La cara “culta” de la xenofobia

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¿Cuál o cuáles podrían ser las razones detrás de una voluntad empeñada en destruir obras de gran significación cultural? La historia está llena de este afán destructor. Las razones pueden ser muchas, por lo que convendría no ensayar una respuesta a esta pregunta sin antes referirse a un caso concreto.

En esta ocasión, son al menos dos los acontecimientos que llaman la atención: el primero gira en torno a la exclusión de “cualquier editor oficial de la Federación rusa” de las Ferias Internacionales del Libro. Esta decisión fue dada a conocer por medio de un desplegado de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, México en la red social Facebook. Ahí también se declaró que invitarían a “editores y autores de Ucrania a exhibir sus títulos” en las Ferias sin costo alguno.[1] Lo primero que se dice en dicho comunicado es que se “condena enérgicamente la invasión rusa en Ucrania”, actitud bastante respetable pues, como agentes culturales, no se esperaría una disposición diferente a la que se opone al ejercicio de la violencia, en este caso, contra un país. Después, se insiste en este punto y señalan que deploran “categóricamente el uso de la fuerza por parte del régimen ruso.” Para luego concluir que, ante esto, no pueden “permanecer en silencio ni indiferentes ante la transformación de Ucrania en un campo de exterminio por parte de Rusia.” Por estas razones decidieron suspender el contacto con editores oficiales de la Federación Rusa. Esta medida resulta ser un tanto confusa, puesto que quienes la tomaron no advierten que, en los estantes de las Ferias Mexicanas, los lectores interesados no podrán encontrar obras de autores rusos de tanta importancia como Tolstoi, Chéjov, Dostoievski, Pushkin, Gógol, Turgueniev, Ajmátova, Pasternak, Solzhenitsyn, Bábel y un largo etcétera de luminarias de la literatura universal, por el hecho de haber sido editados por alguna instancia oficial rusa. Esto afecta severamente a la circulación del saber  y no toma en cuenta las necesidades de los lectores. Sobre todo porque, por un lado, las Ferias Mexicanas obstruyen una posibilidad de oferta editorial y, por el otro, no anuncian cómo atenderán los requerimientos del mercado. O sea que, como decía Cantinflas: ni esto, ni lo otro, sino todo lo contrario.

El segundo caso y más reciente, aconteció en la Semana Santa (11-17 de abril) en Zacatecas, México, cuando el director de la Banda Sinfónica de Zacatecas, Salvador García y Ortega, decidió no interpretar, como venía haciéndose por más de 25 años en el concierto de Jueves Santo, la Obertura 1812 del compositor ruso  Tchaikovsky. Sobre esto circulan dos versiones: una de ellas señala que tal decisión se debió a que resultan peligrosas y dañan a la naturaleza las detonaciones de los cañones de artillería que eran parte de la interpretación de dicha pieza[2]; la otra versión se basa en las declaraciones del propio director, donde apuntó que tocar ese himno a los rusos sería como celebrar la masacre a los ucranianos.[3]

Los involucrados en estos dos casos podrían estar alentando una creciente andanada de xenofobia, a partir de las sanciones impulsadas por Estados Unidos y sus socios a la  Federación Rusa; así como a causa de los actos de discriminación anti-rusa[4], en el ámbito de los deportes, en el universo del espectáculo y como se ha visto, en el mundo de la cultura, entre otros. Al margen de posiciones ideológicas, más allá de filias y fobias, ¿qué puede justificar golpear de esa manera a una cultura y, de rebote, estimular los prejuicios xenófobos?

El hecho de no diferenciar la política y las iniciativas condenables del gobierno ruso, con respecto a la enorme tradición cultural del gran país que es Rusia, carece por completo de justificación. Por lo demás, las Ferias Internacionales del Libro, el director de la Banda Sinfónica de Zacatecas y otros que actúan de la misma manera, toman dos grupos de rehenes: por un lado, los grandes escritores, músicos y artistas que no han sido culpables de la invasión a Ucrania y, por el otro, el gran público que tiene derecho a conocerlos y a disfrutar sus obras. Finalmente, esa actitud atenta contra un pueblo tan noble como todos los pueblos del mundo y fomenta la expresión de pasiones tan bajas como la xenofobia y el racismo.

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Donovan Arteaga Filósofo mexicano

Las opiniones expresadas en esta sección son de exclusiva responsabilidad del autor/a

Referencias

[1] https://www.somoselmedio.com/2022/03/09/26403/

2 https://ljz.mx/19/04/2022/embajada-de-rusia-en-mexico-condena-veto-a-pieza-de-tchaikovsky-en-zacatecas/

3 https://www.eluniversal.com.mx/cultura/sinfonica-de-zacatecas-cancela-tchaikosky-y-provoca-enojo-de-la-embajada-rusa4https://correodelalba.org/2022/03/03/rusofobia-y-discriminacion-la-nueva-pandemia/

 

 

 

 

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