Recuerdos de Daniel. Las estrellas de Viglietti

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La música de Daniel Viglietti me llegó de muy niño, junto a la que comenzaba a inundar mi cabeza, la de Silvio, Aute, Serrat, Pablo, Piero, Heredia y muchos más.

Al igual que la de ellos, su música no era fácil de conseguir; vinilos, casi imposible, quizás alguna cinta original llegaba. Hasta la fecha no recuerdo haber visto algún CD de Daniel en tiendas bolivianas.

Así que teníamos que aferrarnos a lo que nos llegaba de la mano de compañeros y compañeras que traían su música de viajes y estadías en otros países. En mi caso, gracias a mi tío Javier, que vivía en México, lo conocí a través de vinilo, con el emblemático Trópicos (1973), de Discos Pueblo, donde interpreta canciones de Silvio, antes que este grabara su primer disco, de Pablo y Noel Nicola, así como de Chico Buarque y Edu Lobo de Brasil. Era prácticamente un manifiesto de convicciones de su tiempo.

Yo sé que es preciso vencer,
yo sé que es preciso luchar,
yo sé que es preciso morir,
yo sé que es preciso matar.


Si llegaras a vivir
ese tiempo de igualdad
donde el hombre ayude al hombre
sentirás la libertad.

Posteriormente llegaría una cinta copiada, “pirata”, de Abril en Managua, aquel Concierto por la Paz realizado en Nicaragua en 1983, donde Daniel comparte su música junto a Silvio, Alí Primera, Mercedes Sosa, los hermanos Mejía Godoy, Savia Nueva y otros. Interpreta «Declaración de amor a Nicaragua» y «Canción para mi América».

Luego, en un afortunado viaje a La Habana, recién podría conseguir mi primer CD, el disco Esdrújulo:

Se trata cósmicos de ser más fértiles,
de no ser tímidos, de ser más trópicos,
de ir a lo pálido, volverlo térmico,
sentirse prójimo de lo más lúdico,

Y a los dogmáticos tan poco orgásmicos,
casi ni eróticos de ser tan púdicos,
a esos acríticos de sesgo andrógino
decirles «gélidos, no sean retrógrados».

Más adelante, el periódico argentino Página/12 editaría gran parte de su discografía, lo que facilitó el acceso a su música; luego la Internet haría su trabajo.

Uno de los recuerdos personales que atesoro es poder cantarle a mi hijo recién nacido, en un septiembre, una de sus canciones, «Gurisito»:

Niño, mi niño,
vendrás en primavera, te traeré.
Gurisito mío,
lugar de madreselvas te daré.

Y aunque nazcas pobre, te traigo también:
se precisan niños. para amanecer.

Niño, niñito,
el hombrecito nuevo llegará.

Daniel en Bolivia

Ver un concierto de Daniel solo era posible si se pensaba en viajar fuera del país, y así fue que tuve la oportunidad de escucharle en vivo, un par de canciones, en septiembre de 2003, en el Estadio Nacional de Santiago de Chile, en una de las dos jornadas del concierto El Sueño Existe, que se hizo en homenaje a Allende recordando los 30 años de su muerte.

Sí, sí, sí con alegría
Sí, sí haremos nuestra
La cordillera la patria toda
Su ancha ternura su fuerza larga
Cientos de miles por todo Chile
Todos armados por todo Chile

Daniel Viglietti en Chile. Concierto El Sueño Existe (2003).

Fue una alegría enterarme, el año 2007, que visitaría Vallegrande para los actos que recordarían los 40 años de la presencia del Che en Bolivia. En esa época trabajaba como manager de Jaime Junaro, quien también fue invitado a participar de los actos, así que las estrellas comenzaban a alinearse.

En esa ocasión pude conocerlo brevemente. El primer recuerdo que tengo es cuando nos avisan que él estaba cenando en un pequeño restaurante, muy modesto, de Vallegrande, donde nos dirigimos con Jaime, quien era amigo suyo desde aquel concierto Abril en Managua. Llegamos al lugar y efectivamente se encontraba allá, se reconocieron con Jaime y hubo el abrazo fraterno de los cantores. Avanzada la noche se animaron a agarrar la guitarra y, en ese lugar improvisado, cantar unas cuantas canciones. Mi corazón latía a mil al ver a esos cantores, que escuchaba desde muy niño en casa y que nunca imaginé que iba a trabajar con uno de ellos y conocer al otro en un pequeño lugar del país; las estrellas estaban alineadas.

