Evidencias de la desdolarización
El JP Morgan, el principal y más grande banco de los Estados Unidos, confirma una situación que ya fue anunciada por el Brics y mandatarios latinoamericanos como Lula da Silva de Brasil, Alberto Fernández de Argentina y Luis Arce de Bolivia, que está en marcha una desdolarización a nivel mundial.
El uso del dólar como reserva se redujo levemente del 88%, mientras que su uso en los intercambios comerciales declinó hasta alcanzar un 58%. Si bien es mayor al 7% que representa el yuan, este cambio en la estructura monetaria es indicio de la desdolarización.
La desdolarización responde a la violencia que ejerce la dominación de Washington a través de medios monetarios para transferir su crisis a los países que usan el dólar. La dimensión política y militar no está separada, pues la escalada de la guerra Rusia-Ucrania y las amenazas occidentales a China configuran un escenario de otro eventual conflicto bélico, que es la expresión de la economía.
Potencias occidentales reafirman su posición contra Rusia y amenazan a China
De la Cumbre de Jefes de Estado de Gobierno del Concejo de Europa en Reikiavik, a mediados de mayo, surgió una pregunta muy curiosa al interior de la propia Europa: ¿qué rol está jugando el Viejo Continente en el escenario global actual?
Los resultados de dicha reunión no fueron sorprendentes, sobre todo en cuanto al pleno apoyo a Ucrania y las amenazas a Rusia. Pero los jefes de Estado fueron un poco más allá. El primer ministro de Inglaterra, Rishi Sunak, sintiendo ser un enviado del Paraíso, condenó a Moscú, apoyó a Kiev y salió de su escondite para alertar sobre el supuesto riesgo que representa China por sus logros económicos para el mundo occidental; se podría decir que empezó a enfilar la artillería contra el gigante asiático con el argumento de que es peligrosa por ¡el crecimiento de su economía! Suponemos que esto acercará a Sunak a la Unión Europea (UE) nuevamente y que los Estados Unidos cuentan con un aliado incondicional.
Europa: ¿de colonizador a colonizada?
No es fácil comprender la inversión del rol histórico que jugó Europa como colonizador de gran parte del planeta con el que le toca enfrentar en un conflicto en el que los Estados Unidos interviene generando una disputa con Rusia, destruyendo la red casi natural de abastecimiento de energía europea, obligando a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) a donar armamento y recursos a Ucrania, generando una crisis económica continental y una recesión en su principal economía, que es Alemania, empujando a Occidente a un enfrentamiento con el Kremlin que quizás cause un efecto boomerang. No es un pequeño país presionado por los organismos financieros internacionales, ¿se trata de una región que históricamente ha creído en la libertad, la soberanía, la solidaridad?
Pero ese solo fue el preludio de la reunión del G7, llevada a cabo en Hiroshima, donde el que tenía que ser un homenaje a las víctimas de la bomba atómica solamente hizo recordar la prepotencia con la que los Estados Unidos concluían su intervención en la Segunda Guerra Mundial mostrando toda su brutalidad innecesaria.
Esta vez los países participantes repitieron su apoyo a Ucrania, amenazando a Rusia con la derrota definitiva, y nuevamente apuntaron a China como una amenaza y la ultimaron interviniendo en un problema nacional al abogar por la independencia de Taiwán.
Todas las reuniones hechas para anunciar la necesidad de profundizar el apoyo de Europa a Ucrania no lograron garantizarle a Zelenski su participación inmediata en la OTAN.
¿Cuál es la situación política?
La continuación de la guerra Rusia-Ucrania está debilitando a Europa, pero también neutraliza al principal posible aliado de China, mientras que los Estados Unidos continúan armando a Taiwán bajo el pretexto de velar por su democracia; solo este imperio puede permitirse fomentar guerras y conflictos totalmente “justificados”.
Australia está presta a enviar drones a Taiwán, los aliados de los Estados Unidos en el Este asiático se van alineando para la defensa de la isla. Probablemente estamos viendo una preparación similar a la previa del conflicto entre Rusia y Ucrania, esta vez entre China y Taiwán. La Casa Blanca esgrime que la tecnología e inversión en Taiwán tiene un vínculo muy estrecho con el capital norteamericano. Quizás ambas razones sean las que van configurando las tensiones en esta región.
Por su parte, China no cederá porque Taiwán es considerada parte de su territorio, a pesar de que es menos conveniente para ella ya que su crecimiento y ampliación de su área de influencia comercial a nivel mundial se desenvuelven óptimamente en una situación de paz.
Economía y referentes monetarios
Luego de un período de crecimiento económico generalizado como parte de la recuperación de la crisis provocada por la pandemia, se ha producido una inflación que se agrava con el encarecimiento del precio de los alimentos, los carburantes y las dificultades de las cadenas de suministros provocados por la guerra Rusia-Ucrania.
