Cifra positiva

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Cuando se habla de índices o cifras, dependiendo del área específica a que nos referimos, el aumento, disminución o variación de dichas estadísticas puede ser positivo o negativo. Así pasa cuando se observa la disminución de contagio de Covid-19, que entendemos como un aspecto positivo, o la disminución de la inflación en Venezuela; en ambos casos estas cifras son un elemento adicional para mantenernos optimistas, sustentados en la racionalidad, conscientes de las potencialidades y limitaciones reales. Igualmente pasa cuando nos referimos a la disminución de los índices delictivos en Venezuela tal como lo reflejan todos los estudios estadísticos y lo percibe la ciudadanía cada día.

El estudio del fenómeno delictivo en Venezuela, y en el mundo, es complejo por su configuración estructural y multifactorial, es por ello por lo que no se debe realizar un análisis simplista del tema. En el caso venezolano es evidente que existen distintos factores propios del fenómeno criminal y otros de la realidad del país. Todos los países buscan la mayor disminución posible de hechos que pongan en peligro los intereses de la ciudadanía y afecten los derechos individuales y colectivos, sean delitos contra las personas o contra la propiedad.

En el caso venezolano, existen distintos elementos para la disminución de las cifras de lo que fue la principal preocupación de la sociedad durante décadas, como lo son: la mayor presencia policial y de cuerpos de seguridad mediante los precintos de seguridad llamados “cuadrantes de paz”; las acciones contra grupos de delincuencia organizada; la mayor eficiencia de los entes que integran el Sistema de Justicia y la adecuación de normas en el país, todo esto con el objetivo supremo de la convivencia y la protección de los Derechos Humanos.

Adicionalmente a lo anterior, el descenso de exposición de los ciudadanos a factores de riegos derivados de la nueva realidad impuesta por el Covid-19 desde hace dos años, contribuyen a tal baja de los índices delictivos, como ocurre en algunas ocasiones durante la realización de encuentros deportivos donde los ciudadanos se mantienen en sus hogares como espectadores de éstos. Llegar a cero en algunas modalidades de hechos delictuosos, podría ser complicado y, como dirían algunos amigos sociólogos y criminólogos, sería irreal en cualquier país, pero con la aplicación de ciencia y estudio del tema sí podría mantenerse una disminución sostenida en el tiempo.

Muchas veces se asume el problema de la ocurrencia de delitos como exclusivamente policial, penitenciario o normativo, tener esa óptica limitada trae consigo un mal diagnóstico y, en consecuencia, un tratamiento errado. De hecho, algunos suponen que los delitos están ligados a lo económico y entre mayor pobreza en un país existiría más delincuencia, pero, en distintos caso, Latinoamérica demuestra que tal afirmación no es correcta.

La palabra «delito» deriva del verbo latino delinquere, que significa abandonar, apartarse del buen camino, alejarse del sendero señalado por la ley. Cuando se entiende que el fenómeno delictivo es estructural y tiene distintos factores criminógenos que hacen que alguien se aparte del buen camino, se puede asumir que su evolución y diagnóstico debe ser multidisciplinario pues, de lo contrario, solo se tendrá una visión segmentada del asunto. Se hace necesario entender qué es lo que origina estos hechos, por lo cual es propicio recordar al Profesor Alberto Binder quien indica que el delito tiene su origen en el conflicto y cada conflicto puede ser de distinta índole.

En este mismo contexto el doctor en Ciencias Sociales, Eduard Vinyamata, señala: “sin comprender los conflictos, poco podemos hacer para que estos no se reproduzcan o se transformen en oportunidades de mejorar”. Estos elementos serios, aportados por especialistas, son sumamente importantes en la actualidad, cuando con solo leer lo que se publica en redes sociales u obtener alguna información de Internet, se asume que sabemos o somos expertos en guerras, virus, pandemias, delitos o cualquier otro tema.

En el trabajo de la justicia para la construcción diaria de la paz en Venezuela existen labores pendientes, entendiendo el conflicto en sus distintas escalas como el origen del delito, por eso se debe evitar y resolver entre familias y vecinos muchos hechos, para consolidar la tranquilidad y la seguridad en las comunidades. Para ello es fundamental que se retome la Justicia de Paz Comunal prevista en la norma, pero no concretada en la realidad por distintos nudos que pudieran ser desatados por las nuevas autoridades del Poder Judicial.

Otra labor pendiente es unir en un instituto, ente o espacio permanente, a especialistas en áreas como criminología, antropología, psicología, sociología, criminalística, victimología, estadísticas criminales, policiología y derecho penal que estudien al delito desde el punto científico.  Áreas o ciencias que tienen solo segmentos del conocimiento de este, y la suma de estos segmentos de veracidad podría concretar una verdad más sustentable y real.

Para una buena planificación de las políticas criminológicas, es imperativa la recolección de datos precisos en una evaluación científica de las distintas áreas señaladas, pero la participación de la ciudadanía -que vive las distintas situaciones- es fundamental para poder tener claridad de la situación y mantener índices o cifras positivas en esta materia. La democracia participativa y protagónica no es un enunciado en las distintas labores, es una necesidad en la búsqueda de soluciones a los distintos problemas.

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Yonder Canchica Abogado venezolano experto en Derecho Internacional

Las opiniones expresadas en esta sección son de exclusiva responsabilidad del autor/a

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