EXCLUSIVO │ Excanciller ecuatoriano Ricardo Patiño: “Hay que reconstruir el desbarajuste que han provocado en el país”

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Economista y exdiplomático, Ricardo Patiño fue canciller y uno de los hombres claves del gobierno del expresidente Rafael Correa. Una de las experiencias más extraordinarias que ha vivido fue en su juventud, cuando a punto de terminar sus estudios de Economía en México escuchó el llamado de la Revolución sandinista, a la cual acudió presto a brindar su colaboración.

De la coyuntura ecuatoriana, así como de economía, conversamos con Patiño, quien ha sido por años uno de los protagonistas de la Revolución ciudadana y nos ayuda a dilucidar el tablero de ajedrez que se juega en las próximas elecciones presidenciales, a ser realizadas el domingo 20 de agosto. 

 Para comenzar, ¿qué ha sido de su vida en los últimos años?

He estado exiliado por razones políticas. Esa ha sido la condición que he tenido, porque el gobierno de Moreno empezó una persecución feroz contra los miembros del equipo de gobierno de Rafael Correa, contra el propio expresidente e incluso con quien fue su vicepresidente, Jorge Glas, que estuvo, lamentablemente, cinco años preso sin ninguna prueba.

A muchos otros compañeros y compañeras, como Gabriela Rivadeneira, la expresidenta de la Asamblea Nacional (AN); o como Paola Pabón, nuestra actual gobernadora de Pichincha, se les persiguió.

¿Y dónde ha pasado su exilio?

He tenido que pasar los últimos cuatro años de mi vida en México, donde tengo refugio. País, Gobierno y pueblo al que agradezco su protección.

A escasos días de la elección presidencial, ¿cómo observa el tablero político ecuatoriano y, en particular, al binomio de la Revolución ciudadana?

Son esperanzadoras las perspectivas. Hay que señalar, como un antecedente importante, que el 5 de febrero hubo elecciones seccionales [prefectos, alcaldes, concejales] y fueron ganadas ampliamente por la Revolución ciudadana, es decir, hace solo seis meses, y las cosas están muy frescas. Además, como ustedes conocen, ganamos las alcaldías de Quito y Guayaquil, las prefecturas de las principales provincias en Pichincha, Guayas, Manabí, Azuay; estamos hablando de las más grandes prefecturas y alcaldías del país.

A lo anterior hay que sumar que la campaña electoral de febrero la hicimos articulada con el expresidente Correa, o sea que es realmente la Revolución ciudadana o “el correísmo” el que ganó. Entonces, las perspectivas para el 20 de agosto son realmente muy positivas.

¿Cómo se refleja eso, por ejemplo, en las encuestas?

Hemos visto que casi todas las encuestas indican que Luisa González y Andrés Arauz, el binomio de la Revolución ciudadana, están muy cerca del 40%. Digo “muy cerca” porque  algunas encuestas los ponen con 45% y otras con 35%, pero valoro que las más creíbles señalan que estamos por encima del 40%.

¿Es una cifra suficiente?

Sí, porque una de las condiciones para ganar en primera vuelta contempla el tener más del 40% de los votos y que al segundo de los candidatos, quien te sigue en las preferencias, le ganes con más de 10 puntos de ventaja.

En este caso, ¿se estaría cumpliendo con esos requisitos?

Me parece que está bastante superada la brecha, porque todas las encuestas dicen que el segundo está en el punto máximo del 15%.

¿Cuál es el segundo binomio?

Otto Sonnenholzner y Yacu Pérez, quienes tendrían entre el 13% y 15%. Luego vienen dos candidatos más que tienen entre el 7% y 11%. Esa es la situación, por lo cual hay un primer lugar muy holgado y cuatro binomios que están entre el 7% y 15%.

Más allá de las cifras publicadas por las encuestadoras, ¿cómo evalúa la campaña?

Tenemos una campaña muy sólida, con una estrategia muy desarrollada, con un trabajo de comunicación y con un equipo de gente en el territorio que trabaja intensamente, porque tenemos un movimiento que si bien reconocemos que no es un gran partido político, sí gana elecciones. Por supuesto que debemos trabajar para convertirnos en un verdadero partido político, sólido, ideológica, orgánica y disciplinariamente, pero ese es otro cantar.

 Nuestro partido tiene mucha capacidad electoral y, además, con los triunfos electorales últimos hay un nivel de entusiasmo muy grande. La población ha logrado recuperar la consciencia, porque cada vez es más factible para la gente comparar lo que fueron los 10 años de la Revolución ciudadana en términos de estabilidad política, de seguridad ciudadana, de progreso económico, derechos, mejoras en la calidad de vida, con lo que ahora vive, que es todo lo contrario.

