Cuando lo positivo es ser negativa

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El concepto de negativo nunca fue tan positivo, parece «modo Papirri»: me refiero a los test para detectar el Covid-19… después de hacernos uno añoramos que el resultado sea negativo.

Pero ante la realidad, no virtual, es que el resultado no sea extrapolado al cotidiano no podemos seguir negativos. No digo que no seamos conscientes y tomemos todas la medidas posibles, además de las vacunas, por supuesto. No es lo mismo alguien que no haya recibido una dosis y se infecte de esta nueva variable ómicron, que una persona vacunada con dos o tres dosis; con esta última hay más probabilidad de que si te contagias los síntomas sean más leves o inexistentes. Sin ninguna dosis, el peligro es inminente y el riesgo altísimo. Tenemos que luchar contra tanta adversidad, mala onda, temores, entre tantas cosas surgidas a partir de esta pandemia “bíblica”. Gobiernos y Estados que son una vergüenza, porque han sido incapaces de velar por su pueblo, de crear un sistema de salud confiable y que responda a los requerimientos de esta nueva realidad.

Necesitamos una alta dosis de optimismo y empatía, de solidaridad, para enfrentar la pandemia que se ha instalado por tanto tiempo y que sabemos que ante cualquier descuido, por leve que sea, podríamos infectarnos. Sin embargo, como seres gregarios que somos hace falta encontrarse, cuidarse, reunirse, abrazar a quienes amamos. Las medidas de protección, la distancia e higiene, aunque repetitivas, siguen siendo las grandes recomendaciones. El doble barbijo (el uso correcto de este) y tratar de demorar lo menos posible en espacios cerrados, en sitios como el minibús o cualquier medio de movilidad colectiva, incluso en un supermercado o tiendas.

Necesitamos cuidarnos y cuidar de las y los demás, de la familia, amigos, entorno. Pensamos que la pandemia estaba superada y el Covid nos pasó la cuenta. Son tiempos difíciles, pareciera que los fines de siglos han sido todos así, desde la Revolución francesa, en el mundo occidental moderno. El siglo XIX estuvo marcado al principio por las guerras de independencia en América Latina, que diezmaron la población; el siglo XX dos guerras marcarían la historia universal la Primera Guerra Mundial (1914-1918) y la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), entre medio la Revolución Rusa (1917), la Guerra Civil Española (1936-1939) y la pandemia de gripe de 1918, también conocida como gripe española, que mató entre 50 millones y 100 millones de personas se calcula.

Este comienzo del siglo XXI, siendo optimista, que es lo que quiero ser para aliviar tanto estrés causado por la contingencia, no ha sido tan terrible. Lo que sí creo es que no podemos perder las esperanzas: en el dos mil, en sus primeros años, hubo una década ganada para los pueblos de una América Latina y Caribe que vuelven a recuperarse… si trabajamos para que nunca más nos golpeen, bloqueen ni acosen a nuestros pueblos, podemos mirar el futuro con la seguridad que todo será mejor.

Los países del llamado bloque socialista o progresista, a pesar del terrible bloqueo han logrado resolver las situaciones más extremas presentadas por la pandemia, incluso Cuba crea al menos cinco vacunas, y sus sistemas de atención primaria han resultado vitales para detener el avance de los contagios y la mortalidad es menor.

En fin, aún cuando las noticias de la masificación del virus al día de hoy hay que mantener la mente positiva, a la espera que pronto los resultados del test para detectar covid sean negativos. Una vez más mi admiración y respeto a quienes desde los hospitales, laboratorios y centros de salud luchan día a día contra este virus que nos cambió la vida. Un jallalla a todo el personal de salud.

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Cris González Directora de Correo del Alba

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