Este lunes 30 de mayo el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, durante una rueda de prensa en la Casa Blanca aseguró que su país no enviará sistemas avanzados de misiles de largo alcance a Ucrania: “No vamos a enviar a Ucrania sistemas de cohetes que puedan impactar a Rusia”.
La respuesta desde Moscú no se hizo esperar, el vicepresidente del Consejo de Seguridad ruso, Dimitri Medvedev, calificó de “razonable” la decisión del mandatario norteamericano en un momento en que las tensiones en el conflicto Rusia-Ucrania no tienen aparentemente una fecha de término. Medvedev señaló: “de lo contrario, de ser atacadas nuestras ciudades, las Fuerzas Armadas rusas deberían cumplir su promesa de atacar los centros donde se toman estas decisiones criminales”.
Biden y sus variaciones
Antes de que Rusia comenzara la operación militar especial en Ucrania los Estados Unidos parecían estar obsesionados con el inicio de una Tercera Guerra Mundial, y sobre todo con el uso de armas nucleares por parte de Moscú. No obstante, con el transcurrir de los días la fijación y el miedo de Biden a un conflicto nuclear fue desapareciendo.
Si bien al principio había una cierta moderación desde Washington, esta mesura había dado lugar a continuas declaraciones desde la Casa Blanca en las que se señalaba el envío de armamento cada vez más sofisticado a Ucrania. Recientemente el Congreso norteamericano votó a favor del financiamiento de 40 mil millones de dólares para Ucrania, dinero que será destinado en gran medida al aprovisionamiento de Kiev con material militar bélico.
A más de 100 días de la operación militar rusa Biden realiza un nuevo cambio, moderándose en la dotación a Kiev y asegurando que no enviará misiles de largo alcance que puedan golpear objetivos a 250km. En su lugar, entregará armas con un alcance de 80km.
Administración de las tensiones
Lo que observamos es una gestión de las tensiones entre las partes reales de este conflicto, es decir, los Estados Unidos y Rusia. Desde la época de la Guerra Fría, aunque no lo parezca, rusos y norteamericanos han aprendido y saben cómo administrar sus tensiones a fin que la débil cuerda que los separa no se rompa. El anuncio del no envío de armas de largo alcance por parte de Biden es un mensaje a Putin, quien en los últimos días ha señalado que su país es blanco de una guerra total, refiriéndose a una disputa en todos los ámbitos.
Es interesante que si bien están enfrentadas estas dos potencias hay ciertas reglas tácitas que se respetan, lo cual no es casual, pero que analizando las relaciones entre los Estados Unidos y China no parecen estar presentes.
Zelenski a merced de los aliados
Era de esperarse que el presidente ucraniano Zelenski no estuviera de acuerdo con la decisión de Biden. Pero el Jefe de Estado ucraniano sabe que tiene que cumplir un papel, que es el de pedirle a los occidentales que le envíen armas para su Ejército y grupos paramilitares nazistas y, claro, después de hacer una alharaca comunicacional aceptar las decisiones de los aliados.
Por ahora la supervivencia de Zelenski, tanto física como a nivel de estrategia militar, depende del flujo de armas y suministros militares que lleguen a la línea del frente. Analistas militares señalan que en el Donbás el Ejército ruso está cerca de la retaguardia ucraniana y han logrado reforzar el establecimiento de líneas de transporte logístico. Esto es importante, porque le pudiera permitir a Moscú conquistar una buena parte del Donbás, y hasta su totalidad.
Posibles razones del accionar norteamericano
Regresando al otro lado del Atlántico, si analizamos en profundidad las declaraciones y acciones del gobierno de Biden, este se ha limitado a reaccionar solo cuando los ucranianos tienen problemas, los cuales se proyectan a la opinión pública, sobre todo norteamericana, a través de los medios de comunicación occidentales, que actúan como caja de resonancia de los enfrentamientos. No obstante, al menos en las últimas semanas ha bajado la cobertura mediática del conflicto. Lo cierto es que Biden no se arriesga a cruzar las líneas rojas de Moscú y ajusta los suministros de acuerdo a las amenazas y acciones rusas.
En este punto la posición de Washington es diferente a la de otras naciones y evidentemente es una postura moderada con respecto a Londres, que no oculta su deseo de atacar a Rusia y si es posible inclusive tomar Crimea. Por su parte, Polonia ha dejado aflorar su deseo de un cambio de gobierno en Moscú.
Los europeos occidentales ante la crisis que se avecina a nivel económico, de recursos energéticos, alimentos, aunada a una posible emergencia a nivel laboral y de inmigrantes, parecen tener su mirada puesta en el deseo que el conflicto termine y se declare los más pronto posible un alto al fuego.
___________________________________________________________
Yoselina Guevara López Corresponsal en Italia