En este momento la gente vive una situación realmente infernal en muchos lugares del país, con altos índices de pobreza y de delincuencia. 

«Hay gente que sigue saliendo masivamente del Ecuador por razones de la crisis económica y social que se vive»

¿Cuál es el saldo que dejan los gobiernos neoliberales de Moreno y Lasso?

Lamento decirlo, pero hablamos de un país que han llevado al precipicio: Ecuador vive un infierno, sobre todo en el tema de seguridad.

El principal problema es de seguridad. Comparto tres datos importantes de señalar: primero, el nivel de la violencia en los países se mide internacionalmente como el indicador de cuántos homicidios ocurren por cada 100 mil habitantes. El gobierno de Rafael Correa tomó este indicador en 20 homicidios por cada 100 mil habitantes y lo dejamos en cinco, fruto de un trabajo fenomenal, inmenso, tremendo, de gran inteligencia, en 2017 éramos el país más seguro de América Latina después de Chile. Actualmente el indicador se elevó a 32, lo que se traduce en miles de homicidios que antes no se registraban en nuestro país.

En segundo lugar, en el Ecuador no existía la extorsión, no sabíamos de esto. Me refiero a grupos delincuenciales de diversos tipos que pasan por las oficinas, por los negocios pequeños o grandes, y les dicen a las personas: «nosotros estamos trabajando aquí, si quiere que no le roben o que no le robemos denos (según el negocio) 500 dólares mensuales”. Esto nos era desconocido, recién con los gobiernos de Moreno y Lasso ha aparecido, y es terrible.

En tercer lugar, en el Ecuador no existía la violencia política, era muy limitada, a lo mucho un grupo de personas que se encontraban en una marcha y se golpeaban, pero no era una cuestión tan grave como la de ahora. Hace 25 o 30 años mataron a un dirigente político de apellido Hurtado, pero luego no hubo ese tipo de cosas, sino hasta hace poco tiempo, y eso tiene que ver con el hecho de que el gobierno de Lasso está involucrado en gravísimos temas de corrupción y su círculo más cercano a actividades y bandas de narcotráfico. Esto explica que en las cárceles siga habiendo asesinatos masivos.

Y, rápidamente, ¿cómo se articula eso con la situación económica?

Hay gente que sigue saliendo masivamente del Ecuador por razones de la crisis económica y social que se vive. Aunque, repito, las razones por las que la gente se va se relacionan con la inseguridad.

El problema central del país, por lo menos en las principales ciudades, es que a partir de las cinco o seis de la tarde ya la gente no puede salir de sus casas. No puedes salir a un restaurante, a un cine o a cualquier sitio, porque tienes el miedo de que pase una moto y te mate. Por robarte un celular te matan a ti y a los que están contigo.

Por otro lado, la economía se está resintiendo muchísimo con el hecho de que la gente ya no salga consumir, por el miedo a la delincuencia.  

¿Cuál son las soluciones que como Revolución ciudadana proponen al país ante este tipo de situaciones?

Desde el punto de vista de los principales problemas que atravesamos, necesitamos una reconstrucción de la institucionalidad, hay que reconstruir el desbarajuste que han provocado en el país.

Otro de los principales problemas, el hecho de que el círculo íntimo del presidente Lasso esté involucrado en narcotráfico y corrupción explica los temas de la violencia política.  Una de las razones para que exista tanta violencia es porque se eliminó Ministerio Coordinador de Seguridad.

¿Cómo funcionaba esa institucionalidad que menciona?

En el Ecuador teníamos siete ministerios coordinadores, sin cartera, es decir, que solo coordinaban. En la seguridad esto era fundamental.

Hay que reconstruir esa institucionalidad, pero adicionalmente hay que trabajar en reconstruir el país, porque lo que está pasando con las carreteras, por dar otro ejemplo, es terrible. Nosotros dejamos una red vial que era la envidia de Colombia y Perú, nuestros vecinos; cuando ellos llegaban decían “qué vergüenza me da venir de dónde vengo” –hablando de las carreteras, no  del país–, con carreteras llenas de baches, mal señalizadas,  sin iluminación,  con un carril por un lado y el otro. Las carreteras que teníamos en Ecuador eran la envidia de otros países, pero ahora están destruidas, no han puesto plata ni siquiera para su mantenimiento.

