El Ejército arremetió brutalmente contra los manifestantes que protestaban este 30 de agosto para exigir la retirada de la Misión de las Naciones Unidas en la República Democrática del Congo (Monusco) de su territorio. El saldo de este violento episodio fue de aproximadamente 43 personas asesinadas y alrededor de 158 personas arrestadas.
La noticia salió a la luz gracias a un video que se difundió en las redes sociales, en el cual se observa a los militares arrojando los cuerpos sin vida de las víctimas de manera irrespetuosa en un camión. Este acto indignante se viralizó de inmediato, generando una gran conmoción.
La Monusco se estableció en la República Democrática del Congo mediante la Resolución 1925 el 1 de julio de 2010 y actualmente cuenta con aproximadamente 17 mil 753 miembros de personal, de los cuales alrededor de 12 mil 300 son tropas militares.
Los Cascos Azules, como se les conoce, han sido acusados en varias ocasiones de cometer actos ilícitos con total impunidad. Parte de estas acusaciones se basan en acciones que desencadenaron las protestas, como el incidente en la frontera con Uganda, en el cual los soldados de la Brigada de Intervención de la Monusco abrieron fuego en el puesto fronterizo sin una explicación clara, resultando en la pérdida de vidas y personas heridas. Esto fue mencionado en un comunicado de la Monusco el 31 de agosto: «El Representante Especial del Secretario General de las Naciones Unidas y jefa de la Monusco, Sra. Bintou Keita, acaba de enterarse con asombro del grave incidente ocurrido esta mañana en Kasindi, en la frontera entre la República Democrática del Congo y Uganda. Durante este incidente, los soldados de la Brigada de Intervención de la ONU que regresaban de su permiso abrieron fuego en el puesto fronterizo por motivos inexplicables y pasaron forzadamente. Este grave incidente causó pérdida de vidas y heridos graves».
El Congo es uno de los países africanos que ha sufrido la violencia armada y ha llevado a que muchos de sus habitantes se desplacen a países vecinos en un intento desesperado por sobrevivir. No es la primera vez que un país africano exige la retirada de este organismo dirigido por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y que la población denuncie públicamente los horrores, abusos sexuales y violaciones a los derechos humanos que se esconden detrás de su supuesta «Misión de Paz».
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Correo del Alba