No, no, por ahí no es…

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Me niego y me resisto a culpar al pueblo argentino por los resultados en la segunda vuelta del pasado domingo 19 de noviembre. No hace un buen análisis quien así lo haga. El pueblo argentino luchó hasta lo último, cómo pudo, con lo que pudo y hasta dónde pudo. Fue una hazaña reunir 11 millones y medio de votos, frente a la vorágine malvada de los medios de incomunicación (que le comieron los sesos a un enorme segmento del pueblo que fue convencido a votar contra sí mismo, y prefirió ponerse del lado de sus verdugos); que tuvo que salir a defender a un gobierno pusilánime (aquí léaseme por favor, que tuvo a salir a defender a Albertico, «el bueno para nada»), que convirtió en legal a la deuda ilegal de Macri con el FMI, en lugar de rechazarla y de llevar a juicio a los complotados en esta altísima traición a la nación Argentina; que tuvo que echarse en el lomo a un neoliberal de candidato (aquí léaseme, a Massa, por favor), que fue algo más o menos similar a echarse en el lomo a un gigantesco bacalao y hacer una carrera de alta competencia de cien metros con obstáculos; un pueblo noble y generoso que tuvo que salir a pelear por su vida y la de su nación con todo en contra (es decir, contra una clase media estúpida, contra unas élites rapaces y egoístas, contra unos poderes fácticos que llevan mucho tiempo ya, pegados a su cuello y a su yugular como sanguijuelas).

A nada de esto aluden, los culpadores del pueblo que he leído en las últimas horas.

Milei era derrotable. Su victoria no es culpa del pueblo argentino. Es culpa de la clase dirigente gobernante actual, que deberá hacerse cargo ante la historia en público, si quiere que el pueblo le respalde en las grandes batallas sociales y políticas que ya despuntan en el horizonte argentino.

¿No se han preguntado cómo Axel Kicillof y otros liderazgos quedaron en pie y firmes, luego de la debacle que arrasó con todo el gobierno? ¿Qué bueno hicieron para que fuesen defendidos tan férreamente por el pueblo? Es una buena pregunta de análisis comparativo al momento de hacer una interpretación de la coyuntura.

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Juan Ramón Guzmán Analista político venezolano

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