Después del fracaso de la visita de Blinken, a China para modificar el curso de ese portaaviones, Biden debe abrir el juego a escala global.
La reunión de la OTAN permitirá ofrecer a Rusia un mal acuerdo y tantear su disposición a permanecer en las posiciones actuales, sin otras garantías que el no ingreso de Ucrania -por ahora- a esa alianza militar que controla a Europa.
Biden, sabe que su tarea es cercar a China y que mantener esa guerra ya no le proporcionará beneficios a Estados Unidos.
Otra cosa es lo que piensen sus vasallos… perdón, quise decir aliados europeos.
El presidente francés Emmanuel Macron, quien acusaba a la OTAN de muerte cerebral, padece de esa misma enfermedad. Los dirigentes socialistas, pacifistas y liberales de Alemania hacen lo opuesto a sus supuestas ideologías aceptando un camino suicida para sus economías ya en recesión y problemas inflacionarios. La próxima Revolución Francesa puede conmover al mundo.
En fin, con un reformismo pasado a representar in militarismo de derechas, y una izquierda nacionalista y sin iniciativa estratégica, ha llegado el momento esperado del neofascismo.
¿Quién los detiene en Europa, Estados Unidos o China?
China seguirá su curso, el que no puede ser detenido por el boicot tecnológico de Estados Unidos.
Es por ello que, Estados Unidos después de absorber a Europa promoverá -descaradamente- en los próximos meses la recesión mundial. Ella es su única salida para contener la expansión
China a los mercados del mundo y asegurar su control sobre los restos del imperio anglosajón, que comparte con Reino Unido (UK)
¿Guerra total a futuro?
Nada de eso, el imperio desea perdurar, usando como carne de cañón a todos sus vasallos antes de una debacle inmediata total.
Chile, puede dormir tranquilo, el paraguas imperial sólo lo necesita para importunar a sus vecinos…por ahora.
Esta semana amanecerá en Vilnius y sabremos las directrices del imperio.
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Rafael Kries Chileno, economista
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