Diálogo con Pablo Jofré Leal acerca de Palestina y los conflictos en Medio Oriente

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El mundo clama por la paz en Palestina, vivimos los últimos cuatro meses un conflicto que no tiene nada que ver con lo religioso y cuyas raíces profundas se hallan en lo político, geopolítico e ideológico, que responde a intereses del Imperio británico y, ante todo, del sionismo, que quiere decir retorno a Sion –aquel monte en Jerusalén–, una ideología racista, segregacionista y nacionalista circunscrita a lo étnico, lo cultural, la lengua, entre otras características.

La Declaración Balfour del 2 de noviembre de 1917 fue una manifestación formal y pública del Gobierno británico, durante la Primera Guerra Mundial, para anunciar su apoyo al establecimiento de un “hogar nacional” para el pueblo judío en la región de Palestina, que en ese entonces formaba parte del Imperio otomano. En dicha declaración Londres prometió a los judíos un territorio en el cual no tenía jurisdicción. Esa promesa se convirtió en mandato de manera arbitraria y es así como Israel recién nace en 1948.

A fines del siglo XIX una gran cantidad de europeos que profesaban el judaísmo migró a Palestina, o sea que en un período de 100 años y de manera paulatina fueron llegando de distintos lugares del planeta los considerados miembros del “pueblo elegido”. Aquí cabe destacar que censos anteriores a 1948 determinaban la escasa presencia de palestinos de origen judío.

Después de la Segunda Guerra Mundial, el 14 de mayo de 1948, horas antes de que los británicos terminaran su ocupación de Palestina y luego del exterminio masivo de judíos por parte de los nazis, aprovechando además la generalizada conmoción que provocó en la opinión pública el llamado Holocausto, se “recomienda” que en virtud de los problemas que ya existían entre los europeos y los judíos sería bueno compensar a estos últimos con territorios emanados a costa de la partición de Palestina. De ahí la arbitrariedad de la medida, raíz del conflicto actual, en tanto no se consultó a palestinos si estaban de acuerdo con ceder el 56% de su territorio a la creación ya no del “hogar nacional de Israel”, sino del Estado de Israel.

El conflicto pareciera no tener fin. En cada número de Correo del Alba entregamos nuevos análisis de esta situación. En esta oportunidad hemos pedido al periodista y analista político internacional experto en Medio Oriente, Pablo Jofré Leal, responder ocho preguntas claves para comprender el curso de esta agresión incesante que a ratos vislumbra un único fin a partir de las crueles palabras expresadas por personeros del gobierno sionista: borrar de la faz de la tierra al pueblo palestino.

A más de cuatro meses de iniciada la guerra de Israel contra Palestina, ¿cómo explica usted la evolución del conflicto al día de hoy –con la cada vez más crítica situación del pueblo palestino, el repudio popular mundial que casi no ha tenido pausa, el silencio de Occidente y el gran apoyo político militar que recibe Netanyahu de la administración Biden?

Lo primero es dar cuenta que esto no es una guerra, sino la continuación de un proceso de ocupación, de colonización y exterminio del pueblo palestino a manos del régimen de Israel. Nos encontramos ante una política de exterminio de solución final al problema palestino según la idea sionista; esto implica no solo expulsar a la población, sino también asesinar a la mayor cantidad de hombres, mujeres y niños. Para ello cuenta con el apoyo de los Estados Unidos, Francia, Inglaterra y Alemania.

Este proceso de exterminio ha tenido una evolución en continuo crecimiento, donde ya no solo es la parte norte de la Franja de Gaza la afectada, sino el conjunto del enclave costero. Esta ofensiva criminal va a continuar hasta que Israel vea cumplidos sus propósitos de expulsar a la población palestina y exterminar a la mayor cantidad de habitantes. La única posibilidad de poder frenar estos crímenes es que exista una voz uniforme de los países del mundo y, al mismo tiempo, una ofensiva del frente de la resistencia que signifique la destrucción de cuarteles militares, aeropuertos e infraestructura militar sionista. Esto último, en el actual escenario, es difícil, pero no imposible.

Me detendría sí en el silencio de los gobiernos occidentales, porque en general la sociedades de los muchos países –incluso de aquellos que alientan el fin del pueblo palestino como Francia, Inglaterra, Alemania, Australia– están movilizadas en pos de terminar con este conflicto y exigen a sus gobiernos que cese el apoyo al sionismo. Por tanto, el silencio es de los organismos internacionales y de los gobiernos aliados del sionismo.

¿Cuál es la estrategia de Israel al intentar el exterminio del pueblo palestino?

Lo que busca Israel efectivamente es el extermino del pueblo palestino; lleva adelante las políticas más extremistas de un gobierno extremista, de una sociedad violenta y de una ideología supremacista racista y criminal. Ese es el objetivo principal y al mismo tiempo alentar la expansión territorial de Israel a costa no solo del pueblo palestino, sino también del Líbano, Siria e Irak, entre otros.

