Biden, casi terminó de tirar por la borda la posibilidad de ser reelegido como presidente de los Estados Unidos porque, además de sus errores personales, su política internacional ha dado resultados totalmente adversos, como la derrota de la OTAN en Ucrania o la repulsión internacional que provoca la limpieza étnica cometida por Israel contra el pueblo palestino en Gaza. Nuevamente se mueve el tablero geopolítico mundial, presentando varios escenarios: ¿Cuál será la geopolítica mundial si vuelve a ganar Biden o si gana Trump?, ¿qué pasará con la OTAN y con Israel?, ¿cómo se presentará la polarización económica Estados Unidos-China?
Un error terminal
“Todo error se paga en el tablero” Si bien los errores en ajedrez son una constante debido a la presión de las partidas y al implacable reloj. A veces, los errores se precipitan contra quien no está seguro de lo que hace en la jugada y termina perdiendo la cabeza y la partida.
Esa respuesta que dio la vuelta al mundo cuando Biden insulta a Putin de la manera más grosera imaginable, parece ser que lo ha alejado más aún del triunfo en la competencia presidencial. Su propio país y el mundo entero censuró moralmente esta actitud de un mandatario de la primera potencia mundial, calificándola como un error producto de la impotencia.
Esto no hizo otra cosa que aumentar los cuestionamientos de partidarios y rivales políticos, que según encuestas: una población importante opina que el candidato es demasiado viejo, lo que le afectaría en su salud y en posibles equivocaciones. Pero analicemos el desenvolvimiento de la partida, para analizarla.
La derrota de Ucrania en Avdivka es la derrota de la OTAN
Avdivka marca la irreversible derrota de la OTAN en Ucrania que ha posibilitado el imparable avance ruso hacia occidente en territorio ucraniano, incluso se presenta un nuevo conflicto con el pedido de ayuda y la declaración de Transnistria de Moldavia de su intención de formar parte de Rusia. Por su parte, Ucrania, se repliega sobre Kiev para establecer una defensa, como lo anunció su comandante, y la inversión en la defensa de Kiev que ha realizado Ucrania.
Esto trae tan preocupada a Europa que Macron, lanzó la amenaza de enviar soldados franceses a Ucrania, aunque inmediatamente fue desestimado por Alemania, Reino Unido y casi toda la Unión Europea por aquel desliz.
Ucrania fue empujada por occidente a una guerra suicida que la ha dejado debilitada en todo sentido y, prácticamente, quebrada económicamente a cambio de una ilusión de ingresar a la Unión Europea que no está ni a la vista en un median plazo. Pero la Unión Europea, también fue empujada por Estados Unidos a esta guerra. El objetivo principal de Estados Unidos era el distanciamiento Europa de Rusia, viendo que avanzaban en acuerdos económicos importantes ya que de forma natural es conveniente para ambos por la situación geográfica que genera necesidades de intercambio y complementación en energía, industria y política.
Estados Unidos logró su objetivo de separar a Europa de un posible acercamiento con Rusia, mediante el discurso de la modernidad occidental que califica a los demás países como incultos, comunistas, terroristas, eje del mal, etc., que solamente es un mito que se vuelve inocuo cuando sale de la ideología para la dominación y cae a tierra para enfrentar la realidad. Ese discurso enarbolado por su clase política, resulta totalmente inconsistente para grandes sectores de la población mientras que, en otros sectores, incrementa su nacionalismo.
Pero su segundo objetivo que era debilitar a Rusia, fracasó totalmente. La única afectada con la guerra fue Europa, que quedó con mayor dependencia que a finales de la II Guerra mundial con el plan Marshall.
En este contexto, todos temen una escalada mayor de la guerra que puede convertirse en conflicto nuclear con sus probables efectos destructivos para la humanidad y el planeta, sin embargo, es algo que está latente.
Genocidio y limpieza étnica del pueblo palestino
Por otra parte, en medio oriente, el genocidio televisado y transmitido por los pocos periodistas que lograron salvar sus vidas, ha generado una reacción mundial de repudio. Israel ha perdido toda consideración que tenía como víctimas del holocausto, siendo ahora identificados como un estado sanguinario.
