A menos de 16 días para que culmine la campaña para la elección del presidente de la República Bolivariana de Venezuela, la prepotencia y el agavillamiento, son las variables que viene utilizando la oposición radical, para tratar de posesionar a María Corina Machado, como la candidata virtual de la PUD, mientras que en la realidad electoral el abanderado de esa porción opositora es el guipuzcoano Edmundo González Urrutia, uno de los apellidos dueño de los valles de Aragua.
Recientemente la prepotencia y el agavillamiento fueron dos de los elementos que puso en práctica María Corina Machado, cuando, el 4 de julio, confrontó a varios funcionarios de la Policía Nacional Bolivariana quienes cumplían con el control del tránsito en Caracas. “La autoridad soy yo” le expresó a los uniformados de manera displicente, actuando de manera desconsiderada, insensible, ofensiva, descortés y con obscenidad, cuando ciertamente la función policial es garantizar el orden público y la seguridad de las personas de acuerdo a la normativa legal que les otorga autoridad sobre el resto de los ciudadanos y ciudadanas.
Ese agavillamiento no es nuevo. En otras oportunidades, Machado ha utilizado los gritos y amenazas en algunas alcabalas del país, para generar opinión pública y transmitirla fuera del territorio nacional. Precisamente, esa actitud ha generado entre sus seguidores desconocer a las fuerzas policiales y militares. Al mejor estilo de las guarimbas, está en proceso la conformación de grupos violentos para salir a suscitar violencia, luego de los resultados del 28 de julio.
“La autoridad soy yo” nos permite revivir la frase pronunciada por el rey Luis XIV “el Estado soy yo” en la cual el absolutismo monárquico es el derecho divino de gobernar por encima de la ley. Para Luis XIV en él albergaban todos los poderes, entre ellos el absolutismo, cuya fase posterior es el despotismo.
Aun cuando María Corina Machado, está inhabilitada para ella da lo mismo la decisión del Tribunal Supremo de Justicia, que ratificó la resolución de la Contraloría General de la República, que le impuso una sanción por 15 años que le prohíbe optar a cargos de elección popular. Sin embargo, en cada acto expresa que será presidenta, aun cuando el candidato sea González Urrutia. Ella prevé que será designada Vicepresidenta de la República, luego el candidato embajador renunciará a la presidencia y ella pasará a ocupar ese cargo.
Machado, con su actitud, demuestra que es la reencarnación de Luis XIV, quien convirtió el despotismo en una aristocracia cortesana (la oligarquía) una burocracia depredadora de los recursos del gobierno (Vente Venezuela partido de gobierno) la diplomacia (González Urrutia, en designar a los embajadores de su confianza) y un ejército especializado (eliminación de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana). Hipotéticamente, creará una nueva estructura del Estado (reducción de los gastos del Estado, privatización de los servicios públicos, venta de Cantv, venta de Pdvsa a consorcios extranjeros, crisis de distribución de alimentos (eliminación de Mercal, Pdval,) expropiación de soluciones habitacionales (eliminación de la Gran Misión Vivienda Venezuela) un sistema de pensiones gestionado por instituciones privadas, el aumento de la edad de los jubilados y pensionados (Mujeres 65 años y hombres 70 años)
Para evitar que eso ocurra, el 28 de julio se votará para garantizar el triunfo y el futuro de toda Venezuela frente a las mentiras y manipulaciones de la derecha oligarca arrodillada al imperialismo. Para erradicar los conflictos sociales y políticos. Evitar el creciente poder de la burguesía, quienes al estilo de Luis XIV buscan el agavillamiento como la forma de arrodillar al pueblo gritándole: La autoridad soy yo.
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William Gómez García Venezolano, periodista
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