Luego lo vería en el acto central del evento, en un escenario armado en una plaza de Vallegrande, Jaime primero y Daniel después. Al finalizar tuve la oportunidad de conversar unos minutos y poder conocerlo un poco, un encuentro breve pero muy placentero. El último día hubo una presentación más en la pista de aterrizaje de Vallegrande, donde fueron hallados los restos del Che. Además de Jaime y Daniel, cantó Santi Feliú. Las estrellas se alienaron completamente.

Lo más fuerte es guardarte
bien adentro en la conciencia,
cuidar que rojas misas no te encuadren, no te canonicen,
o que alguien no busque represar un río ingobernable como el tuyo,
o que nuevos monjes negadores no intenten limar tus ideas ni tus flechas.

Ernesto se volvió Che
por si Guevara se soñaba
.

Daniel Viglietti en Vallegrande (2007).

Diez años después

Si nunca imaginé que conocería de cerca a Daniel y en Vallegrande, menos imaginaba que me volvería encontrar con él 10 años después, para recordar los 50 años del Che en Bolivia. Pero esta vez me tocaría ser el responsable de todo cuanto él hiciera en nuestro país; emoción y mucha alegría. Las estrellas se volvían a alinear.

Él se encontraba de gira por Chile y decidió hacer un corte, porque según me confesó: “no podía dejar de venir a Bolivia”. Llegó a Santa Cruz de la Sierra un 6 de octubre de 2017 alrededor de la una de la madrugada. Fui ansioso al aeropuerto a recibirlo, apenas habíamos podido intercambiar un par de correos electrónicos antes de su llegada. Esperaba solo, en la salida de vuelos internacionales, cuando lo vi aproximarse lentamente, y me le paré delante, levantó la mirada y me preguntó: “¿Quique Claros?”, respondí afirmativamente: “Sí, bienvenido a Bolivia”. Me agradeció y me dio un abrazo, luego se dio la vuelta y esperamos que saliera su esposa Lourdes. El cantor había llegado. Las estrellas alumbraban la noche.

En el corto viaje al hotel le hice recuerdo de nuestro encuentro en 2007, me recordaba vagamente pero me preguntó por Jaime Junaro y sus hermanos.

Al día siguiente en la mañana se dedicó a descansar y luego del almuerzo volvimos al hotel y nos sentamos en unos sillones del mismo. La charla fue, de a poco, fluyendo, música, política, fútbol. Fue ahí cuando comenzó a contarme sobre cómo conoció a Mario Benedetti allá por 1973, en un acto en homenaje a Soledad Barrett. Daniel había compuesto una canción y Mario escrito un poema para el acto, así les nació la idea de hacer una serie de conciertos que se concretaron con el disco titulado A dos voces.

Una cosa aprendí junto a Soledad
Que el llanto hay que empuñarlo, darlo a cantar

Otra cosa aprendí junto a Soledad
Que la patria no es un solo lugar

Hablando de fútbol me contó de cuando se juntaban a ver el clásico uruguayo con Galeano y Benedetti, ellos de Nacional y Daniel de Peñarol. Las estrellas brillaban.

Al finalizar nuestra charla, tímidamente, le conté que por la noche habría una reunión de los compañeros de la Tropa Cósmica1, que hicieron coincidir su encuentro anual con el evento en Vallegrande, y le pregunté si deseaba ir, a lo que me respondió afirmativamente. Más tarde, cuando lo busqué para salir, se apareció con su guitarra. Le pregunté: “¿vas a cantar?” –esa no era la intención al llevarlo– a lo que me respondió contundentemente: “sí, claro, si me lo permiten”.

Cuando llegamos al lugar, estaba repleto y en escenario cantaba el querido Carlos López. Al verlo entrar, mucha gente se sorprendió y empezaron a aplaudir y a pararse. Carlos también lo vio e hizo una pausa para saludarlo. Continuó la noche y luego Daniel se subió a escenario, y entre varias canciones escuché muy emocionado «Gurisito». Las estrellas estaban alienadas.

Daniel Viglietti en el encuentro de la Tropa Cósmica (2017).

