Patricia Hermosa es una mujer joven de un gran temple, demostrado sobre todo en los días aciagos del golpe de Estado contra el entonces presidente Evo Morales en 2019 y luego en su detención por más de siete meses en 2020. Esta abogada tarijeña es la actual directora del Servicio General de Identificación Personal (Segip), entidad que recibió desmantelada y con una lista de personas perseguidas, entre las que figuraba la pequeña Alba García Fernández, de dos años de edad, hija del exvicepresidente Álvaro García Linera.
Patricia trabajó por 10 años como jefa de Despacho de Evo Morales y es una de las personas más cercanas a él.
Durante la dictadura nunca pensó que podría ser detenida, ni menos acusada y encarcelada por terrorismo, sin mayores pruebas que unas llamadas telefónicas que le realizó el exmandatario. En la prisión de Obrajes, en La Paz, a la que ingresó embarazada, producto de las condiciones y el trato indolente de quienes desde el gobierno de facto se ensañaron contra ella, encadenada, aislada en una celda, se le violaron todos sus derechos de manera flagrante, a decir del abogado y experto en Derechos Humanos Denis Racicot, quien aportó sus conocimientos a la causa de su liberación. Producto de una suma de situaciones afrontadas en el presidio, sufrió un aborto y su desolación remeció a mucha gente que encabezaría una campaña por su libertad. Esta mujer sensible pero de acero, no guarda resentimiento alguno, ni menos odio, en la cárcel conoció en profundidad las condiciones en que se desarrolla la vida de mujeres e infantes, solidarizó con la situación de otras privadas de libertad y hasta hoy las visita.
Patricia, en entrevista exclusiva con Correo del Alba, da su testimonio de cómo vivió los últimos días en su cargo, la cárcel y su esperanza en el futuro.
¿Qué hacías en 2019? ¿Dónde te encontrabas en octubre, previo a las elecciones presidenciales? ¿Qué hiciste en la jornada electoral y los días inmediatamente posteriores?
Tenía el cargo de Jefa de Gabinete del presidente Evo Morales. Con él trabajé por más de 10 años. A finales de octubre sentí que muchas personas le estaban mintiendo al Presidente, en especial desde el mando militar, de la Policía. Recuerdo cuando atacaron a Patricia Arce, que en ese entonces era la alcaldesa de Vinto, que la hicieron caminar descalza, le cortaron el cabello, le echaron pintura, por ser una figura emblemática de nuestro partido político. El Presidente se reunió con todo el mando policial para preguntar por ella y le dijeron que ya la habían liberado. Estábamos sentados frente a frente y le dijeron eso, mientras me llegaban las imágenes y los videos en vivo de que la seguían torturando, y le dije: “Presidente, tengo imágenes en vivo, no es verdad lo que le dice la Policía”. Ahí empecé a darme cuenta de que ellos le estaban mintiendo, que tenían otros planes, al igual que los militares.
Recuerdo que empiezan a llegar varios grupos del Oriente y amenazan a nuestras organizaciones sociales, se apoderan de las calles. Eran grupos paramilitares. En Santa Cruz hacen “cabildos” –así llamados por los Comités Cívicos, pero realidad sin representación alguna los que convocan–.
¿Cómo tomas conciencia de que había un golpe de Estado?
Más que enterarme, lo he vivido. Nosotros ganamos las elecciones de octubre de 2019 y, sin embargo, estos grupos empiezan a llamar a la resistencia; el mismo excandidato a la presidencia Carlos Mesa llama a la gente a que resista, cuando claramente habíamos ganado. Empiezan a quemar las ánforas, incendian Cortes Electorales Departamentales en Santa Cruz, en Sucre. Empiezan a rodear la Plaza Murillo, ya no se podía ingresar. En ese momento habíamos empezado a vivir un golpe de Estado sin darnos cuenta.
¿Qué pasa el 10 de noviembre de 2019?
El Presidente se ve forzado a renunciar y a exiliarse para salvar su vida. El día 10 va a la ciudad de El Alto, tenía varias reuniones. Aún no había renunciado, seguía siendo presidente y no le permitían usar ni subir al avión. Fue un momento de mucho caos, porque el Presidente tenía seguridad militar que era del Ejército, y llegaron militares de la Fuerza Aérea. La gente de su seguridad me decía que estaban muy asustados, porque los militares de la Fuerza Aérea estaban armados.
El Presidente estaba habituado a tener reuniones en el hangar presidencial que está en las instalaciones de la Fuerza Aérea. Él aprovechaba, cuando tenía algún viaje, para hacer ahí reuniones rápidas. Antes de salir tuvo una reunión y le dijeron que no podía usar el avión presidencial, esto antes de renunciar.
¿Cuál era la idea o la intención que tenían?
Imagino que atentar contra su vida. Ese día, después de tanta negociación, salió el avión y tenía que aterrizar en el Aeropuerto Internacional de Chimoré. Allí la gente de El Chapare lo estaba esperando para protegerlo. Pero los militares lo llevan a una base aérea que ni siquiera se utilizaba. Hacen eso para retenerlo, pero la gente al ver que el avión no aterrizaba en el Aeropuerto Internacional se moviliza inmediatamente y van hacia la base aérea, por suerte la distancia no es mucha.