Fíjate que ahora, con ese criterio absurdo neoliberal, quieren vender lo que construimos en nuestro gobierno y en anteriores también, quieren vender bancos, hidroeléctricas,  empresas telefónicas y eléctricas. Quieren extender los plazos para acogerse a la jubilación; o sea, hay muchísimas cosas que nosotros dejamos en condiciones de bienestar que las han dañado.

«Las encuestas indican que Luisa González y Andrés Arauz, el binomio de la Revolución ciudadana, están muy cerca del 40%»

¿Cómo van a reconstruir eso?   

Retomando las políticas públicas que  hicimos en la década de la Revolución ciudadana. En términos de seguridad, sabemos lo que hay que hacer: reforzar el trabajo de inteligencia –pero con gente que no sea traidora,  que no estén involucradas en la mafia y en las bandas delictuales o el narcotráfico–, recuperar el sistema de ECU 911 –que era un sistema de vigilancia con cámaras en todo el país– y coordinación entre las instituciones de seguridad, retomando el trabajo con el sistema judicial, que ha sido asaltado por el gobierno de Moreno y del Lasso.

El primer paso que hay que dar es en seguridad e institucionalizar el país. Por otro lado, recuperar inmediatamente el manejo de la economía a través de la inversión pública, para que la gente pueda tener capacidad de demanda, de consumo y facilitar las condiciones como lo hicimos en nuestro gobierno.

Cabe recuperar los servicios públicos, que han sido deteriorados en una  magnitud impensada, hablo de la salud, la educación, los servicios de gestión vehicular, credenciales, pasaportes, mil cosas en nuestro gobierno estaban muy modernizadas, tecnificadas, libres de la corrupción, y ahora están todo lo contrario.

Nosotros tenemos un recuerdo muy lindo de Ecuador como una cantera del pensamiento con el Encuentro Latinoamericano Progresista (ELAP), los diálogos que se hacían en juventudes, medios de comunicación, lo cultural. ¿Cómo está eso en la actualidad?

Ese fue uno de los límites que tuvo nuestra Revolución, había mucho trabajo en lo intelectual, en lo cultural. En la ELAP cada año convocábamos a personas del mundo para discutir los temas vinculados con el nuevo proyecto de construcción de la nación ecuatoriana, latinoamericana y caribeña. Temas que hay que volver a poner en marcha.

Respecto a los asuntos culturales, a pesar de que hacíamos mucho en lo que tiene que ver con la alegría que nuestro gobierno sintonizaba, por ejemplo los enlaces ciudadanos del expresidente Correa, que eran alegres e incluían música, siento que faltó más por empujar la actividad cultural, estimular la creatividad, la música, el teatro, la danza, las distintas expresiones artísticas. Si bien creamos un espacio en la ciudad de Loja, en el sur, un evento internacional anual que se haría allí, hasta eso ha sido paralizado.

Finalmente, ¿cómo está la relación de ustedes, como organización política nueva, con el movimiento indígena?

El movimiento indígena ha sufrido una crisis interna en los últimos tres años. No hablo de todo el movimiento indígena, sino del vinculado a la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie) y al Movimiento de Unidad Plurinacional Pachakutik. No me puedo alegrar de eso, porque es una organización social importante e histórica.

¿A qué se deben esas crisis?

Se deben a lo que pasó con la infiltración de gente de derecha vinculada con los intereses del Imperio norteamericano en el movimiento indígena. Por ejemplo, Yacu Pérez es una expresión de la infiltración, del pensamiento y de los intereses yanquis y de la derecha ecuatoriana que hizo mucho daño. Entonces ha habido disputas en la dirección de la Conaie, ahora liderada por Leonidas Iza, y me alegro de esto porque creo que es  un hombre consecuente; no tenemos que coincidir en todo, sin embargo, creo que hay una dirección y un liderazgo en respeto  del propio movimiento y de las relaciones hacia fuera del movimiento indígena.

Por otra parte, en Pachakutik, que es el brazo político de la Conaie, la crisis sigue porque hubo nuevas elecciones y un compañero de Cayambe de apellido Chumbi fue elegido presidente hace aproximadamente tres meses, pero  el Consejo Nacional Electoral (CNE) supervisó estas elecciones y no aceptó el resultado y mantiene todavía al anterior dirigente, Marlon Santi, un liderazgo que creo que le ha hecho daño al movimiento indígena. Eso dio lugar a que no tengan candidato a Presidente de la República, ni siquiera una alianza. A ese punto ha llegado la crisis en Pachakutik.

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Cris González Directora

Juan José Peralta Ibáñez
Fotógrafo documentalista, fotoperiodismo, naturaleza, video, música

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