El relato mesiánico

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Para construir el relato del actual presidente de Argentina, Javier Milei, que cautivó a millones de electores, se usó un símbolo del judaísmo, el león, que representa a la tribu de Judá. Ese León de Judá expresa la figura del mesías. Nada es inocente. Cristo es representado como el cordero inmolado, pero en el apocalipsis es un león. Es la semiótica en movimiento.

En el relato religioso, el mesías expulsará al maligno por mil años, vendrá el apocalipsis y habrá la ansiada paz. Milei dice: ahora hay que soportar penurias, destruir todo si es preciso para que luego venga la abundancia y la felicidad. Como parte de ese relato añade: dentro de 45 años Argentina tendrá el nivel de vida de Irlanda. ¿Por qué 45 años y por qué Irlanda? Es una manera de patear la pelota hacia adelante.

Cuando ganó las elecciones dijo: “El triunfo en la guerra no viene de la cantidad de soldados, sino de las fuerzas que vienen del cielo”. ¿Las fuerzas del cielo? Se trata de una cita del libro de los Macabeos, que se refiere a un movimiento judío de liberación que se opone al ejército de invasores griegos en el año 166 a.C.

Es el relato del mesías, es Milei, todo para mover los hilos emocionales para eliminar los derechos conquistados y restaurar privilegios. Es lo que hace un aprendiz de mesías como en La guerra del fin del mundo, de Vargas Llosa. Antonio Conselheiro, un antiguo sacerdote jesuita, que lidera a un grupo de marginados con banderas de libertad. La historia no tiene final feliz.

Es posible que Milei tenga influencia religiosa. Una vez que ganó, fue en Nueva York a la tumba de un rabino, líder espiritual de la comunidad judía ortodoxa Jabad Lubavitch. Pero el tema es otro. Él y sus asesores utilizan los resortes de la comunicación política que se sustenta en el discurso emocional. La campaña electoral argentina que lo catapultó a la presidencia es la muestra de cómo el vínculo ideológico y político se diluye frente a las emociones. Probablemente por eso ganó y desde luego también por los índices de inflación y pobreza que avivaron la rabia contra un gobierno disruptivo y peronista, en el discurso, insípido y previsivo en los hechos.

Después de la victoria electoral avanza en su plan desnacionalizador y neoliberal, que ya se está traduciendo en una caída de la capacidad de consumo de las necesidades básicas del pueblo argentino, llámese estratos populares y lo que el eufemismo califica como clase media.

Lo de Milei se parece a un meme de estos días. Un compadre dice, al final del túnel habrá la luz de la salvación. El otro compadre responde: tengamos cuidado porque puede ser la luz de otro tren que viene.

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Orlando Villalobos Finol Venezolano, profesor en periodismo y comunicación

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