Luego de cantar le hizo una entrevista a Carlos López para su programa radial Tímpano, que hasta donde tengo información lamentablemente no llegó a publicarse.

Ya en el segundo día, en la mañana me tocaba ir a recibir a nuestro segundo invitado, que llegaba de la Argentina, Raly Barrionuevo. Ya para la tarde comenzamos el viaje hacia Vallegrande, Raly, Martín su manager, Daniel, su esposa Lourdes y este privilegiado relator. Nos esperaban casi cinco horas de carretera. En una pausa en el camino para comer, cerca a Samaipata, Daniel nos contó una anécdota de 1990 cuando el entrenador campeón del mundo César Luis Menotti fue a Uruguay para dirigir a Peñarol. La historia relataba la ocasión en que se encontraba en una fiesta donde no conocía a toda la gente y en un momento de muchos vio cómo una señora ya muy mayor y que caminaba con dificultad empezó a cruzar todo el salón en dirección de él, y cuando finalmente llegó le dijo: “felicidades Maestro, su equipo jugó muy bien”. En ese momento Daniel se dio cuenta que lo había confundido con Menotti –tenían un evidente parecido– y le dio pena desilusionar a la señora después del esfuerzo que hizo y simplemente le dio las gracias.

Partiendo rumbo a Vallegrande (2017).

Una vez en Vallegrande lo primero que hicimos fue visitar el Centro Cultural Ernesto “Che” Guevara, donde ya se realizaban algunas actividades artísticas. Daniel se alojó en unas cabañas en las afueras de la población, gracias al gran anfitrión Anastasio Kohmann.

Al día siguiente, 8 de octubre, muy temprano, los cinco viajeros nos dirigimos hacia La Higuera, donde visitamos el museo histórico en que se convirtió la antigua escuelita de donde salió el Che a la eternidad. Después de compartir en distintos lugares con toda la gente que también realizó el viaje y atender algunas solicitudes periodísticas, retornamos a Vallegrande para participar del evento artístico central.

Lo haremos tú y yo,
Nosotros lo haremos,
Tomemos la arcilla
Para el hombre nuevo.

Y por corazón
A ese hombre daremos
El del guerrillero
Que todos sabemos.

Daniel Viglietti en La Higuera (2017).

Llegando a Vallegrande aún tuvimos tiempo para visitar el Hospital Señor de Malta, donde se encuentra la lavandería donde fue expuesto ante el mundo el hombre de la era.

Ya por la noche fuimos muy temprano al lugar de concierto. Donde se concentraron todos los artistas invitados. A Daniel y Raly se sumaron Gerardo Alfonso y Silvio Alejandro de Cuba, Micaela Chauque de Argentina, Carlos López, el Papirri, Mau Montero y el Dúo Negro y Blanco, entre muchos más. Uno tras otro fue regalando sus canciones, para finalizar la noche con Raly convocando a todos al escenario para cantar a coro general «Hasta Siempre».

Aprendimos a quererte
Desde la histórica altura
Donde el sol de tu bravura
Le puso un cerco a la muerte

Aquí se queda la clara
La entrañable transparencia
De tu querida presencia
Comandante Che Guevara

Daniel Viglietti en Vallegrande (2017).
Daniel Viglietti, Raly Barrionuevo y Carlos López en Vallegrande (2017)
Todos juntos en Vallegrande… «Hasta Siempre» (2017).

Todos terminamos muy emocionados y con Daniel y Raly fuimos a buscar algo de comer que nos costó bastante encontrar dada la hora y más costó encontrar la botella de vino que ambos necesitaban para celebrar el gran encuentro. Los veía tocando puertas de tienditas de pueblo preguntando por algo de vino, que al final conseguimos y terminamos el feliz día. Las alienadas estrellas estaban en lo más alto.

Al día siguiente, 9 de octubre, en la mañana hubo un acto político en la pista de aterrizaje donde también fueron invitados ambos. Cuando le tocó subir a escenario a Daniel, estaba soplando un viento muy fuerte, que hacía que tanto al atril como las partituras no pudieran estar quietas, por lo que me pidió que me sentara a su lado y le sostuviera ambas cosas. Alguna vez me había tocado dar entrevistas al lado de artistas a quienes admiro mucho, pero estar al lado de un artista de su talla, en escenario, ante cientos de asistentes, era inimaginable.