¿Qué opinión te merece la postura de aquellas personas que hasta el día de hoy sostienen que no hubo un golpe de Estado?
Bueno, realmente son personas que no lo han vivido como lo hemos vivido nosotros, con varias autoridades que han sido perseguidas, obligadas a renunciar. El caso del exdiputado Borda, a quien le secuestraron al hermano, lo torturaron, le quemaron su casa. A nuestro exministro de Minería, César Navarro, también le quemaron su casa, y no conformes con eso quemaron la casa de su madre. A Adriana Salvatierra no le han permitido ingresar a la Asamblea los policías, hay videos donde se le ve que le dan tirones hasta romper su ropa y no pudo ingresar allí. Yo pienso que si el presidente Evo Morales no se iba del país atentaban contra su vida. Al irse al exterior ha protegido su vida y la del Vicepresidente.
¿Por qué no optaste por irte del país?
Porque la verdad nunca pensé que no íbamos a estar en un Estado de derecho, no he cometido ningún crimen, ningún delito, entonces no creía que me pudieran meter a la cárcel por nada; porque si yo hubiese cometido un delito me hubiesen puesto bajo la figura de los delitos comunes, con los funcionarios públicos, que puede ser por corrupción o uso indebido de influencias. Pero a mí se me acusa de terrorismo, un delito totalmente inventado.
¿De qué te acusan en la Fiscalía?
Es muy absurdo mi tema, porque me acusan de terrorismo, sedición y financiamiento al terrorismo, sin ni una prueba; la única prueba que ellos tenían era que había sostenido llamadas telefónicas con el expresidente Evo Morales, con quien he trabajado 10 años. ¿Cómo no podía mantener una comunicación con él? Es absurdo. Y eran llamadas desde cuando ganamos las elecciones en octubre, en noviembre, además.
Sin que yo tramite nada, con ningún abogado defensor, la Fiscalía emite un sobreseimiento. En Bolivia se emite cuando no se ha encontrado ninguna prueba, el mismo fiscal pide que se cierre el caso. Entonces no tengo que ir a la Fiscalía porque era un proceso totalmente político. Antes nunca tuve una expresión en la prensa, nunca fui a marchar, nunca llamé a esos medios a que se alcen, porque eso sí es terrorismo, eso es sedición, nunca hice un atentado contra el Presidente, contra algún ministro, contra nadie, me inculpaban por delitos totalmente absurdos.
“A finales de octubre sentí que muchas personas le estaban mintiendo al Presidente, en especial desde el mando militar, de la Policía”
¿Cómo es el episodio cuando vas a presentar la candidatura de Evo Morales en diciembre de 2019, estando ya el gobierno de facto?
En mi calidad de abogada, en diciembre empecé a trabajar con el doctor Wilfredo Chávez en su estudio jurídico. El expresidente Evo Morales nos contacta para que podamos presentar su candidatura para senador y nos manda desde Argentina un poder. Presento ese poder a la Cancillería y me lo revalidan porque cumple todos los requisitos, apostillan el documento y voy a Presidencia para pedir algunos papeles y presentar el poder. Me doy cuenta de que me seguían y empiezo a tramitar los papeles en todas las instituciones, todo lo necesario para la inscripción. El día que ya tenía todos los documentos y debía entregárselos al doctor Chávez, porque él estaba como encargado político ante la Corte Electoral y debía hacer la inscripción de los candidatos a nivel nacional, cuatro personas de civil me detienen; les digo que me presenten la orden de aprehensión, responden que no tenían, les informo que no me pueden detener, y me advierten que van a utilizar la fuerza. Estoy en la calle como 30 minutos, ellos no me subían a su vehículo ni me dejaban caminar, llegó el coronel Rojas, que era el director nacional de la Fuerza Especial de Lucha contra el Crimen (Felcc), y me quita los documentos de la mano. Me conducen a una camioneta que estacionan detrás de las dependencias de Felcc, me tienen como media hora sin dejarme salir, les digo que estoy embarazada y que necesito ir al baño, y me responden que si tengo alguna necesidad la haga en la camioneta. Me llevan a la Policía y después a celdas judiciales, pido que se me haga una acta con lo que se me ha quitado –es lo que corresponde– y no me responden, pasan una o dos horas y mi familia se preocupa porque yo había prácticamente desaparecido.
Dormí en esas dependencias. Ya me habían robado el poder y la libreta de servicio militar original del presidente Evo Morales, todos los requisitos para tramitar su candidatura. El robo de la libreta hace que lo inhabiliten porque era uno de los requisitos de la Corte Electoral la presentación de la libreta original; después me mandan a la cárcel de mujeres en Obrajes.
Desde ese momento quedas detenida siete meses.
Sí, estuve detenida desde el 31 de enero hasta el 5 de agosto, cuando me dan detención domiciliaria, no libertad.
¿Qué pasó con la libreta?
