Tras la medalla de plata en Rio 2016, obtenida con sus 14.98 m, el trayecto de la mujer de 20 años, en aquel entonces, se fijó en dos objetivos simples y concretos: romper records mundiales y tener el oro olímpico. El 1 de agosto fuimos testigos de un gran punto de llegada en la culminación de un camino de cinco años, que dejará una marca en el atletismo, las olimpiadas, en Venezuela y el mundo, con la proeza de Yulimar Rojas en un salto de 15.67 m que no será superado sino hasta próximas y muy lejanas generaciones, declarándose a grandes escaños como una de las 100 mejores deportistas del siglo XXI y siendo incluso minúsculo, a comparación de estos hechos, la puntualidad de ser una de las mejores atletas en los juegos olímpicos de Tokio 2020.
La barrera de los 15.50 impuesta el 15 de agosto de 1995 por la especialista en pruebas de salto y excampeona del mundo, Inessa Kravets de Ucrania, quedó en segundo plano tras 25 años de lucha contra los tantos centímetros de lejanía, a los que atletas de tan alto nivel con marcas sobre los 15 m han aspirado desde todo ese tiempo, tales como la Cubana Yargelis Savigne (PB: 15.28 m), la colombiana Caterine Ibargüen (PB: 15.31 m), la griega Chrysopigi Devetzi (PB: 15.32 m), la rusa Tatyana Lebedeva (PB: 15.34 m), la camerunesa Françoise Mbango Etonela (PB: 15.39 m), la británica Yamilé Aldama (PB: 15.28 m) y toda una lista de poderosas saltadoras que no llegaron siquiera a cruzar los 40 centímetros después de los 15 metros. Dando así una perspectiva de la gran hazaña que sería romper, por tan solo una décima, tal marca. A la cual por más de diez centímetros no se acercaron tan extraordinarios prospectos en los primeros 18 años.
Sencillamente, era de esperar el surgimiento de una atleta con las cualidades y capacidades físicas idóneas o mejores en “poder nato” a la excampeona ucraniana, quien estableciera un trayecto de carrera y crecimiento exponencial e inquebrantable, hasta llegar al punto definitorio de combatir la barrera decimal.
Los pronósticos se dispararon entonces. Desde sus victorias en los distintos sudamericanos, panamericanos, bolivarianos y Rio 2016, hasta los últimos cuatro años arrasando con los mundiales de atletismo en pista cubierta y al aire libre, e incluso antes del inicio de su carrera profesional en triple salto, cuando comenzó a entrenar a los 12 años con una estatura de más de 1.70 m en distintas disciplinas del atletismo, se vislumbró a Yulimar como el mejor prospecto a entrar en el escenario mundial, definiendo sus posibilidades de romper el record con su imposición de marcas, tanto en pista cubierta con 15.43 m en el campeonato mundial de España del 2020, así como en el meeting de Andújar del 2021 con 15.43 m.

Su último salto en la final fue algo perfecto, sin lugar a dudas, la velocidad en carrera de aproximación, el gran acercamiento de 2.6 cm a la tabla de batida, la prosecución, desplazamiento y transición de su explosivos pasos, el salto final, el alcance en el aterrizaje, una ejecución perfecta en la que no hubo ni el más mínimo error a señalar, fue elegante y limpio, con su fuerte en la potencia y precisión de tan largas extremidades, superando con sus demoledores 15.67 m, 17 cm por encima de la antigua marca, algo semejante a logros de grandes como Usain bolt, Eliud Kipchoge o Jan Zelezny, importantes del atletismo que rompieron paradigmas y barreras súper humanas y a quienes la saltadora de oriente se les une en tan valeroso alcance.
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Martín González Estudiante de comunicación social venezolano