visión, una hoja de ruta para un cambio sistémico, en el cual Bolivia no será según lo que manifiesta el presidente, Luis Arce, un actor pasivo, sino un agente de cambio capaz de asumir las responsabilidades y trabajar en pro de un sistema global inclusivo.
En el ámbito económico, la participación de Bolivia en el G20 abrió nuevas oportunidades para establecer alianzas estratégicas, con una agenda centrada en fortalecer relaciones bilaterales y atraer inversión extranjera. En este contexto, el presidente Arce sostuvo reuniones clave con su homólogo chino, Xi Jinping, con quien discutió proyectos estratégicos como la industrialización del litio y la construcción del Tren Bioceánico. Asimismo, dialogó con Rebeca Grynspan, secretaria general de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (Unctad), para explorar las capacidades de Bolivia como nación exportadora y promover la diversificación económica.
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Cris González Directora