Occidente y Estados Unidos implementaron una estrategia mediática con engañosas advertencias públicas sobre las muertes de civiles o cuestionando algunas acciones militares de Israel, pero por debajo, occidente enviaba más armas a Israel, manipulaba totalmente a Naciones Unidas y a la Corte Penal Internacional de La Haya para impedir que condenen a Israel o que impongan un alto al fuego efectivo, apoyaba el discurso racista de Israel sobre los pueblos musulmanes que no era otra cosa que asesinar a un pueblo con el pretexto de su seguridad. Pareciera una burla ante el mundo: “apúrense, terminen rápido en Gaza que todo el mundo está molesto y nos cuesta detenerlos”.
Lo que está perpetrando Israel es un genocidio y la limpieza étnica planificada en la que Israel sigue avanzando con la intención de exterminar al pueblo palestino.
Este crimen contra la humanidad provoca una respuesta activa de los pueblos del mundo y de los países de medio oriente, que, para detenerlo, asumen acciones militares contra algunos blancos occidentales como, por ejemplo, en el estrecho de Bab el-Mandeb en el Mar Rojo, con la pérdida del respeto y miedo a Estados Unidos, irreverencia muy peligrosa para su hegemonía.
Esta, es otra gran derrota para occidente y para Israel, porque se ganaron la condena mundial de los pueblos, un ejemplo es, la inmolación de Aaron Bushnell frente a la embajada de Israel en Washington, un piloto de la aviación norteamericana que murió para denunciar el “genocidio contra el pueblo palestino”. Netanyahu también utiliza esta acción como efecto distractivo para mantenerse en el poder cuando había serias protestas contra su gobierno, pero las movilizaciones continúan. Los motivos para que los dirigentes sionistas sean juzgados por este genocidio y los crímenes contra la humanidad, sobran, pero el capitalismo mundial ya ha mostrado la “efectividad” de su justicia.
Cuando la clase media se viene abajo: una bomba social impredecible
La desigualdad está aumentando a un ritmo tan acelerado que en poco tiempo volverá al nivel de principios del siglo XX. Según la World Inequality Database, en Estados Unidos el 1% de la población más rica ha llegado a concentrar más riqueza que el conjunto de la clase media incrementando en 40% su patrimonio desde finales del siglo XX a la fecha, mientras que la clase media ha disminuido en 30% su participación en el mismo período.
Una tendencia a llegar a una situación parecida se está viviendo en Europa y América Latina, hecho que tiene un significado económico y social bastante grave y muy impredecible.
A finales del siglo XIX la aparición de una clase media en los países con desarrollo capitalista, no fue producto del éxito económico de ese modelo, era resultado de su expansión a nivel mundial a través de la división internacional del trabajo donde los países ricos monopolizaban la tecnología y sometían a las demás naciones al saqueo de sus recursos naturales y su trabajo. De esta forma se trasladó la miseria de la clase obrera europea y estadounidense a la periferia del mundo capitalista perpetuando y adoptando múltiples formas sociales. Al interior de los países ricos, esto significaba también la consolidación de los estados liberales con un desarrollo relativo de sus democracias y los derechos humanos de sus ciudadanos, otorgando gentilmente a la periferia inestabilidad política, intervencionismo, golpes de estado, ausencia de los derechos humanos, imposibilidad de desarrollo propio y otros.
Cuando la clase media se viene abajo, el pilar social que sostiene el conjunto de la sociedad se empieza a resquebrajar. La clase media se viene económicamente abajo, pero en términos políticos se presentan dos escenarios: ese sector de la población o parte de ella, puede aferrarse a nacionalismos conservadores e incluso al fascismo como sucedió tras la crisis del 29 en algunos países, o, puede fusionarse con las clases populares y luchar por políticas con mayor contenido social.
