Juan Guaidó, quien a principios de 2019 -en su calidad de diputado- fue elegido para dirigir la Asamblea Nacional, cargo que aprovechó para erigirse desde una plaza pública de Caracas (sin elección, ni consentimiento del pueblo, ni de las instituciones del Estado) como “Presidente encargado de Venezuela”, figura que no existe en la constitución de la nación, por lo tanto, carente de legalidad y de legitimidad. Aun así, contó con el respaldo de varios países encabezados por Estados Unidos y sus aliados de la región, para ese momento Colombia, Argentina, Chile, Brasil, Perú, y los europeos con España a la cabeza. Sin embargo, el 22 de diciembre de 2022 fue destituido del cargo inventado de presidente por sus propios correligionarios y, anteriormente, en mayo de 2020 había sido destituido como diputado de la Asamblea Nacional.
Guaidó, desde la falsa «presidencia» encabezó durante cuatro años y varios meses una serie de eventos en contra del gobierno bolivariano que han afectado a toda la población venezolana, como el bloqueo económico, comercial e industrial, también pesan sobre él varios intentos de intervención militar al país.
Tras conocerse informaciones que desde los cuerpos de seguridad del Estado se preparaba su detención por una amplia lista de cargos, Guaidó, permaneció escondido, hasta corrieron rumores sobre su refugio en la Embajada de Francia en Caracas.
El opositor, despejó las dudas al anunciar -desde sus redes sociales- que había salido del país por “los caminos verdes” hacia territorio colombiano. Asegura que ha viajado «en el marco de la cumbre convocada por el presidente Petro» y que solicitará reuniones con las delegaciones internacionales.
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Correo del Alba