La Reserva Federal estadounidense (FED) ha elevado las tasas de interés para controlar la inflación, la que, a un ritmo menor del esperado, habajado. Las altas tasas de interés han ejercido una presión muy fuerte sobre la liquidez de su propia banca con la quiebra de tres bancos en los Estados Unidos y uno en Suiza.
El efecto de la apreciación del dólar afecta a todas las economías del mundo, porque muchas tuvieron que devaluar. Este mecanismo que aparece como una decisión técnica, en realidad le permite a los Estados Unidos transferir su inflación y el costo de su déficit comercial por la baja productividad de su industria al conjunto de las economías en las que el dólar es un referente.
Lo que sucede es que la economía estadounidense es menos productiva que otras, lo cual es encarado por esta superpotencia a través de la impresión casi ilimitada de dólares frente a su debilidad productiva, a la par que su hegemonía se basa en su poderío militar y la imposición política.
Alternativas al poder y violencia del dólar
El señoreaje y poder del dólar no es otra cosa que la expresión económica de su violencia político-militar. La intensificación de esta violencia es resultado de esa debilidad estructural de la economía del dólar.
Frente a esa violencia del dólar, expresada en la expoliación de las economías, la transferencia de su inflación y su crisis, la incertidumbre, es que los países están buscando alternativas a nivel mundial. Por eso es comprensible el incremento de la demanda del oro, la intensificación de las transacciones en otras monedas, incluidas las criptomonedas.
Hace una década era imposible pensar que se cuestionara el uso del dólar en las transacciones; recordemos que este fue un motivo para la invasión a Irak, el dólar parecía consagrar la validez y el valor de toda la riqueza mundial. Ahora parece hacerse visible la violenta objetividad espectral del dólar como dinero mundial.
El uso del yuan
La estrategia de China, obviamente, es fomentar el uso del yuan en relación al dólar. Dentro de esa estrategia ha ido sumando una cantidad muy grande de socios comerciales, y está impulsando una moneda digital propia. Posee, además, una alternativa al Swift y ha desarrollado una conectividad financiera global.
El uso del yuan alcanza apenas al 5% del mercado global, pero representa más del doble del uso que existía en el mismo período durante la gestión pasada. La velocidad con la que está abarcando el comercio y la decisión (rebelión) de unas cuantas economías de sustituir al dólar muestra la tendencia para los próximos años.
Todavía el dólar no será sustituido como dinero mundial, las calificadoras como Moody’s y la teoría económica neoclásica aseguran que el “dólar persistirá”, pero la tendencia a su sustitución es indudable y será más evidente en la medida que su crisis se acentúe.
China posee una parte considerable de títulos del Tesoro estadounidense, empezó a comprar bonos en el año 2000, cuando se aprobó su ingreso a la Organización Mundial del Comercio (OMC), lo que significa que una parte de la inversión china está en la deuda de los Estados Unidos. Sin embargo, existen períodos en que vende bonos para priorizar el yuan.
Aumento del uso del yuan en América Latina
En América Latina se han explicitado las iniciativas para avanzar en alternativas monetarias con China, a fin de buscar variantes al aumento de la demanda de dólares y las consecuencias negativas que tiene el uso de esta divisa en las economías locales.
Ya en el año 2015 China firmó acuerdos con Chile para hacer intercambio de inversiones y divisas, en la búsqueda de la apertura de un banco de compensación en yuanes.
El presidente Lula da Silva, en la reunión de los Brics, se pronunció por la sustitución del dólar para los intercambios firmando varios convenios con China, incluso posesionando a Dilma Rousseff como presidenta del Bando de Desarrollo de los Brics, que impulsará créditos, financiamiento y transacciones en monedas nacionales y no en dólares. Por otra parte, Brasil ya tiene como principal divisa internacional de reserva al yuan.
Luego de esta posición de Brasil, Argentina anunció el uso del yuan para el pago de las importaciones de China y otros países que van utilizando esta alternativa, cuidando el nivel de sus reservas internacionales y diversificándolas frente al aumento de demanda de dólares.
El presidente Luis Arce en Bolivia planteó que esta es una tendencia efectiva en la Región y China anunció el interés de establecer banca en el país. Si asumimos que existe la necesidad de material monetario de reservas y la sustitución de divisas para el comercio, es obvio que las transacciones en otras monedas, especialmente en yuanes, se irán incrementando paulatinamente, dando paso a una opción efectiva.
Finalmente, la inclinación por el uso del yuan es una búsqueda de alternativas a la crisis del dólar y los impactos negativos que provoca sobre las economías latinoamericanas. Pero también es una reacción de defensa de las economías latinoamericanas en respuesta a un sistema monetario imperialista que utiliza la moneda y las instituciones financieras internacionales para preservar y profundizar la explotación y el despojo de las economías periféricas por parte del capital transnacional occidental con base nacional en países de Occidente.
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Gonzalo Gosalvez Boliviano, economista