¿Por qué Israel atacó objetivos en Líbano y Siria, qué busca con esas arremetidas?

Israel no ha atacado simplemente ahora a estos países. Los objetivos en Siria y en el Líbano son de larga data, esto ha sido una constante. Más aún, los Altos del Golán sirio están ocupados desde el año 1967, es decir, parte del territorio sur del Líbano está ocupado desde ese año.

El Líbano ha sido invadido en dos ocasiones por Israel. Han existido enfrentamientos directos hace muchos años, y esto es simplemente la continuación de una política israelí contra el Líbano y contra Siria, que son países y gobiernos con movimientos que apoyan al pueblo palestino.

¿Cuál es el papel de los hutíes y quién apoya económica y militarmente a esta organización?

El movimiento Ansarolá, que es como correctamente deberíamos denominar a este movimiento de resistencia, apoya al pueblo palestino porque es parte de lo que se denomina “el eje de la resistencia”, junto a la resistencia palestina, libanesa, iraquí, siria e iraní. Todos ellos conforman un frente que se opone a la hegemonía occidental, por tanto su apoyo principalmente político como también de elementos militares son proporcionados por ese eje de la resistencia. Es difícil hablar de un apoyo económico cuando gran parte de los miembros del eje están sujetos a enormes sanciones respecto a sus posibilidades económicas. Yemen desarrolló elementos de defensa con su iniciativa y el apoyo de este eje.

La resistencia de Menay entiende que la defensa de Palestina es su propia defensa, tienen los mismos enemigos: Arabia Saudí, los Emiratos Árabes Unidos, el sionismo, Occidente.

Sudáfrica denunció ante la Corte Penal Internacional (CPI) a Israel, ¿cómo evalúa esa acción?

La decisión de Sudáfrica no solo ha sido alentadora, sino además un ejemplo para el conjunto de los países del mundo, para los gobiernos que deberían asumir con mayor iniciativa, dinamismo y compromiso la defensa del pueblo palestino.

Llevar al sionismo a la CPI es un imperativo ético, moral, legal, político. Sudáfrica sabe lo que es el racismo, lo que ha sido el dominio de una minoría sobre una mayoría.

¿Qué se puede esperar del mundo? Que tome la iniciativa no solo de denunciar o diagnosticar o dar cuenta del horror que significan los crímenes de Israel, sino también llevarlo a los tribunales internacionales.

De mi parte, tengo muy poca esperanza que los gobiernos del mundo mayoritariamente tomen una iniciativa que lleve al sionismo, a sus dirigentes civiles y militares, a responder por los crímenes de guerra y lesa humanidad que cometen.

Se hablaba que antes de fines de 2023 se daría una guerra regional debido a los ataques despiadados de Israel contra Palestina, hecho que no sucedió o no ha sucedido aún. ¿Cómo se ve afectado el mundo árabe y todo el Levante?

Lo que usted denomina una guerra regional que se pudo originar antes de finalizar el año 2023 se lleva a cabo hace muchos años. Desde el momento mismo que el sionismo se incorpora como entidad israelí las guerras en la región han sido una constante, principalmente por la responsabilidad de Occidente, con su testaferro Israel y monarquías como la saudí. 

Podríamos citar, en torno a lo señalado: Israel y la guerra del año 1956 por el canal de Suez, la guerra de ocupación del año 1967 –que involucró a gran parte de los países árabes del Levante Mediterráneo–, la guerra del año 1973, todo el período de las guerras de agresión contra Siria, Irak; contra Palestina ha sido una constante, contra el Líbano ha sido permanente, es decir, aquí han existido enfrentamientos regionales de larga data. La situación que nos preocupa en los últimos meses no comenzó el 7 de octubre pasado, tiene décadas y su origen puede rastrearse en el momento mismo del nacimiento de la entidad nacional sionista.

¿Usted cree que estamos al final de un conflicto que dura casi un siglo o esta situación continuará?

No creo que estemos al final de nada, simplemente somos testigos de la continuación de un proceso de agresiones permanentes que solo terminará cuando exista un grupo numeroso de países que rechacen al sionismo y expulsen a todas las fuerzas occidentales y su bases militares.

¿Siguen los Estados Unidos controlando las guerras en el mundo? ¿Nadie puede o se atreve a enfrentar su poder militar?

Esta pregunta se contesta con la realidad que se vive ya que todos los conflictos en el mundo son organizados, apoyados y canalizados por Washington y sus aliados.

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Correo del Alba

Juan José Peralta Ibáñez
Fotógrafo documentalista, fotoperiodismo, naturaleza, video, música

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