El pasado 19 de septiembre celebramos con regocijo el centenario del nacimiento de Paulo Freire, pedagogo e investigador brasilero reconocido ampliamente por sus valiosos aportes a la educación. En sus diversas publicaciones e interlocuciones, se dedica a concienciar a las educadoras y a los educadores sobre la importancia de empoderarse desde una pedagogía crítica, liberadora y esperanzadora, que rompa las cadenas de la opresión, las desigualdades y la exclusión, derivadas del modelo educativo capitalista.
Sus propuestas han sido significativas para el proceso de construcción del modelo educativo bolivariano y se relacionan armoniosamente con la visión pedagógica de nuestros principales referentes, como el maestro Simón Rodríguez, el Libertador Simón Bolívar y de las maestras y los maestros de la contemporaneidad, Luis Bigott, Belén Sanjuán, Luis Beltrán Prieto Figueroa, Aristóbulo Istúriz, entre otras y otros.
El maestro Freire en su obra Pedagogía de la Autonomía, publicada en 1997, plantea lo siguiente: “Enseñar exige reflexión crítica sobre la práctica. Es pensando críticamente la práctica de hoy o la de ayer como se puede mejorar la próxima”. En consideración, el Ministerio del Poder Popular para la Educación en Venezuela, viene impulsando numerosas experiencias formativas e intercambios de saberes, con el fin de movilizar a las maestras y a los maestros desde lo humano, en un proceso de reconocimiento y reflexión de la práctica, investigación, desarrollo de propuestas innovadoras, entre otras iniciativas, que convierten el hecho educativo en un proceso de transformación social, en el cual se interrelacionan la escuela, la familia y la comunidad.
De este modo, se ha ido consolidando progresivamente una nueva escuela centrada en las necesidades e intereses de las y los estudiantes, vinculada a su contexto familiar y comunitario, lo que convierte el proceso educativo en un proceso socializador, integral e integrador, que promueve la identidad, el sentido de pertenencia, el reconocimiento geohistórico, la creatividad, la productividad y el desarrollo de una conciencia crítica, lo cual establece una clara diferencia con otras prácticas educativas tradicionales, que limitan, reprimen y coaccionan la libertad. En este aspecto, Freire coincide con el maestro Luis Beltrán Prieto Figueroa, quien asegura que: “Formar al hombre (y a la mujer) libre en libertad, determina el movimiento de la escuela progresiva o nueva”.
Freire también comparte con el maestro Luis Bigott su visión pedagógica descolonizadora, puesto que ambos plantean la necesidad de desmontar el persistente sistema educativo servil a los intereses imperiales, que pretende convertir a la escuela y al magisterio en un medio para el sometimiento y sobreexplotación del pueblo. Para enfrentar esta constante amenaza es importante que las maestras y los maestros comprendamos la importancia de ejercer nuestro liderazgo en el proceso educativo, como sujetos políticos de cambio.
Las maestras y los maestros debemos interesarnos en todo lo que acontece en nuestra patria y en el mundo, y desde el amor, el ejemplo y la curiosidad despertar este mismo interés en nuestras y nuestros estudiantes porque, como expresó Freire en su publicación Cartas a Quien Pretende Enseñar: “enseñar no puede ser un simple proceso (…) Al estudio crítico corresponde una enseñanza también critica, que necesariamente requiere una forma crítica de comprender y de realizar la lectura de la palabra y la lectura del mundo, la lectura del texto y la lectura del contexto”.
Extiendo la invitación a todas y todos a que sigamos estudiando el amplio repertorio pedagógico de Paulo Freire y consideremos sus aportes en la reflexión de nuestra práctica, lo que seguramente nos motivará a inventar o innovar métodos y estrategias transformadoras, orientadas a garantizar una educación que esté verdaderamente al servicio del pueblo, con calidad y pertinencia.
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Gisela Toro de Lara Educadora venezolana