La otra pandemia que vivimos y de la que nadie habla

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Vivir en una ciudad aumenta nuestro nivel de estrés, provocado a veces por el transporte público, el ritmo de trabajo, la demanda de atención de las personas, algo que se incrementó de forma exponencial con la pandemia y el miedo al contagio y contagiar a seres queridos, estar en contacto inevitable con mucha gente (transporte, restaurantes, gimnasios), obligando a una parte de la población a quedarse en casa y vivir con miedo e incertidumbre.

El estrés es una patología que causa varios síntomas físicos que puede simular enfermedades en sistemas como el respiratorio, el músculo esquelético, el cardiovascular, el digestivo, entre otros.

Al funcionar mal los químicos cerebrales y la conexión eléctrica el cerebro manda mensajes erróneos a nuestro cuerpo, produciendo falta de sueño, contracturas musculares, dolor de cabeza, aumento de la presión arterial, incremento de palpitaciones cardiacas o musculares. Pero entre los síntomas principales y subestimados son los que en psiquiatría se denominan “pensamientos intrusivos”, es decir, que se instauran en la persona todo el día con intensidad, sobrepensando infinidad de probabilidades pesimistas o incluso fatalistas, incapacitándonos en la vida cotidiana, la que al complicarse nos induce a una depresión en tanto va consumiendo nuestra energía y modificando la producción de neurotransmisores.

Respecto a las ciudades, es importante recordar lo que mencionó el Secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres, en su prólogo al Informe ONU-Hábitat, cuando indica que “las ciudades son motores de dinamismo e innovación y pueden ayudarnos a superar los déficits de desarrollo. Pueden encabezar reformas hacia un nuevo contrato social para abordar la pobreza, fortalecer la protección social, restaurar la confianza pública y llegar a las personas marginadas o discriminadas”. Sin embargo, no se debe dejar de lado los altos niveles de angustia, estrés y ansiedad que se generan en los habitantes de las ciudades, quienes llevan un ritmo de vida en ocasiones excesivamente acelerado y con grandes presiones de ámbito laboral, personal y familiar. En ese sentido, para que una ciudad pueda ayudar a superar los déficits del desarrollo se requiere estar saludable mentalmente y esto se puede llevar acabo siguiendo las recomendaciones que se alzaron en artículos anteriores, donde hablábamos de la higiene del sueño y ordenar hábitos como la alimentación, el descanso, las horas de trabajo, etcétera, o, de ser necesario y en dependencia del caso, mediante la atención en psiquiatría o psicólogos clínicos.

Aunque la Organización Mundial de la Salud (OMS) se había pronunciado acerca del tema de salud mental en la pandemia, asegurando que se acercaba una segunda pandemia silenciosa de problemas en salud mental y pidiendo dar mayor valor a este ámbito, quedando a tarea de cada persona estar atentos a los síntomas ya mencionados, mismos que siempre han estado desplazados a un segundo plano sobre la salud, y que nos afectan directamente en nuestro desenvolvimiento laboral, personal y familiar, repercutiendo en distintos niveles.

Si bien al mes en que se escribe este artículo se siente un descenso en la agresividad del Covid-19, gracias a los avances en vacunación a nivel mundial, no debemos bajar la guardia en cuanto a nuestra protección personal, y para sentirnos más seguros en medio de la pandemia necesitamos conocer claramente cómo podemos cuidarnos ante el virus y continuar con las medidas establecidas como el lavado constante de lavado de manos,  el uso de alcohol al 70%, tratar de evitar lugares con hacinamiento y mantener el uso del barbijo, el cual debemos tener mucho cuidado en manipularlo después de varios minutos de uso y, de ser necesario ajustarlo, desinfectarnos las manos antes de tocar la ropa, celular o cualquier objeto de nuestra pertenencia.

La pandemia nos ha dejado grandes lecciones, pero por sobre todo cabe conservar la resiliencia que nos ha permitido llegar hasta este punto, donde cuidar de nuestra salud, incluida la salud mental, es más importante que nunca.

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Yesenia Molleda Psiquiatra boliviana

*Puedes buscar más información de salud mental en Facebook: Dra. Yesenia Molleda Psiquiatra / en Instagram: dra.psiquiatra.yesenia / escribiendo al número: +591 71527856 o al correo: cyeseniam@hotmail.com

Juan José Peralta Ibáñez
Fotógrafo documentalista, fotoperiodismo, naturaleza, video, música

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