Último día en Vallegrande (2017).

Después del acto se tuvo una nota triste, ya que a Daniel le llegó la noticia de la muerte, un día antes, de su querido amigo, el compositor y musicólogo uruguayo Coriún Aharonián, que ya en los días previos nos había contado que no se encontraba bien. Esto lo afectó notablemente y tratamos de acompañarlo en su dolor.

Teníamos que volver a Santa Cruz y antes de subir al transporte que nos llevaría de regreso me acerque a él, muy discretamente, por lo menos a la mirada de Lourdes su esposa que lo cuidaba en todo y sobre todo en su alimentación, y le mostré una pequeña botella de cerveza, la vio, levantó la mirada y me mostró la sonrisa del niño travieso, el gurisito que vivía en él, que necesitaba salir un momento del momento. La complicidad de quien ya podía llamar mi amigo.

Ya por la noche, en Santa Cruz, fuimos todos a cenar y conocer la Plaza 24 de Septiembre, Daniel aprovechó de entrevistar a Raly para su programa radial.

Entrevistando a Raly (2017).

Aún permanecería un día más antes del vuelo de retorno a Chile, para continuar su gira, así que las estrellas aún nos daban tiempo para disfrutar su presencia.

El día 10 de octubre, después de despedir a Raly, me fui a desayunar con Daniel y Lourdes. Fue ahí que comenzamos a conversar y soñar su retorno a Bolivia para realizar una serie de conciertos, fue un encuentro muy amistoso y sin el vértigo de todo el viaje.

Por la noche, se dio la coincidencia que jugaban, en Montevideo, Uruguay frente a Bolivia por las eliminatorias al mundial Rusia 2018, ambos futboleros, nos saludamos antes del partido y cada uno a su habitación a ver el partido. En el entretiempo salimos a comentar, Uruguay ganaba 2-1 pero Bolivia hacía buen partido, al final terminó el día feliz para él con un 4-2.

Ya de madrugada debía partir, lo acompañamos con Javier Larraín al Aeropuerto, tuvimos las últimas conversaciones y el compromiso de comenzar inmediatamente a trabajar en su regreso para dar conciertos. Se despidió con la sencillez y fraternidad del hombre nuevo que vivía en él y me dijo: “luchen mucho, quiero mucho a tu país”. Las estrellas seguían con nosotros.

Yo pregunto a los presentes
Si no se han puesto a pensar
Que esta tierra es de nosotros
Y no del que tenga más

Yo pregunto si en la tierra
Nunca habrá pensado usted
Que si las manos son nuestras
Es nuestro lo que nos den

A desalambrar, a desalambrar
Que la tierra es nuestra, es tuya y de aquel

Antes de partir (2017).

Los días siguientes, ya con el pulso más relajado, empecé a asimilar toda la experiencia y emociones vividas. Pensé en esperar unas semanas para retomar contacto y continuar el sueño de su regreso. No imaginé que sería tarde.

El 30 de octubre de 2017, apenas 19 días después de despedirnos, llegó la noticia de que Daniel había partido de gira eterna. Por un momento las estrellas se desordenaron, titilaron y amenazaron con apagarse. Pero como nos dijo Santi Feliú: “los verdaderos hombres, solo son gigantes brazos que le nacen a la tierra y se van a la montaña”. Daniel era una luz en la clara oscuridad y esos días, de mucha vitalidad, las estrellas se alienaron bajo la mayor, la estrella del Che.

Quisiera cantar: Ser flor de mi pueblo
Que me paciera una vaca de mi pueblo
Que me llevara en la oreja
Un labriego de mi pueblo
Que me escuchara la luna de mi pueblo
Que me mojaran los mares
Y los ríos de mi pueblo
Que me cortara una niña de mi pueblo
Que me enterrara la tierra
Del corazón de mi pueblo
Porque, ya ves, estoy solo sin mi pueblo

«A Quique Claros, con mi recuerdo en las jornadas por el Che en octubre de 2017».
«A Quique Claros por darle la mano al cantor. Gracias por todo».

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Enrique Claros Boliviano, gestor cultural

1 Colectivo de seguidores y admiradores de la obra de Silvio Rodríguez.

Juan José Peralta Ibáñez
Fotógrafo documentalista, fotoperiodismo, naturaleza, video, música

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