Los desacuerdos de Nicaragua en la reunión Celac-Unión Europea

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La reunión celebrada los días 17 y 18 de julio en la ciudad de Bruselas, capital del Reino de Bélgica y sede central de la Unión Europea (UE), entre esa organización y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, (Celac), demostró que existen otros intereses económicos y geopolíticos de la Unión Europea de «amarrar» un polo regional en proceso de integración y de creciente protagonismo internacional, como lo es hoy América Latina y el Caribe. Fue una emboscada diseñada para conseguir un voto de condena a la Federación de Rusia por su Operación Militar Especial en Ucrania y, con ello, seguir intentando aislar a ese país euroasiático-ártico en la escena internacional.

La convocatoria de esta reunión estaba formalmente marcada por la agenda pendiente de la suscripción definitiva – aprobado desde 1999- de un Acuerdo de Libre Comercio entre la Unión Europea  y la Celac, pero  los representantes de la Unión Europea pretendieron modificarlo desde antes del inicio del cónclave, con la invitación al presidente Volodymir Zelensky,  a hablar sobre el tema de la guerra rusaucraniana y una declaración de condena a la Federación Rusa por la operación defensiva de desmilitarización,  desnazificacion, neutralidad y protección de las poblaciones étnico rusas en peligro de genocidio por el ejército ucraniano desde 2014 y que  incorporaron a las Repúblicas Autónomas de Donetsk y Lugansk además de otros territorios  a la nación rusa, mediante un referéndum ampliamente aprobatorio celebrado con observación internacional (boicoteados por   Occidente a través de la  UE/OTAN) en esos territorios.

Esa maniobra tramposa de los colonialistas europeos, satélites de Estados Unidos e integrantes de la organización belicista OTAN, fue denunciada en esa reunión por la mayoría de los países, encabezados por los presidentes Lula, Fernández, Petro, Díaz Canel, Ortega y la vicepresidenta ejecutiva del gobierno de Venezuela Delcy Rodríguez.  Pero quien destaco fue la representación de la hermana República de Nicaragua que, de forma firme y contundente, rechazó firmar la Declaración Final en la que se hacía, de manera manipuladora, alusión al conflicto  ruso-ucraniana; tema que no formaba parte de la agenda oficial de la cumbre, mientras se excluían temas propuestos por los “nicas” del compromiso de la Unión Europea del financiamiento para la estrategia medioambiental de la región de América Latina y el Caribe, el cese de las medidas coercitivas ilegales (erróneamente calificadas de «sanciones» ) contra Cuba, Venezuela y Nicaragua y, el pago indemnizatorio  de Estados Unidos a Nicaragua, dictado por la Corte Internacional de Justicia CIJ, por los daños ilegales causados a la república de Nicaragua por Estados Unidos, en su apoyo financiero y militar en los años 80’s del siglo pasado, a los grupos paramilitares que pretendían derrocar el gobierno legal, legítimo e internacionalmente reconocido del comandante Daniel Ortega y el Frente Sandinista de Liberación Nacional., FSLN.

Lo ocurrido, sin embargo, es que Nicaragua quedó sola en su radical denuncia de la pretensión colonialista de la Unión Europea y la negativa a firmar la declaración final, lo cual  no supone una crisis dentro de la Celac pero sí el rompimiento de una regla de oro de esa organización panestatal regional: El consenso como base de la aprobación de los acuerdos de sus miembros.

Con ese resultado, no es difícil inferir que el congelado Acuerdo de Libre Comercio Celac-UE, seguirá en el freezer de la diplomacia porque, lo aprobado hace 24 años está muy lejos de expresar los cambios geopolíticos que hoy se vienen abriendo paso en el planeta Tierra con el quiebre de la hegemonía unipolar de Estados Unidos y sus satélites europeos, el fortalecimiento económico de los países Brics (Brasil, Rusia, China y Suráfrica) y los más de 20 países interesados en incorporarse), el desplazamiento paulatino pero irreversible del dólar como moneda internacional de pago y el desafío militar y científico-técnico que supone la alianza estratégica entre la Federación de Rusia y la República Popular China.

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Yoel Pérez Marcano Venezolano, exembajador en San Vicente  y las Granadinas y Belice

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