Nunca más apareció, este coronel negó en la prensa que la haya tomado, dijo que nunca la tuvieron, aunque después circuló un video en que él se autograbó y donde tiene una conversación por celular con el exviceministro de Régimen Interior, Javier Issa, quien le responde que Arturo Murillo, el entonces ministro de Gobierno, ordenó quemar el documento.
¿Tú habías guardado una copia de la libreta?
Tenía una copia, pero es el original un documento indispensable para presentarse a las elecciones.
¿Qué sentías cuando caminabas por las calles de La Paz con los documentos de un hombre que estaba siendo buscado y demonizado por la dictadura? ¿Te sentías una mujer valiente?
Es que nunca hice nada ilegal, yo caminaba tranquila porque estaba trabajando, ejerciendo mi profesión, incluso el mismo poder lo he apostillado en la Cancillería con el gobierno de facto y no les quedó más que apostillarlo porque era un poder que cumplía todas las normas y estaba legalmente hecho, yo iba a todas las instituciones y presentaba el documento y tenía todos los papeles porque era parte de mi profesión. Lo podía hacer para cualquier persona, para cualquier ciudadano. Nunca cometí un delito, estaba tranquila, sí sentí que me perseguían pero creía que era para saber si se estaban haciendo los papeles o no, nunca pensé en entrar a la cárcel.
En realidad, cuando estaba en la cárcel pasaba una semana y decía “yo ya voy a salir porque yo no he cometido ningún delito”; y pasaba otra semana y decía “yo ya voy a salir porque no he cometido nada ningún delito”… pero al final me di cuenta de que pasaban los días y los meses y que era un tema político.
El castigo era haber sido cercana al Presidente.
Si bien he trabajado 10 años con el Presidente nunca fui una figura pública, nunca di una conferencia de prensa, era una persona más administrativa. Fui a la cárcel por haber trabajado con un indígena, con un presidente campesino, porque él ha limitado ciertos privilegios que tenían algunos grupos. Yo sé que él no es culpable, no tengo ningún resentimiento con él, porque lo han hecho también para castigarlo.
Cuando ya estás detenida, hay una noticia que da vuelta al mundo, estabas embarazadas y en la cárcel sufriste un aborto espontáneo. Este hecho impulsó a que en distintos lugares se comenzara a levantar la voz para agilizar tu liberación. ¿Cómo se desarrollaron estos acontecimientos?
Yo ingresé embarazada. En el momento de mi audiencia, para ver si me defiendo en libertad o detenida, aviso al juez que estaba embarazada y a él no le interesa, me envía igual a la cárcel de Obrajes, y es ahí que tuve un sangrado; pido salir a una atención médica, pero nunca me responden, incluso el exministro Murillo despide al personal penitenciario argumentando que eran del Movimiento Al Socialismo (MAS), entre ellos al personal sanitario. Deja a 200 mujeres privadas de libertad sin atención médica, en plena pandemia.
Cuando empiezo a tener sangrado me visita el coronel Rojas, fue a grabarme y amenazarme, a decirme que me ve bien y que “me ve de pie”, y que no ve la necesidad de que salga al médico. Fue a amedrentarme y a raíz de eso nunca me dieron el permiso. Pasé 10 días con sangrado y posteriormente llegó un médico que venía de otra cárcel, me examina y pide que me dejen salir al médico y el juez no hace caso; después de unos días me vuelve a revisar, emite una nota indicando que ya se me había dado una solicitud anterior para atención médica y que ahora debía ir. Pero nunca me dan el permiso para salir, y en junio –porque eso me paso en marzo–, cuando después de ese pedido de la prensa, que agradezco mucho a los medios y a las redes que divulgaron el caso, me permiten salir a una consulta de unas dos o tres horas, ahí me dicen que ya había expulsado todo y no había nada que hacer.
¿Cómo fue el reencuentro con Evo Morales?
Lo fui a recibir en caravana a Villamontes, fue muy emotivo, en los municipios lo esperaron. Siempre la oposición tenía ese discurso de que son funcionarios públicos, que todo lo hace el aparato estatal. Sin ser presidente, sin tener el aparato Estatal, sin funcionarios públicos, fueron concentraciones masivas de gente que lo ha esperado. Por donde pasaba no había evento ni acto, pero la gente lo esperaba.
Una reflexión tuya final como directora del Segip.
Mi deseo como directora de esta institución, y creo que lo he aprendido de la escuela de Evo Morales, es dejar de ser solo funcionarios y pasar a ser servidores públicos. Llegar donde la gente lo necesita, lo estamos haciendo, estamos descentralizando, hemos llevado nuestras brigadas móviles a todos los municipios, y no solo a los municipios sino también a cantones, por todos los rincones de Bolivia donde se necesita.
Estamos en 2021 y hay gente que hasta ahora nunca ha sido acreedora a ningún derecho, a ningún beneficio del Estado, por no tener cédula de identidad. Ante todo, espero que sea una institución humana y que nuestros servidores públicos se pongan en el lugar de los bolivianos y las bolivianas y que estén al servicio de ellos.
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Cris González Directora de Correo del Alba