En ambos casos, este cambio puede representar movimientos inesperados en las sociedades del centro capitalista y moderno, con implicaciones, también ambiguas e impredecibles en la periferia.
Escenarios geopolíticos posibles que se analizan en el mundo entero
¿Qué pasará con la OTAN? En un primer escenario, es posible que Europa, cándidamente, ingrese directamente a la guerra contra Rusia jalada de la mano de Estados Unidos. El segundo escenario, es una crisis que terminaría con la Alianza del Pacífico y Europa apunte a una mayor independencia de su relación con los Estados Unidos, este segundo escenario es asociado con un posible triunfo de Trump.
En Medio Oriente, es posible que el conflicto disminuya consolidando la situación actual que sellará un crimen irreparable contra la humanidad. El otro escenario es que el conflicto escale con la respuesta de muchos países de la región donde Estados Unidos tenga que intervenir para ayudar a Israel, lo cual le traería problemas con sus socios comerciales como Arabia Saudí, Egipto y otros, en este escenario un apoyo de la OTAN sería poco efectivo por la crisis que atraviesa.
Finalmente, el escenario político, sobre los resultados de las elecciones a la presidencia en Estados Unidos: si gana Biden, seguramente continuará con su política internacional orquestada por los halcones más radicales provocando escaladas en Medio Oriente y lanzando a sus aliados contra sus “enemigos” llevando la guerra lejos de su territorio y sus fronteras.
Seguramente, ajustará muchas fichas para enfrentar el objetivo que ha identificado como su enemigo principal: China, que en su situación actual en la que las derrotas han evidenciado su limitada fortaleza militar y neutralizable, difícilmente podría lanzarse a un conflicto con esta potencia en esas condiciones y seguramente reacomodará su estrategia o nos llevará a todos a un colapso. Pero, si el partido demócrata no cambia de candidato, lo más probable es que pierdan las elecciones, quizás por eso Kamala Harris o Michelle Obama, empezaron a ser nombradas con mayor frecuencia en los medios.
Si gana Trump, según declaraciones de este candidato, inmediatamente sellaría una paz con Rusia, probablemente disminuiría tensiones en Palestina como ya lo hizo en 2020 posibilitando una alianza entre Israel y Arabia Saudita a cambio de detener su ofensiva contra Palestina. Tal vez debilite a la OTAN o incluso la clausure ya que su política está centrada en el propio EEUU. También anunció que aumentará el conflicto con China en el ámbito económico y comercial, en ese caso, Trump soportará el peso ineludible de la Ley del valor, contra la que no podrá hacer nada para reimpulsar su industria que está destrozada y es sostenida casi exclusivamente por la guerra.
Volviendo a la partida de ajedrez
El tablero de la geopolítica mundial, se mueve por intereses económicos, poder político y militar de grandes grupos y naciones, sin embargo, a veces, estas condiciones llegan a expresarse en actitudes individuales de líderes políticos.
Después de la entrevista con Tucker Carlson que se viralizó inmediatamente y que generó un terremoto mediático mundial, frente a la pregunta de un medio ruso: ¿quién sería preferible para Rusia Trump o Biden?, Putin, declaró sin pensarlo dos veces: “Biden, porque es una persona más experimentada y más predecible, es un político de la vieja escuela, pero trabajaremos con cualquier mandatario en el que deposite su confianza el pueblo de ese país”.
Con esta declaración, Putin le quita el discurso a los demócratas que sostienen que su favorito sería Trump, incluso que tendrían alguna especie de alianza con él. Putin tiende la celada.
La movida de Biden no se dejó esperar, atacar ferozmente al rival: “Putin es un hdp”, recibiendo la condena generalizada a nivel mundial. Vergüenza y desesperanza nacional por la debilidad que implicaba aquella reacción con lo que aumentan las dudas de su electorado y disminuyen significativamente sus posibilidades de triunfo.
Cuando le consultan a Putin a cerca de estos insultos a su persona, responde: “yo dije que era predecible”, jaque al mandatorio de la nación más poderosa del mundo.
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Gonzalo Gosalvez Boliviano, economista
