El tema de fondo de las actuales confrontaciones y crisis es, cómo avanzar hacia una igualdad de oportunidades que no nos convierta en una sociedad de hormigas.
¿Cómo hacer eso posible, en medio de una crisis económica, un aumento de odios raciales y culturales, un incremento de mutuas amenazas y presiones, y un olvido del común bagaje que nos permitió crear las ideas y valores de persona, democracia, justicia o equidad?
Los Kibutz israelíes han sido el único experimento comunitario que ha resuelto esos problemas. Eso es un hecho histórico, pero lo hace sólo para quienes lo integran y los desgaja del entorno capitalista que constituye nuestra época.
Fracasado el totalitarismo hitleriano del Nacional Socialismo y fracasados los proyectos de socialismo -en un sólo país- del estalinismo, ¿Cómo interesar a otros en una solución colectiva y evitar la envidia y el resentimiento por su éxito económico?
Conozco de esfuerzos similares a los Kibutz en islas griegas, hechos por alemanes, que concluyeron en conflictos por parte de otras isla, encerradas mentalmente en sus tradiciones.
¿Conocen Uds. el Proyecto de Jim Jones y su conclusión en Guyana? ¿O el de Bishop en Grenada, abortado ferozmente por gente de su propio partido? Para no mencionar cosas más aterradoras.
A veces concluyo en algo que me decía mi viejo padre: se requiere una revolución cultural, que modifique las restricciones a nuestra comprensión y que permita la expansión de los impulsos buenos que están en la memoria colectiva.
Hoy estamos en el umbral de una nueva época, pero en ella, sin embargo, los impulsos y elementos negativos de conductas, ideologías y religiones parecen predominar sin que se establezca una ética de acuerdos mutuos que sea respetada y reconocida por todos.
Ya Voltaire, se planteó el problema, y Kant lo reiteró en La paz universal, y otros le siguieron como Hegel, Marx o Marcuse. Pero en el inicio de esta crisis, que yo he llamado “perfecta”, son muchos aun los que llaman a destruir toda alteridad sin que sepamos, en la semioscuridad de la ideología, cómo ponerlas en contexto, y superarlas para enriquecer nuestras vidas.
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Rafael Kries Chileno, economista
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