Estados Unidos, el mayor socio armamentístico, político y económico del Estado de Israel, se rebela este jueves 1 de febrero al asumir una determinación en contra del gobierno sionista que podría se catalogada de risible. El presidente Joe Biden, dictó una medida para aplicar sanciones a colonos israelíes que cometan actos terroristas contra palestinos en Cisjordania, pero no manifiesta una posición contundente en contra de la masacre que ejecuta el sionismo desde el pasado 7 de octubre cuando Benjamín Netanyahu declaró la guerra a Palestina.
Al contrario, el gobierno estadounidense fue uno de los primeros en apoyar con todo tipo de logística para que se iniciaran los ataques en la Franja de Gaza que -hasta la fecha- han dejado un saldo de más de 20 mil muertes y destrucción incontable. Además, se ha llevado a cabo una limpieza étnica progresiva, donde el más fuerte siempre ha estado respaldado por el más hegemónico de los países, por lo cual es una medida que trata de hacer quedar a este gobierno como imparcial, cuando está implicado hasta la médula.
Esta acción puede haberse tomado en el marco de la vergüenza de Israel por haber sido condenado la semana pasada por la Corte Internacional de Justicia (CIJ), tras la heroica acusación impulsada por Sudáfrica sobre el genocidio que se comete contra el pueblo palestino desde hace ochenta y cinco años, y la manifestación de líderes políticos, instancias como la Organización de Naciones Unidas (ONU) y organizaciones sociales que han solicitado un cese definitivo al fuego y a la violencia, sin obtener ninguna respuesta ni acción contundente que permita el fin de la agresión contra Palestina.
Pero, también, podrían deberse a la insatisfacción de la población árabe votante en Estados Unidos. Cabe mencionar que las sanciones de tipo financiero y de movilidad son históricas, dadas las buenas y estrechas relaciones que mantienen ambas naciones.
También se trataría de un mensaje de Biden a esta población árabe, ya que es un año en que se define el proceso electoral estadounidense y su partido ha apostado por mejorar la imagen bastante cuestionada del presidente, a la que se le debe dar un giro imparcial y alejarse de la violencia con la que los colonos apoyados por Netanyahu, desalojan, destruyen y matan palestinos en su hábitat, sin control.
La finalidad es simple: obtener suficiente puntaje para derrotar en la carrera presidencial al contrincante y favorito Donald Trump. Por su parte, el gobierno de Israel manifestó que las sanciones son excesivas e injerencistas, ya que prohíben el uso del sistema financiero, congelando activos y eliminando visados, con imposibilidad de viajar a territorio estadounidense, a los colonos violentos. Habrá que ver si la reacción, escala en fricción diplomática contra la administración Biden.
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Correo del Alba